¿Qué tal va en el trabajo? Esta es una pregunta típica para conversaciones de rutina. Pasamos mucho tiempo en el trabajo (1/3 o más), y normalmente nos interesa mucho expresarnos al respecto.
Ahora bien, ¿cómo podrías saber cuánto te está costando tu trabajo? Sí, ya se que la pregunta es un poco rara. Lo normal es preguntar cuánto ganas. Es algo fácil de determinar. Incluso cuando tu sueldo sea variable, podrás hacer un cálculo de lo que ganas anualmente y compararte con otros. Pero, ¿has pensado alguna vez el coste que tiene estar en un determinado empleo?
Algunos costes de tu empleo
En una conversación reciente, una persona me comentaba que cuando terminaba su jornada y llegaba a su casa, su cerebro estaba en modo «licuado». Es decir, que no le pidas más esfuerzo mental, porque ha gastado todo o casi todo.
Esto me hizo pensar. Realmente hay más conceptos similares, que no solemos tener en cuenta al pensar en nuestros trabajos. Aquí te dejo algunos ejemplos:
- 🧠 Esfuerzo mental. Si tu trabajo requiere que te estrujes el cerebro, es lógico pensar que en tu tiempo libre tendrás menos capacidad para tareas que te exijan pensar. Así que tendrás que dedicarte a descansar, ver series en Netflix o realizar otras tareas en modo Zombi. Es incluso posible que estés irritado sin motivo o que cualquier tarea te abrume. Claro, un día no pasa nada. Y si es algo que te gusta, tampoco será grave. Pero si todos los días llegas a casa así, este concepto será un coste por hacer ese trabajo.
- 🤝 Compromiso. Una vez rechacé un trabajo que tenía muy buena pinta porque me pidieron compromiso total. Yo no le puedo dar esa cantidad de mi compromiso a una empresa, ni creo que ninguna empresa debería pedirlo nunca. Tengo que reservar mi compromiso para otras muchas facetas, como la parte espiritual, la familiar, la salud, etc. El equilibrio al manejar estas áreas de mi vida es importantísimo para que todo marche bien y tenga una sensación de «ok, estás haciendo bien». Si todo es trabajo, ¿qué le dejo a lo demás? Una cantidad desmedida de compromiso es un coste a tener en cuenta.
- 📂 Falta de organización. Si no sabes lo que vas a hacer mañana, si sueles tener que hacer horas extras, o atender asuntos para los que no te contrataron o no estás capacitado, si tienes que viajar para solucionar imprevistos o te dan el calendario del próximo mes un día antes… En general, si no hay una organización mínima, vas a sufrir. Sobre todo si eres como yo, alguien que disfruta de las rutinas y de aprovechar el tiempo. La falta de organización en tu trabajo te va a repercutir en todo. No vas a poder programar tus vacaciones con tiempo, ni vas a poder quedar con tus amigos porque «no sabes a qué hora sales o si ese día te toca o no trabajar». Tu vida social y familiar sufrirán mucho con este tipo de empleos poco organizados y carentes de orden.
- 😡 Compañeros amargos. No sabía muy bien cómo definir este punto, y se me ocurrió lo de «amargos». ¿Qué pasa cuando saboreas una almendra amarga? Se te queda un mal gusto tremendo. Y lo mismo pasa cuando estás horas y horas diariamente con compañeros «amargos». Te amargan la vida. Este es otro coste añadido de trabajar en algunas empresas.
- 🛠 Recursos propios. Es obvio que una empresa te paga por tu tiempo y conocimientos. Hasta ahí vamos bien. Durante años trabajé en empresas de telecomunicaciones donde yo tenía que poner la herramienta, el coche, el teléfono, la ropa… Realmente era más un autónomo que un asalariado. No cobraba mal, pero para ser realista, habría que calcular todo lo que gastaba. No es lo mismo cuando la empresa te paga todos los costes derivados de (¡ojo!) trabajar para ellos.
- 😓 Coste emocional. ¿Qué tipo de trabajo haces? Porque no es lo mismo trabajar como bombero salvando vidas, que como gestor de un casino. He puesto dos estereotipos extremos, perdón. Pero creo que la idea se entiende. ¿Te ayuda tu trabajo a ser un poco más feliz? ¿Te llena o te resta? La naturaleza de las tareas que realizas es importante, y en muchos casos es un coste a tener en cuenta.
El sueldo no es tan importante
Viendo los puntos anteriores, uno se da cuenta que el sueldo no es tan importante, y que valorar si un trabajo es bueno o no solamente por el tamaño de la nómina es insuficiente.
Claro, no todos podemos decidir el trabajo ideal. Tenemos que conformarnos con lo que el mercado en nuestro país nos ofrece. Eso o fabricarnos nuestro propio empleo y que nos vaya bien.
Pero lo que sí podemos hacer es ser conscientes de cuánto ganamos y cuánto nos cuesta un empleo. Esto será tremendamente útil al decidir si aceptamos un puesto de trabajo u otro, o si decidimos quedarnos como estamos o buscar algo distinto.
Además, el mayor beneficiado de tu productividad deberías ser tú, y no solo tu empresa. A menos que te dediques a tu pasión, el trabajo será un medio para un fin, una forma de llegar a fin de mes y de cubrir las necesidades tuyas y de tu familia. Así que, ¿qué te parece? ¿calculamos el coste?
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Publicado por: EfectiVida - Efectividad, organización, productividad y desarrollo personal