50/50
Por mi costumbre de no leer la sinopsis (casi siempre cuentan más de lo que deseo saber), pongo esta película con la idea de que me voy a encontrar con una comedia ligera (etiquetada como comedia, drama, y ambas a la vez…)
Adam es un joven de 27 años al que se le diagnostica un cáncer. Con la ayuda de su mejor amigo, su madre y una joven terapeuta de un centro de rehabilitación, descubre cuáles son las cosas más importantes de la vida.
A mi este argumento no me parece muy dado a las risas, no digamos a la carcajada constante.
Si la analizo desde mis preferencias cinéfilas, no resulta gran cosa. Un toque telefilm, con lo peyorativo del término.
Sin embargo, en la parte humana destaco las reacciones que tienen ante el diagnóstico de un cáncer muy grave. El propio afectado, que en ocasiones ha de mostrar más fuerza y paciencia que quienes le rodean. Los miedos y engaños de la novia. La madre que quiete ocuparse y no la dejan. El amigo que utiliza la enfermedad ajena para ligar, e intenta parecer optimista y divertido. La terapeuta novata. (En este punto, como en numerosas ocasiones, el papel del psicólogo resulta absurdo y muy alejado de la realidad. Una tomadura de pelo, vaya).
Avanzando, vamos desenmascarando a cada uno de ellos, y afloran las emociones no exteriorizadas y las grandes dificultades a la hora de afrontar un tratamiento como la quimio o una intervención muy complicada. La soledad del enfermo, y su desorientación.
Una pena que se pierda en simplezas.
Gran banda sonora.
Director Jonathan Levine. Guion Will Reiser. Música Michael Giacchino. Fotografía Terry Stacey. Reparto Joseph Gordon-Levitt, Anna Kendrick, Seth Rogen, Bryce Dallas Howard,Anjelica Huston, Serge Houde, Marie Avgeropoulos, Jessica Parker Kennedy,Philip Baker Hall, Stephanie Belding. EE UU 2011, 100 min.
Ánima de John Darnton
Hace un mes hablaba del libro que envié al amigo visible de Dimeunlibro. Poco después recibo un mensaje comunicándome que el mío está en camino. La espera se hace larga y voy a recogerlo muerta de curiosidad. Un paquete pesado… Lo abro allí mismo. No puedo esperar a llegar a casa. Y esto es lo que me encuentro, con un precioso marcador metálico y una nota manuscrita. Emocionante!!
Nueva York: un chico de 13 años, yace en la cama de un hospital con el cerebro dañado a causa de un trágico accidente. Su padre permanece impotente mientras dos científicos muy diferentes se hacen cargo del caso. Uno es un neurocirujano, cuyos experimentos nada ortodoxos incluyen el uso de ordenadores para controlar las respuestas físicas del paciente durante la cirugía. El otro es un investigador que realiza sus propios experimentos tan secretos que no puede revelar su existencia a nadie: su obsesión es encontrar la chispa de la conciencia humana... y capturarla para siempre. El autor, que lleva más de treinta años ejerciendo de periodista en el New York Times y es ganador de un premio Pulitzer, se ha documentado durante años para la redacción de esta novela.
¿Qué me ha parecido? Diferente a lo que leo ahora (dentro de mi caótica variedad). Es de esas historias que engancha, y a ratos, sorprende. Si hubiera tenido menos páginas, seguro que cae de una sentada. Da pie a numerosas reflexiones. Sobre la ética de la Medicina y sus investigaciones, la ambición y soberbia de ciertos profesionales, y cuestiones más filosóficas y esotéricas.
Sin duda, una muy grata experiencia, por la lectura y todo lo que la ha rodeado.
Un rato para la desconexión en una larga jornada sobre Gestión de Conflictos en la Comunidad en Santiago.