“La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar.” Carl Rogers
¿Ya decidiste iniciar un tratamiento psicológico? Seguro piensas que ahora todo está en manos de la o el psicoterapeuta y del tratamiento, sin embargo como lo he mencionado en artículos anteriores, la psicoterapia es una responsabilidad compartida. Es común escuchar a quienes han estado en tratamientos psicológicos expresar frases desde “me he ha servido mucho”, “me he sentido mejor”, hasta frases como “de nada ha servido”, “todo empeoro desde que inicie el tratamiento”, etc. Incluso me ha tocado escuchar a personas que nunca han estado en un tratamiento psicológico pero su opinión se basa en lo que otras personas les han contado de sus propias experiencias y son comentarios similares.
Pues bien, el éxito o fracaso y la funcionalidad de un tratamiento son resultado de distintos factores; como el enfoque que se eligió, la o el profesionista, el deseo y compromiso de la persona consultante a la transformación e incluso las expectativas sobre el tratamiento, etc. Pero hay otros factores que no siempre son tan claros, las actitudes inconscientes, es decir, aquellas conductas que no miramos tan claramente, que manifestamos en el proceso psicoterapéutico, y no sólo me refiero a las actitudes de la persona consultante sino también a quienes intervenimos como psicoterapeutas.
En los tratamientos psicológicos operan mecanismos que tienen como objetivo proteger a la persona de situaciones que le generen conflicto, es decir, protegerla de situaciones desconocidas y que no domina, por lo que es posible encontrar que la persona consultante haga uso de ciertas actitudes que obstaculizan el tratamiento psicoterapéutico y de no ser manejados adecuadamente “sabotea” sin saberlo su propio tratamiento. También es posible que la o el profesionista desarrolle actitudes inconscientes cuyo origen radica en su posición de ser humano pero en ella/el hay una implicación de mayor responsabilidad y se ha de suponer que existe un mayor control de ello.
A continuación hago una propuesta de algunos roles que he observado en psicoterapia[1]:
- “Niñ@ desvalid@”.- Caracterizado por aquellas personas que generan situaciones donde tienen que disculparse y por tanto ser perdonados, por ejemplo llegan tarde, cancelan o no pagan y la causa de esto lo refieren a otros inconvenientes.La asistencia a las sesiones programadas y los honorarios de la/el profesionista son elementos clave en el “acuerdo de trabajo” o encuadre pues permiten delimitar el papel de la o el profesionista, el vínculo profesional y científico con las personas que acuden a consulta apoyando con ello a que no se formen expectativas, ideas erróneas o fantasiosas sobre la dimensión y la calidad de lo que representa la psicoterapia. Sí se acepta este tipo de actitudes de la persona consultante se rompe con el límite y se produce una relación basada en una figura de autoridad y subordinación, como la de un/a niñ@ ante su madre o padre, lo que desarrolla la percepción de la persona consultante de no tener ninguna responsabilidad, por lo que implicara que no desee o no haga el mínimo esfuerzo por comprometerse con su propio proceso y de asumir la responsabilidad de sus decisiones -que incluso puede ser el no asistir-. Este límite no sólo es necesario para quien consulta sino también para la/el terapeuta mism@, ya que por su propia humanidad, la persona consultante puede despertar emociones por lo que es sumamente importante saber contener, para ofrecer un tratamiento objetivo, pero como lo mencione antes este es un trabajo que es sólo responsabilidad de la/el profesionista.
- “Maternidad o paternidad irresistibles”.-Sí la/el terapeuta no logró contener las emociones que le genera la persona consultante y encuentra “irresistibles” sus necesidades, como la de un/a niñ@ desvalid@, sus tendencias maternales o paternales le “perdonaran” cualquier falla, irresponsabilidad o compromiso. El resultado será que como un/a madre/padre, la persona consultante dejara de esforzarse por “trabajar duro” en sus propios malestares y buscara sólo el consejo de la o el psicoterapeuta, desarrollando con ello insatisfacción y deseo de más consejos o que los consejos no den los resultados esperados y por lo tanto los reproches aparecen y por supuesto la idea de que “la psicoterapia no sirve de nada”. Recordemos que las y los psicoterapeutas lo que intentamos fomentar es la autonomía y la responsabilidad personal, no la dependencia, intentamos que las personas descubran sus propios recursos y aprendan a utilizarlos por sí mism@s.
