Revista Opinión

50 aniversario de la niña de Benalmádena

Publicado el 21 julio 2018 por Carlosgu82

50 ANIVERSARIO DE LA NIÑA DE BENALMÁDENA

UNA VISITA DE MARCOS ANTONIO “EL ESCRITOR DE BENALMÁDENA” JUNTO A JAIME PIMENTEL POR EL CENTRO DE EXPOSICIONES DE BENALMÁDENA

El año pasado tuve la oportunidad de conocer a uno de los grandes retratistas de la provincia de Málaga, don Antonio Montiel “el pintor del alma” que entre sus obras se encuentran el de su musa, Marisol, el de S.M. el rey D. Juan Carlos I y el de su Majestad la reina Dña. Sofía, la Duquesa de Alba, la reina de Inglaterra Isabel II y en breve la del mismísimo, primer retrato oficial del Rey de España, Felipe VI, que a finales del presente año se presentará oficialmente. En los albores de 2018 he tenido el gusto de conocer al gran escultor malagueño don Jaime Fernández Pimentel. Ambos tienen en común, el gran fervor y adoración a Málaga, la tierra que los vio nacer y que se apoderó de sus almas convirtiéndose ipso facto en la gran musa inspiradora de sus obras. Este año, como muy bien ha promocionado el ayuntamiento de Benalmádena, con su señor alcalde don Víctor Navas, se celebra el 50 aniversario de “la Niña de Benalmádena”. Un símbolo para nuestro querido pueblo, que en semejanza con el buen vino, crece en valor con los años. Hace unas semanas tuve la suerte de conversar con este genio y figura malagueño, infatigable creador, además de afable y simpática persona en el Centro de Exposiciones de Benalmádena. Quiero darles las gracias a la concejala de cultura Elena Galán por el buen trabajo realizado y a la directora del Centro de Exposiciones, María Ángeles Bernils, que me acompañó y atendió exquisitamente en mi visita al centro. También por su puesto al señor alcalde don Víctor Navas, como antes mencionaba, por su gran apoyo y difusión al 50 aniversario de “la Niña de Benalmádena”.

El escultor Jaime Pimentel nos presenta su muestra antológica sobre su obra con la que comienzan los actos conmemorativos del 50 aniversario de “La Niña de Benalmádena”. Como dice en varios medios locales el artista se ha sentido “profundamente agradecido” a Benalmádena por el homenaje a su obra. Además considero que todo el pueblo de Benalmádena se siente orgulloso con su sola presencia. Espero que os guste este artículo con tintes literarios dedicado a Jaime Pimentel y a su obra expuesta hasta junio de 2018 con el que quiero finalizar regalándole un poema dedicado a su persona.

Antes de comenzar el viaje por este Centro de Exposiciones quiero hablar brevemente de su vida para quien no la conozca. Jaime Fernández de Pimentel, creador incansable nació en Málaga en 1933. Estudió ingeniería industrial y piano. Aunque su pasión era el dibujo y la escultura. Viajó en su juventud a Noruega donde sería discípulo de los geniales escultores Anne Grimdalen y Per Ung. Cientos de coleccionistas de todos los rincones del mundo poseen algunas de sus obras. Es académico de Número de la Sección de Escultura de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo.

Mi visita al museo fue muy detenida así que solo os voy a comentar solo lo que más me llamó la atención en mi recorrido por la exposición. En la escultura en bronce “Gaviotas en vuelo” (Altísimo… “más alto”), destaca la superposición de las gaviotas que parecen querer apoderarse del cielo. En casi todas las esculturas, Pimentel destaca el movimiento, el equilibrio. Parece querer robarle al tiempo ese instante de vida en movimiento inmortalizándola para la posteridad. Su pasión por los animales quizás la heredó de Anne y el movimiento de Per Ung. Una de las esculturas a mi juicio que representa su pasión por el movimiento es la de “la flecha” o la de su magistral ola con forma de caballo. Cada detalle, cada silueta, cada pata, cada cabeza de equino conforman la cresta de una gran ola. Se nota aquí que estudió ingeniería.

