Spielberg, con sólo 26 años, logró que en 1975 se extendiera el pánico a los tiburones por todo el mundo. Mítica por su música, mítica por cómo se filmó y por unas cuantas razones más.
Acaba de empezar el verano y a Amity Island ya han llegado los primeros turistas. En el pueblo reina la tranquilidad hasta que una chica aparece muerta en el mar. Convencido de que ha sido un tiburón, el jefe de policía, Martin Brody, comienza a investigar el caso discretamente para evitar cerrar las playas. Pero ante los sucesivos y feroces ataques del escualo, la única solución será matarlo. Un veterano cazador, un experto en la especie, y el propio Brody arriesgarán su vida juntos con ese propósito.
Además de por lanzar a la fama a un joven Steven Spielberg, está película es recordada por los 100 millones de dólares que recaudó con su estreno en 1975, convirtiéndose en una de las más taquilleras de la historia, y por los tres Oscar que ganó (al mejor montaje, banda sonora y sonido) un año más tarde. Pero lo que de verdad la ha convertido en un clásico es su capacidad para transmitir a lo largo de las décadas la angustia y el miedo al tiburón blanco, a través de la magistral intepretación de Roy Scheider, Robert Shaw y Richard Dreyfuss, los tres héroes de esta historia.(canaltcm.com)