La manera más rápida de acabar con la reputación corporativa es caer en errores que hablan (mal) por sí solosde la empresa, antes de que otros lo hagan.Estrategias que, para algunos expertos en marketing, están destinadas al éxito aunque, finalmente, el consumidor condena.Engañar, amenazar al cliente con caer en el ridículo si no se pone denuestro lado o recurrir a tópicos alejados de la realidad sale caro tal y comodemuestra la opinión de los consumidores.
Algunos de los errores cometidos por las marcas cuyo resultado es el desprecio del potencial cliente son:
Verdades a medias, Mentiras por Completo.No hay nada que nos enfade más como consumidores que creer en una marca, y esta nos niegue lo aparentemente prometido. ¿Cómo lo hacen? Al remitirse a los términos y condiciones, habitualmente en letra pequeña. ¿Puede la marca confiar en nuestra pereza (ya que estoy aquí, me lo llevo)o en la resignación (“son todos iguales”)? Lo seguro es que, si pretendemos incrementar nuestra reputación (la mala), es la manera más rápida de hacerlo.
Ridiculizar al Público Objetivo (Por muy divertido que parezca)La estrategia consiste en plantear al usuario una imagen de la que huir. Si no quieres ser así de ridículo, compra. Aunque la reacción puede ser la contraria y conseguir que el usuario se sienta insultado.Una de las máximas para asegurarnos llegar al Olimpo de seguidores es empatizar con el público objetivo, y ofrecer la satisfacción de sus necesidades. Por el contrario, mofarnos del propio target cuando vive carente de la solución que comercializamos, no nos proporcionará adeptos, por muy divertida que sea la escena.
Ridiculizar a la Competencia. “Y Tú más”Aunque en España está prohibido mencionar a la competencia para vejarla, hay imágenes obvias que el consumidor entiende. Por qué tomar como referencia al competidor para intentar sacar ventaja como estrategia de marketing. Se puede ganar al cliente por lo que somos, lo que nos hace únicos, sin necesidad de decir: "y tú más", o menos, o peor.
Asociaciones Imposibles. El amor y otros sentimientos que no inspiran los bancosDesde que conocemos el papel clave de las emociones en marketing, se recurre a ellas, no siempre con acierto. Hemos de tener en cuenta dos ideas: 1. Hay más emociones que el amor.Es más, que apele a este un sector o empresa que no suscita esta emoción, genera desconfianza.2. Es más sencillo alinear de manera natural los valores de la empresa con los del cliente objetivo. Forzar la asociación es no tener en cuenta la inteligencia del público.
Estereotipos ofensivosUna línea muy fina separa la segmentación del target de encasillar al consumidor en un tipo irreal,más propio del imaginario popular que del mundo actual. Vemos a señoras, la “típica ama de casa”, recomendando productos porque las mujeres siguen siendo las prescriptoras de este tipo de artículo. Se confunden quienes asocian a las mujeres con rasgos de personalidad nada afortunados, a extranjeros con tópicos o, en general, elaboran perfiles de cliente recurriendo a generalizar rasgos caricaturescos.
Sólo AutobomboNo por obvio hay que olvidarlo. Centrarnos en el cliente. No se ganan clientes mirándose el ombligo, si no levantando la vista para averiguar cómo podemos ayudar.
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