Año: 2011
Género: Comedia dramática.
País: Estados Unidos.
Duración: 100 minutos.
Dirección: Jonathan Levine.
Intérpretes: Joseph Gordon-Levitt, Seth Rogen, Anna Kendrick, Bryce Dallas Howard, Angelica Houston, Matt Frewer, Philip Baker Hall.
"Adam es un escritor de programas de radio de 27 años que es diagnosticado con un raro caso de cáncer en la columna vertebral. Con la ayuda de su mejor amigo, su madre y una joven psicóloga en un centro de rehabilitación para pacientes de cáncer, Adam aprende qué y quiénes son las cosas importantes de la vida."
Cuando la temática de una película es por demás delicada como lo es una enfermedad, siempre la historia debe acercarse delicadamente para no herir sensibilidades primero, para tratar con naturalidad y respeto una condición tan drástica como el cáncer, y también para sentirse identificado y no como un extraño frente a la situación. 50/50 logra los tres cometidos antes mencionados, componiendo más que una comedia con toques dramáticos, un drama con tintes de comedia para alivianar el sabor agridulce del tópico.
Si hay algo que vengo repitiendo desde hace rato, es que si una película no se hace con corazón, no tiene sentido hacerla, en absoluto. Por eso es que 50/50 es tan emocionante: basada en las vivencias acontecidas al guionista Will Reiser en carne propia, la historia de Adam y Kyle se basó en la difícil situación en la que Will se vio obligado a vivir, y salió gracias a la ayuda incomensurable de su amigo Seth Rogen, sí, el actor que se interpreta a sí mismo en 50/50. El guión de Reiser no puede ser más realista y lacónico al mismo tiempo, ofreciendo verdaderos momentos humanos aderezados con unas cuantas risas, la gran mayoría de un inusualmente estupendo Rogen. El film intenta no caer en los usuales golpes bajos de este tipo de propuestas, y aunque hay momentos verdaderamente tristes, nunca se borra ese tono burlón que presentan los personajes.
Joseph Gordon-Levitt demuestra una vez más que, frente a un peliculón como Inception o al frente de un film indie como éste, sigue entregando la misma fuerza apática tan suya; esa cara entre triste y perdida le va de perlas para un papel sutil y hermoso.
La gran sorpresa corre por parte de Seth Rogen; usualmente no me banco para nada al actor, sólo siento que se destacó en Knocked Up, pero en 50/50 se interpreta a sí mismo, así que no hay nadie que le diga qué o cómo encarar tal o cual escena, ya que el la vivió ya: ese amigo malhablado, bocón, imberbe y desubicado finalmente encaja en la película, donde cada escena en la que aparece es una graciosada tras otra.
Anna Kendrick tiene el papel suave y cordial que la película necesitaba; chicos, Anna vale oro y se ve tan desperdiciada en Twilight... su nominación al Oscar no fue nada al azar, tiene potencial.
Los restantes papeles también son solemnes: Angelica Huston está fantástica como la madre sobreprotectora de Adam, y Bryce Dallas Howard juega un papel bastante seguro, cuestionable, pero interesante.
El director Jonathan Levine filma otro trabajo interesante a su filmografía: ya había despuntado en 2006 con el pequeño pero grandioso film de horror All The Boys Love Mandy Lane y en Agosto próximo estrena la romántica zombie (?) Warm Bodies, que sigue la línea twilightera, pero 50/50 es una comedia humana bien filmada y con escenas muy bien logradas como la salida de un Adam drogrado de la primera sesión de quimio, o la confrontación de la novia que lo engaña (acá Rogen se pasa), o incluso las más emotivas como el largo camino hacia la operación. Esos momentos son terriblemente gracioso y duros, y están mezclados en una ffina línea que nunca se dirije hacia lo burdo y lo grosero.
50/50 es una dramedia que toca un tema tan duro como el cáncer y sale airosa en su narración humana, siendo una canción a la vida misma. Con personajes estupendos, graciosos y consistentes, es un film digno de mirarse en una doble función con otra del mismo estilo, A Little Bit of Heaven, ambas películas del 2011.
Calificación: B+