Su pasión por el deporte también se ve reflejada en esta exposición. Donde podemos encontrar desde un “caballo saltando”, “carrera de vallas” un atleta lanzador de pesas apoyado en un solo pie en una posición inverosímil detallada al milímetro, al igual que el saltador de esquí. Me llamó también la atención la escultura en bronce de la “llama olímpica”. Ese movimiento de las llamas que recrea el fuego como si fuese real, como también, por ejemplo, el hombre surfeando sobre la gran ola a la que vence en velocidad. “Impresionante” es la palabra para describirlo.

En el proceso de creación, Jaime se dedica unos años a una temática y después pasa a otra. La Biblia, la muerte, el deporte, el fin del mundo, el apocalipsis y la mitología son algunas de sus temáticas favoritas. Me encantó la escultura del “Apocalipsis 1972-1978”. Esa gran mano abierta desafiando al mundo con su poderoso falo, señal de poder y hombría “pseudo-animal”. Espectacular los cuatro jinetes del apocalipsis con esos caballos alados endemoniados que aterran a quien los contemplan. Destacan también “el “monumento a la tierra” o “Apocalipsis para uno”. Aquí metí “la pata” ya que creí que era una escultura de sí mismo, pero Jaime me explicó que era de su amigo, el cual falleció hace unos años, quien le animó hasta llegar a ser un gran escultor y no desistir en su sueño. En esta escultura la muerte le acecha y él la espera moribundo sentado sobre un gélido banco de mármol blanco con las rodillas ligeramente reclinadas.

Resulta increíble que hasta la mismísima réplica de “la Niña de Benalmádena” que abre la exposición parece sujetar con su concha el grabado en la pared de la onomástica del genial escultor, su creador, si la contemplamos de lado.

Durante el recorrido continua de nuevo el movimiento, ya sea en la tierra como en el cielo, desafiando a Dios ya sea con “los tres caballos en carrera”, la mujer desnuda sobre una moto con cabeza de caballo, “Moto Ecus femenina” o masculina. Además de “la Niña de Benalmádena” podemos conocer, para quien no lo sepa aún, de dos esculturas más de él en Benalmádena. La Sirenita y Nuestra Señora de la Salud o Virgen de Fuensalud. La Sirenita se ubica en los jardines del Hotel la Roca y la Virgen, encargo que en un principio fue sumergida y sirvió como símbolo de protección de los marineros y además como reclamo turístico, la encontraremos junto a la Capitanía del Puerto Deportivo de Benalmádena.

Como también ha comentado varias veces en otros medios de comunicación el método de trabajo de Jaime es curioso, extraño e intuitivo. Le llegan un sinfín de ideas a su mente y aquella que permanece más en su cabeza es la que plasma después en su obra no necesitando bocetos. No cesa en su elaboración hasta que culmina su creación perdiendo ese interés creativo cuando la finaliza. Jaime convive con ese afán artístico que lo persigue día y noche y alimenta su alma. Como bien define en una frase: “La síntesis de la belleza es lo que persigo con mi obra escultórica”. Su obra también tiene mucha influencia de las Ikebanas de Japón. En sus diseños, al igual que en las flores y las ramas, estas se dirigen hacia arriba, buscando la luz el cielo la vida, y no hacia abajo. Aunque Jaime me comentó que no le gustaba demasiado la poesía sobre todo por sus metáforas, su obra es pura poesía robada de la naturaleza, con la única diferencia es que él lo ha expresado con imágenes en lugar de letras. Su obra también tiene influencia de Haiku (poesía japonesa) a mi parecer, aunque sea de manera indirecta. Esta poesía se basa en el asombro y la emoción que produce en el poeta la contemplación de la naturaleza. En España fue Antonio Machado quien la introdujo:

“Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar”.

Con este verso, de su bello poema, Antonio Machado hace que pensar al igual que con la obra de Jaime Pimentel. Resulta curioso que la avenida en la que se haya la exposición coincida con la onomástica de Antonio Machado. En este camino se han encontrado los dos genios.

