El Retweet, ese modo de proceder que se ha instalado en la vida cotidiana de millones de personas, podría dar lugar a un manual de usos y costumbres que, estudiados a fondo, arrojarían situaciones realmente curiosas. Yo, por mi parte, ni voy a hacer un manual, ni lo he estudiado a fondo, pero si que he podido apreciar a lo largo del tiempo una serie de actitudes que surgen entorno a este fenómeno tuitero.
Alguien tuitea algo con un enlace y quien lee ese tuit:
- Ni siquiera accede al enlace para ver de qué va y lo retuitea por inercia. Es el retuiteador convulsivo.
- No accede al enlace, pero lo retuitea por el simple hecho de que el tuit original viene de @xxx. Es el retuiteador pelota.
- Lo lee, no le gusta, pero lo retuitea por el simple hecho de que el tuit original viene de @xxx. Es el retuiteador pelota, pero fiel y con cierta inquietud por descubrir cosas nuevas.
- Lo lee, le gusta o no le gusta, pero lo retuitea, sin haber establecido previamente un baremo personal de calidad. Es el retuiteador informador. Retuitea todo, pero lo lee al menos.
- Lo lee, le gusta mucho y lo considera a la altura de sus followers. Por lo tanto lo retuitea con seguridad. Es el retuiteador comprometido.
- lo lee y está a punto de retuitearlo, pero no lo hace pensando que - aunque a él le haya gustado - a lo mejor no le gusta a nadie. Es el retuiteador inseguro.
En mi caso particular, trato de estar siempre en el punto 5, pues se trata de dar a tu pequeña comunidad algo realmente interesante. Pero a veces caigo en el 4, aunque en seguida me llega el momento de lucidez y me contengo. Y, aunque parezca un contrasentido con esto último, también me encuentro en el punto 6 en algunas ocasiones, cada vez menos, por suerte, y es que según vas pasando tiempo en Twitter, vas teniendo confianza y, sobre todo, vas teniendo más claro lo que aporta valor y lo que no.
¡Mucho ojo!, no malinterpretéis, que quizá mi criterio sea erróneo, pues todo esto, desde luego, es absolutamente subjetivo y diferente en cada persona.
Y tú ¿cómo retuiteas?. ¡Pero de verdad!.
Foto de portada: Por Monkeyworks illustration