- Yo “debo ser tu prioridad”.- En este rol encontramos a las personas que “exigen” toda la atención y tiempo de la o el psicoterapeuta, se mantienen en estado de alerta por captar, cualquier situación que consideren un error por parte del profesional en cuanto a lo que creen son las atenciones que éste debe brindarles, por ejemplo brindarles más tiempo porque acaban de mencionar algo importante, contestar a todas sus llamadas o mensajes y de manera urgente, la o el profesionista “no puede” enfermar o tener inconvenientes personales –reales– que le impidan llegar a sesión o a tiempo para la consulta. Este rol se refuerza sí la o el psicoterapeuta cae en la dinámica y ofrece disculpas ya que las exigencias no van a parar por lo que será imposible gratificar las necesidades de atención y desde los ojos de la persona consultante se fallara y por lo tanto la psicoterapia también. La sugerencia va dirigida a trabajar con estas emociones, pensamientos y actitudes de la persona consultante con respecto a lo que experimenta hacia su psicoterapeuta, desde luego nunca está de más esclarecer las veces necesarias cuales son las funciones de ambas partes.
- “Ahora va la mía”.- Este rol se desarrolla por la persona consultante sí la o el profesional evitó la dinámica del rol “yo debo se tu prioridad”, al generar los limites adecuados para que el proceso psicoterapéutico mantenga el vínculo científico y objetivo. Por lo que la persona consultante aparentemente acepta y lleva a cabo los acuerdos y “trabaja duro” dentro de “psicoterapia” para después abandonar el tratamiento cuando la o el profesionista menos lo espera. Después de esto no hay mucho por hacer, ya que la persona se va pensando que “toda” psicoterapia no le funcionara o no sirve.
- “Todo es culpa tuya”.- En este rol, la o el profesionista son percibidos como una figura de autoridad a quien no se cuestiona y se le obedece sin miramientos. Lo que genera que cuando haya situaciones que no son como se espera, se complique o desarrolle otros conflictos, la persona consultante responsabilizara a la/el psicoterapeuta de la complejidad que originó su tratamiento en su vida o en su persona, la creencia es suponer que la psicoterapia afecto su vida más que ayudarle, por lo que es importante aclarar que los cambios de conducta o de pensamiento traen como resultado consecuencias distintas y nuevas a las que hay que enfrentar. Vital subrayar que las y los psicoterapeutas nunca obligamos a nadie a tomar decisiones, las alternativas que surgen van dirigidas a que su conducta, pensar y sentir produzca mayor funcionalidad para la persona que consulta. Aquí la sugerencia va dirigida a que se trabaje con la persona consultante sobre la responsabilidad consigo misma, la toma de decisiones y las consecuencias que derivan de ello pero sobre todo en clarificar la “zona de confort” que para muchas personas es muy difícil abandonar.
Esta propuesta va dirigida a conocer y concientizar sobre algunos roles que no son favorables en la psicoterapia, no pienses que es tu deber evitarlos a toda costa porque como lo mencione a veces es muy difícil notarlos, pero sí los notas, mucho mejor. Ten seguridad de que tu psicoterapeuta ya lo hizo con anticipación y tú puedes apoyar en erradicarlos. Y tú ¿conoces otros roles nocivos en psicoterapia?, te invito a compartirlos.
En los siguientes artículos seguiremos abordando temas de salud mental y psicoterapia, no te los pierdas. Sí deseas contactarme o hacer algún comentario puedes escribir a mi correo [email protected] o bien sí te gusto el artículo compártelo. Gracias por visitar nuestro blog “Ayuda Psicólogos” https://ayudapsicologos.wordpress.com.
[1] Roles inspirados por la obra de Eric Berne “Juegos en que participamos”, Edit. Grijalbo, Barcelona 1988.