Continuando con la visita a la exposición en la planta de abajo, junto a Jaime Pimentel, me llamó la atención “La chica al sol”. Esa joven desnuda con la cabeza hacia atrás enseñando su precioso cuerpo al mundo desafiándolo con su juventud y vitalidad. A la derecha estaba el “Pegasus digital”.  Ese mitológico caballo alado que en esta ocasión estaba creado con el sistema binario de “0 y 1” como muy bien me explicó Jaime, sistema que representaba a la modernidad, la tecnología. En concreto la rapidez del mundo y también a sus nefastas consecuencias como la caída de “Wall Street” en la crisis del 29.

La escultura de “la Niña de Benalmádena” no es la única que existe. Existe también “La Niña de la Concha” muy similar a la nuestra ubicada en el corazón de Europa. En la Plaza de España en Bruselas. Enormes obras junto al “Cenachero”, “el Biznaguero”, nuestra “Niña de Benalmádena” entre otras, que son símbolos del imaginario popular malagueño que han abrazado la excelencia de la inmortalidad” como muy bien dice don Lorenzo Saval, director de la revista Litoral.

Jaime Pimentel es un amante del arte, disfruta con su trabajo y no le pesan los años, ni el tiempo que dedica a sus obras porque es un artista de raza, de vocación y de corazón. La playa y el mar, la luz, el sol, los caballos son sus grandes iconos al igual que el deporte que tanto le gustaba y lo practicaba. El movimiento es una de las esencias de sus obras. Es una persona muy perfeccionista, muy exigente consigo mismo además de constante. Cuando toca una temática se centra varios años en ella hasta acabarla por completo. Es una persona muy inquieta, el tabaco es uno de sus pequeñas adicciones que no logra dejar. A pesar de todo se encuentra en plena forma. Es un hombre, cercano, risueño, extrovertido y afable. Todo un ejemplo que lo engrandece aún más.

Las esculturas pequeñas y complicadas las fabrica por partes y después las ensamblan con sumo cuidado. Las figuras están realizadas en escayola o silicona para después moldearlas en barro. Un poco antes de finalizar la exposición Jaime Pimentel me mostró una pequeña escultura de forma ovalada llamada “Huevo Cárcel” y me preguntó que me parecía. Le respondí que “el alineamiento de las personas, nada más que nacemos venimos con un código de barras”. Aunque le comenté que tenía varias interpretaciones más como la falta de libertad o soledad.

En este año 2018, aniversario de nuestra insigne “Niña de Benalmádena” forjada a semejanza de la modelo María Cruz Ruiz González que con algo más de seis años inmortalizó su niñez para ser el emblema para la posteridad con don Enrique Bolín como alcalde por aquel entonces. Han pasado fugazmente 50 años y Benalmádena es ya una de las ciudades punteras de la Costa del Sol. Animo a todos los turistas y vecinos de Málaga a que visiten esta genial exposición que lleva la esencia de “la Niña de Benalmádena” y de su creador que merece un gran homenaje. Espero que este año “del perro” en la astrología China, símbolo de la felicidad y fidelidad enriquezca a nuestro pueblo y lo haga más universal. Quiero finalizar este artículo-homenaje con una frase del escritor y filósofo francés Premio Nobel de Literatura Henri Bergson:

“El triunfo de la vida es expresada mediante la Creación”.

Por último quiero dedicarle este poema a Jaime Pimentel en agradecimiento por su obra.

La Niña de Benalmádena

Hoy cumples cincuenta primaveras

vigilando todas las noches las estrellas

y de día regalándonos tu sonrisa sempiterna.

Eres la más bella de esta tierra.

Crecimos bajo la sombra de tu niñez

y el agua milagrosa de tu concha.

Repartiste sonrisa y sabiduría todos los días,

paz y armonía a todos los que recibías.

Siempre serás el emblema de nuestra casa.

De nuestro sol y de nuestras playas.

Nuestro corazón siempre estará junto a tu creador, tu musa y tu alma.

Eres la madre de mis versos,

porque llevas la esencia de nuestro pueblo.

Recuerda, que por muy lejos que esté siempre te llevaré en mi recuerdo,

porque eres la niña de mis sueños y el orgullo de tu pueblo.

Texto y poema escrito por Marcos Antonio López Zaragoza “el escritor de Benalmádena” dedicado a Jaime Pimentel por el 50 aniversario de “la Niña de Benalmádena”.

18 de abril de 2018. Benalmádena


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