Revista Cine
Exhibida hace un año en Morelia 2013, ha llevado finalmente a las salas mexicanas, vía la 57 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, Ida (Polonia-Dinamarca, 2013), el más reciente largometraje de Pawel Pawlikowski. Desde aquel lejano octubre de 2013, cuando pude ver Ida, la cinta ha ido acumulando, con toda justicia, reconocimientos al por mayor: Mejor Cinta en Londres 2013, ganador del FIPRESCI en Toronto 2013, nominado a Mejor Cinta en los Premios del Cine Europeo y filme enviado por Polonia al Oscar 2015, entre muchos otros premios más.En elegante blanco y negro y en el anacrónico formato académico 4:3 (la cámara es de Lukasz Zal), he aquí que en la Polonia de inicios de los 60, la huérfana novicia Anna (Agata Trzebuchowska) es obligada a pasar unos días con una tía que no conoce, antes de tomar los votos para convertirse en monja. La tía de marras se llama Wanda Gruz (Agata Kulesza, inolvidable en Róza/Smarzowski/2011, cinta criminalmente inédita en México), una implacable jueza, alcohólica, fumadora y con el sarcasmo a flor de piel. Sin decir agua va, Wanda le informa a su sobrina -a la que nunca había querido conocer- que es judía, que su nombre verdadero es Ida Lebenstein y que sus papás -Wanda es hermana de Roza, la madre muerta de la futura monja- fueron ejecutados durante la Segunda Guerra Mundial. Después de soltarle toda la sopa, Wanda le propone a Anna/Ida ir al pueblo en donde vivían los Lebenstein para que la muchacha sepa algo más de esa familia que no recuerda.Durante la primera hora, Ida es una ágil y divertida road-movie, centrada en las personalidades encontradas de la guapa pero feroz tía burócrata, y la serena y bella sobrina casi monja. En la última media hora, cuando se ha descubierto las razones de la dura personalidad de Wanda, parece que la película perderá el rumbo pero, contra todo pronóstico, no sucede así. Al final de cuentas, la muchacha tendrá que decidir si quiere vivir como esa Ida que no pudo ser o como esa Anna que es ahora. La cinta tiene un desenlace discutible, arriesgado, pero justo.