Según las estadísticas de 2014 de la Unión Europea (Eurostat), las regiones más pobres de la UE se encuentran exclusivamente en Bulgaria, Rumanía y Hungría. De las 15 regiones más atrasadas, 5 son búlgaras, 5 rumanas, 4 húngaras y 1 francesa (las islas de Mayotte, un territorio de ultramar francés cercano a Madagascar que lo único que tiene de europeo debe ser la bandera de la UE ondeando). Lo que llama la atención no es que aparezcan Rumanía o Bulgaria en la lista, los dos tradicionales farolillos rojos de la UE (Bulgaria en el fondo del pozo y Rumanía dos dedos por encima), sino que lo haga Hungría y no otros países ex-socialistas de su entorno como Eslovaquia, República Checa o las repúblicas bálticas. Únicamente Polonia tiene algunas regiones en los puestos del 15 al 20, que han mejorado sus posiciones en comparación con otros años, al contrario que las húngaras.
Las 4 regiones menos desarrolladas de Hungría están entre las 15 más pobres de Europa: Norte de hungría (Észak-Magyarország, en amarillo), Norte y Sur de Alföld (Észak-Alföld y Dél-Alföld, en gris y azul respectivamente) y Sur de Transdanubia (Dél-Dunántúl, en naranja). Forman el sur y este de Hungría.
Ya he hablado anteriormente de como la economía húngara se está rezagando a niveles preocupantes, y como Eslovaquia o Polonia, que antes estaban por debajo, han sobrepasado a Hungría y se alejan de ella (veáse la entrada sobre el grupo Visegrád). No obstante, hay que mencionar también que otras regiones húngaras disfrutan de economías más boyantes, y que el país cada vez se está volviendo más bipolar. En esta lista de regiones menos desarrolladas, no es sorpresa que los territorios húngaros sean el Norte de Hungría (Észak-Magyarország) con un 40% de la riqueza media de la UE, el norte y sur de Alföld (Észak-Alföld y Dél-Alföld), con un 42% y 45% respectivamente, y el sur de Transdanubia (Dél-Dunántúl) con un 45%. En la tabla, extraída del diario húngaro Index, se puede ver la clasificación al completo:
Obviamente no aparecen en este ranking las "islas" de Sofía, Bucarest o Budapest, aisladas en su burbuja que poco tiene que ver con el resto de sus respectivos países. Como mencioné en la anterior entrada, la industria local quebró (o la hicieron quebrar, según como se mire) con la transición del socialismo al capitalismo, y las multinacionales extranjeras se han instalado fundamentalmente en las capitales en busca de mano de obra cualificada y barata procedente del resto del país. Algunas fábricas de empresas extranjeras están en provincias y pequeñas ciudades, pero nada comparable a la capital. No como en Europa occidental al menos, donde la diferencia, que la hay, es mucho menor.
La economía húngara ha sufrido en su último siglo dos heridas muy graves de las cuales no se ha recuperado, ni lo va a hacer hasta dentro de mucho tiempo. La primera fue el tratado de Trianon, hace casi un siglo, por la cual perdió dos tercios de su territorio tras la primera guerra mundial, y que partió en dos muchas regiones económicas, por ejemplo ciudades como Kassa (Kosice en eslovaco), Szabadka (Subotica en serbio), Szatmárnémeti (Satu Mare en rumano) o Kolozsvár (Cluj-Napoca en rumano), entre otras, eran importantes ciudades y cabeceras regionales que pasaron a formar parte de los países adyacentes, y muchas pequeñas ciudades que quedaron en Hungría dependían de ellas, quedando aisladas y sufriendo un revés económico enorme (lo cual influyó mucho en que Hungría tratase de recuperar dichos territorios uniéndose con Alemania en la segunda guerra mundial, gracias a la enorme chapuza de Trianon). Las provincias que quedaron del lado húngaro se reagruparon tras el tratado, pero fue una unión artificial que poco tenía que ver con la región histórica económica, cultural y social. Por el contrario los países del entorno se vieron reforzados al ganar territorios, ciudades e infraestructuras, lo cual fue una enorme desventaja para Hungría.
El otro gran golpe fue la caída del socialismo, de hecho las regiones que ahora son más pobres de Hungría fueron paradójicamente las más desarrolladas del estado húngaro socialista, ya que en ellas se asentó la industria pesada. Industria que cerró con la llegada de la economía de mercado, sumergiendo a estas ciudades y regiones en lugares donde el paro, la pobreza y la emigración reinan en la actualidad. Probablemente el ejemplo más claro sea Miskolc, la que fuera la segunda ciudad de Hungría tras un desarrollo espectacular tras la apertura de enormes acerías en la etapa socialista, que ha perdido casi una cuarta parte de la población, el paro ronda los dos dígitos (cifras muy altas para esta parte de Europa donde el desempleo es muy bajo debido a la emigración), y los programas de empleo público junto a las ridículas prestaciones de desempleo y jubilación del gobierno son el motor de la economía local. Este segundo problema es común a todos los países ex-socialistas de Europa del este, y que explica porqué se encuentran, en términos económicos y calidad de vida, muy por debajo de Europa occidental.
Lo peor de todo no es la situación actual, ya de por sí mala, sino que las expectativas, lejos de mejorar, son la del continuar empeorando, y la de una Hungría cada vez más bipolar, con una capital absorbiendo casi toda la riqueza, unas pequeñas islas económicas con importante industria (como Kecskemét con su enorme fábrica de Mercedes-Benz, o Györ con la de Audi) y el resto del país cada vez más despoblado y pobre. Muchas veces he pensado en cómo será Hungría dentro de varias décadas. Si la cosa no cambia, lo tengo claro: una Budapest gigantesca de 5 ó 6 millones de habitantes, el lago Balaton y algunos Spa salpicados (nunca mejor dicho) por las provincias como destino turístico de los ciudadanos de la capital, y el resto del país un enorme campo agrícola sin una sola alma en decenas de kilómetros alrededor. Quizás ciudades como Kecskemét o Szeged sobrevivan. Espero que mis previsiones fallen estrepitosamente por el bien del país.