La chica del tren, Paula Hawkins
- Pese a que la premisa parte de una base de la que se podría sacar una buena historia, la autora la ha llevado por unos derroteros lleno de clichés y tópicos que la hacen sumamente aburrida.
- Cuando llevas doscientas páginas de la novela te das cuenta de todo lo que esconde la trama. La persona culpable de todo se ve a leguas y pierde toda la magia que prometía. La autora no supo ocultar o, al menos, despistar al lector porque no consiguió manejar la mente y no fue dejando falsas pistas.
- Los personajes son horrorosos y cuando lo digo es que lo son. La protagonista, Rachel, es una alcohólica perdida que es hipermegadependiente de su ex marido y que no lo deja en paz. Es una acosadora de primer nivel y no supera la separación, por lo que se refugia en el alcohol y en las llamadas a su ex. Por si fuera poco, aparece por su casa en plan "Surprise motherfucker!" y te quedas con cara de tonto. Me parece machista este carácter que le quiso dar a la protagonista. Bueno, el resto de los personajes no se quedan cortos porque son para zarandearlos de los tontos que son.
- Lo que prometía ser una historia llena de acción y una page-turner se ha convertido en una historia falta de bastante ritmo y carente de misterio. Se me hizo muy larga la novela pese a las casi 500 páginas que tiene y su letra bastante grande pero es que cuando se me mete algo entre ceja y ceja soy imposible de pararlo.
- Algunos de los temas que toca la autora son muy superficiales y no hay la suficiente chicha para sacar algo bueno. De verdad, la sensación que me ha dejado el libro al terminarlo (por cabezonería) fue de alivio porque ya quería finiquitarlo.
Hasta aquí mis cinco razones para leer La chica del tren. A partir de aquí, querido lector, quiero que opines si conoces el libro, si te llama la atención y en caso de que lo hayas leído y te haya gustado, dime tus razones para recomendarlo.