Revista Belleza
Los rayos solares son fuente de Vitamina D por lo que tomar el sol con responsabilidad y moderación es beneficioso para el cuerpo, por ejemplo te ayudará a fortalecer los huesos y a evitar quemaduras producidas por el sol. El bronceado se produce gracias, en gran parte, a los UVB procedentes del sol, pero en realidad es una reacción de adaptación, una defensa de la piel frente a la agresión solar. Por tanto, a pesar de que tomar el sol y broncear la piel tiene múltiples beneficios más allá de la estética, nunca se debe abusar porque puede producir problemas a largo plazo, como el cáncer de piel. Para conseguir un bronceado perfecto y responsable con tu cuerpo sigue estos pequeños consejos:
1. Cuida tu alimentación. Parece una obviedad, pero hay alimentos y nutrientes que te ayudarán en la tarea de conseguir un bronceado perfecto, de hecho es aconsejable incrementar su consumo un par de semanas antes de comenzar la exposición solar prolongada para conseguir una piel sana. Las frutas y verduras nos aportan vitaminas y minerales; concretamente potencia el consumo de alimentos como la zanahoria, el perejil, el mango, la papaya, el tomate, la calabaza, las espinacas y acelgas y el brócoli, contienen betacaroteno que potencian y prolongan el bronceado (cuando el cuerpo los asimila los transforma en vitamina A). Para protegernos de la radiación solar consume alimentos ricos en Vitamina E como el aceite de oliva, los frutos secos o las legumbres. Tampoco te olvides de la Vitamina C por sus propiedades antioxidantes, la encontrarás en cítricos, como el pomelo, la naranja, el limón, la mandarina, el kiwi, el tomate o el pimiento (en este punto recordarte que el té verde también es un potente antioxidante, entre sus muchos otros beneficios). Por último, presta atención también a la Vitamina B, típica de los lácteos huevos o de la levadura de cerveza, porque fortalece la piel y el cabello, potenciando la producción de melanina. La Luteína, presente en la lechuga y otras verduras de hoja verde, es un buen protector de las células contra los rayos UV.
2. Protección solar. Utiliza tu crema con protección solar regularmente. Aplícala antes de salir de casa, unos veinte minutos antes de la exposición solar y repite su aplicación con cierta regularidad (depende sobre todo de tu tipo de piel y el SPF que utilices). Refuerza su aplicación en la zona de la nariz, hombros y mejillas. Cuando vayas a comprar el producto fíjate que sea resistente al agua y que proteja de los rayos UVB y UVA. Si tienes la piel muy blanca o eres muy sensible al sol, es interesante que unos quince días antes de la exposición solar apliques productos “prebronceadores” que activen la melanina de tu piel. No te aconsejo utilizar productos aceitosos sin protección solar porque, aparte de que te puedes quemar, estarás acelerando el envejecimiento de tu piel.
3. Aumenta la exposición de forma gradual. No te pegues la panzada de sol el primer día, intenta empezar con 10 minutos e ir incrementando la exposición solar cada día. Además, intenta evitar la exposición solar de las horas más fuertes del día, aprovecha llas primeras y las últimas horas del día. Además, para evitar que aparezcan manchas en la piel procura no ir maquillada ni echarte perfume, pueden potenciar su aparición.
4. Después de la exposición, restaura tu piel. Cuando hayas terminado de exponer tu piel a las agresiones del sol, necesitarás revitalizar la piel para aportarle todo lo que ha perdido. Bebe mucho agua y zumos para hidratar tu piel de nuevo. Tampoco de olvides de cremas hidratantes. En este punto es importante potenciar el consumo de vitamina E porque retardan el envejecimiento de la piel (ya sabes que el sol envejece mucho la piel y potencia la aparición de arrugas). También es interesante consumir alimentos ricos en Omega 3 que ayuda a mantener la piel perfecta e hidratada.
5. Exfoliación y cuidados. Cuando la exposición solar haya terminado también conviene exfoliar la piel para eliminar células muertas, no sólo dejará mejor aspecto a tu piel, también conseguirás que el bronceado dure más tiempo. Eso sí, la exfoliación en este caso debe ser suave. Si lo acompañas de una ducha de agua tibia te ayudará a relajar la piel y a cerrar los poros que se abren con la exposición solar.