Revista Cultura y Ocio
Si ayer recordaba la figura de Otis Redding, hoy la de Sam Cooke que también murió muy joven, con 33 años, y sinceramente me cuesta un mundo elegir entre ambos, así que los quiero a los dos por igual. En su caso no fue un accidente, sino que murió acribillado a balazos. La historia que más se ajusta a la realidad, desde mi punto de vista, describe así el suceso: "Se sabe que Sam Cooke acudió la noche citada al Hacienda Motel, en Los Ángeles, en compañía de Elisa Boyer, una joven de 21 años que acababa de conocer en un club (aunque se rumorea que ya la conocía de antes). Había estado actuando en la ciudad y se había ido a festejarlo después. Se registraron como Mr. y Mrs. Cooke. Según la versión alternativa, la chica habría escapado un tiempo después con unos 5000 dólares que llevaba encima el cantante y, para evitar que la siguiera, su ropa. No obstante, Sam Cooke habría salido tras ella vestido con un zapato y la chaqueta hasta recepción, donde Bertha Franklin, la dueña, le disparó sin consideraciones previas tres veces con una 22 milímetros aterrada por ver en plena noche que un negro desnudo de 1’78 metros se le acercarse corriendo". Recordemos que es el año 1964 en Estados Unidos, y la situación de la gente de color era todavía muy precaria en casos como este.
Musicalmente Sam era una bestia del soul, rhythm and blues, góspel y el pop, compositor e incluso empresario (fundó SAR Records). Su evolución fue increíble, de hecho es uno de esos artistas cuya trayectoria siempre fue ascendente, y nunca sabremos a qué podría haber llegado por desgracia. Siendo su padre predicador de la iglesia baptista, no es extraño que su hijo se empapara de la música góspel en su infancia y creciera bajo su influencia. Así acompañó durante varios años al grupo The Soul Stirres, hasta que la discográfica supo ver el talento de este chico de Mississippi criado en Chicago. Empezó cantando góspel con dicha banda The Soul Stirrers, a los 19 años, y abarrotaba las iglesias y escuelas donde tocaba. Publicó su primer single bajo pseudónimo, Dale Cook, para evitar que le reconocieran, ya que en aquellos tiempos el pop para los músicos de góspel era "música del diablo". En 1957 fue fichado por el sello Keen Records, con el que editó el single You send me, que duró dos semanas en el número 1 en listas. Cooke fue el primer artista afroamericano en llegar a las listas de R&B y pop al mismo tiempo. En sólo seis años de carrera grabó 29 singles, más que Buddy Holly, Jerry Lee Lewis y Little Richard juntos.
Hoy en homenaje os dejo con un single de 1961 titulado Cupid, una maravilla de tema que Sam cantaba como los ángeles.