Ha salido el trailer de la serie de "Y: The Last Man", el cómic de Brian K. Vaughan, uno de esos autores imprescindibles e imperdibles del panorama comiquero. El cómic lo leí hace mucho tiempo, recuerdo vagas cosas, como por ejemplo que me gustó mucho. Su adaptación televisiva ha tenido varios problemas y se ha retrasado un montón, pero por fin ha llegado, imagino que causando gran alegría a los más seguidores del cómic y/o de la adaptación. Y el trailer no tiene mala pinta en lo absoluto, luce rotundo y convincente, como una película, a veces mejor que algunas películas hollywoodenses, lo cual no es nada menor. Si toma en cuenta mis opiniones, les recomiendo tanto el cómic como darle una oportunidad a esta serie. Eso sí, viendo el trailer no dejaba de darme risa una cosa: la premisa plantea que de repente surge un virus que afecta sólo a los hombres, de manera tan fulminante que los mata en el acto. Así, el mundo se queda sin hombres. Y algunos pensarán que con ello, el fin de la humanidad y de la civilización. Y como digo, ¿por qué demonios el mundo se iría a la mierda sólo porque los hombres se extinguen? Estoy seguro de que habrá gran cantidad de inteligentes científicas capaces de idear procesos de fertilidad, o lo que sea, que permitan que la humanidad, ahora sólo femenina, siga con vida, reproduciéndose. Y en cuanto al orden, si bien siempre habrá conflictos y bandos originados en términos religiosos, sociales, demonios, incluso económicos (que ni siquiera la sororidad podría conciliar), dudo que todo se vaya al carajo a niveles poco menos que apocalípticos. Si los hombres se extinguen, claro, habrá desorientación y desorden al inicio, pero las aguas se calmarían pronto, lo suficiente para controlar personas que quieran ganar mucho poder o nuevas hostilidades territoriales/económicas. Como sea, si ven la serie, ya me cuentan.
También salió el trailer de "Cry Macho", lo nuevo de Clint Eastwood como director y protagonista, y se ve genial. Luce como una historia muy bien contada, narrada y filmada, pero además pareciera que Eastwood aprovechará la historia para establecer paralelismos entre el protagonista que interpreta y su propia vida/carrera como actor/director, especialmente tomando en cuenta que muchos toman a Eastwood por paradigma de la masculinidad, de ese macho de pocas palabras pero de acciones que dejan huella. Si la ven, me cuentan también. Pero tampoco tanto.
Por último, en Kabinett, de repente me da por ver partes de "La Flor", esa monstruosa genialidad de Mariano Llinás. Cómo deseo verla de nuevo. El caso es que descubrí que, en la misma página, subieron unas cartas audiovisuales que Llinás le mandó a un amigo español, son cuatro en total y éstas tienen respuestas del amigo español. No he visto las cartas de Llinás, sólo les eché una fugaz mirada, y qué puedo decir: les recomiendo su visionado, Llinás siempre es un creador interesante y digno de atención. Ya me contarán, claro.
Y ahora sí, hablemos del otro cómic de Jaime Martín que he leído: "Las guerras silenciosas".
En "Las guerras silenciosas" Martín cuenta una historia, quizás dos historias: la de él mismo, un escritor y dibujante de cómics, que no es capaz de encontrar una historia o unos personajes sobre los que hacer una nueva obra, y que poco a poco se convence de que quizás esa historia sea el servicio militar de su padre, a principios de los años sesenta, en Marruecos. Y como no podía ser de otra forma tratándose de Martín, es una historia doble que goza de varias capas de lectura y narración. Todo en este cómic está magistralmente hecho, planeado, ejecutado. El retrato y construcción de personajes, todos creíbles, de carne y hueso. El retrato y la construcción de las realidades, de las distintas épocas: la actualidad y los años sesenta en España, el servicio militar, el franquismo. Este recurso, el del autor que intenta en su presente zambullirse en un pasado, le permite a Martín establecer paralelismos entre ambas épocas, cuánto han cambiado y cuántas cosas permanecen iguales. Pero por sobre todo estamos ante un coming-of-age, complejo y profundo, sobre dos épocas que chocan entre sí: la época de la juventud, época llena de sueños y esperanzas, y la época del franquismo, para muchos una pesadilla. Es una historia bella y triste; bella porque nos muestra la realidad y la verdad de una persona, un chico y el viejo en que se convirtió, y triste porque las circunstancias forzando y minimizando la vida de las personas es una patada en las bolas, siempre. La vida militar, la corrupción, el adoctrinamiento... No es necesario hacer grandes ni especializadas lecturas, y Martín no cae en discursos vacuos, lo suyo es una honestidad cruda, catártica, especialmente por esa escena final (o casi) que tiene un desahogo emocional y moral que me recuerda al cine de Mike Leigh, particularmente "Life is Sweet". En última instancia podríamos decir también que es una historia sobre generaciones y cómo es que la memoria, en efecto, más que resentimiento o conflicto como dicen algunos inconscientes, es en realidad una herramienta de encuentro y entendimiento. Es difícil, claro, pero a veces historias como "Las guerras silenciosas" nos enseñan un poco cómo hacerlo. Recomendadísimo.
¿Se imaginan haciendo el servicio militar? ¿Lo hicieron? Yo no lo hice.
Para más adelante dejaremos los otros cómics de Martín, como las otras dos entregas de esta trilogía de los veinte años, o también "Sangre de barrio". Me alegra tanto descubrir historias y autores/as.
Por cierto, no sé si se los dije, y si se los dije lamento repetirme, pero la otra vez también descubrí a Thomas Ott, sujeto de singular y atractiva obra gráfica, de la que nada pude encontrar online, aunque ya adquiriré sus obras de la manera legal y correcta. Búsquenlo: Thomas Ott. Como ha sido el leit motif de hoy día: ya me contarán qué les parece, je, je.