Revista Coaching

6 formas en las que tomas decisiones tontas

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

6 formas en las que tomas decisiones tontas

Einstein dijo una vez: "el sentido común es la colección de prejuicios adquiridos a los dieciocho años".

Es así que para Einstein, el sentido común a menudo puede ser el enemigo de la racionalidad, la ciencia y la toma de decisiones.

Y es que ¿ya lo habías visto de ese modo? Todos los días nuestras decisiones están teñidas por el favoritismo, reglas generales, parcialidad, la experiencia, la predilección; y es de esta forma como nuestros prejuicios entran en juego con cada decisión que tomamos.

Para evitar esto, el truco es reconocer nuestros propios prejuicios, cuestionarlos todos los días, y ser siempre conscientes de su influencia en nuestra toma de decisiones.

Pero para lograrlo, hoy te explicamos los sesgos cognitivos que afectan la forma en que te conduces por la vida.

Anclaje

Tendemos a confiar en una parte específica de información para la toma de decisiones y esto puede presentarse en las decisiones de la vida cotidiana o en las negociaciones importantes.

Por ejemplo, si vas a comprar una casa y notas que el techo necesita un poco de reparación, es probable que te enfoques solo en eso sin notar las cualidades del espacio en el que pretendes vivir. Sin embargo, el vendedor puede "anclarse" de eso para usarlo a su favor y "negociar" contigo bajando un poco el precio con ese pretexto.

Un ejemplo aún más común es cuando vas a un mercado y compras artesanías. El vendedor sube el precio deliberadamente y entonces puedes comenzar a "regatear". Al final el vendedor no pierde y tú te vas con la idea de que hiciste una excelente compra.

Efecto bandwagon

Somos propensos a creer que si muchas personas hacen algo, nosotros podemos o debemos hacer lo mismo. Esto lo vemos todos los días con gente que compra productos, ve cierta película, e incluso persigue un ideal.

El hecho de que otros hagan o crean en algo, no significa que es lo mejor o lo más valioso...

Así que si quieres evitar ser parte del " rebaño " no sigas esos impulsos sin antes analizarlos, porque pueden tener un impacto negativo en tus decisiones y afectar tu capacidad de considerar alternativas.

Sin embargo, sí puedes utilizar esto a tu favor. Si todo el mundo se subió al tren, debes preguntarte por qué. Busca alternativas, porque aquí es cuando puedes innovar.

Sesgo de confirmación

Esta es la predisposición a buscar información que confirma algo que ya creemos. En otras palabras, preferimos ver datos que apoyan lo que ya "sabemos" o lo que queremos ver.

Por ejemplo, si eres conservador o liberal, es probable que prefieras cierto tipo de publicaciones o estés de acuerdo con ciertos políticos dependiendo de tu ideología.

La forma de combatir esto es abrir tus horizontes y explorar lo que otros dicen para contrastar opiniones.

Disponibilidad heurística

Cuando tenemos un vívido recuerdo de un evento, somos propensos a creer que es más probable que otros eventos igualmente posibles.

Por ejemplo, a pesar de que los datos demuestran que los viajes en avión son una de las formas más seguras de transporte, el recuerdo de una catástrofe aérea reciente nos hará creer que en realidad es arriesgado.

Para combatir esto, piensa que el hecho de escuchar más sobre un evento sólo porque tuvo cierta relevancia, no significa que es un reflejo de la cotidianidad.

Falacia del jugador

Esto es un hecho que se aprecia muy bien en los jugadores, pero no por ello está restringido a ellos.

Algunos ludópatas pueden argumentar que perdieron todo su dinero porque creían que las probabilidades estaban "a su favor".

Es decir, la razón de esto es que si ya habían perdido en dos ocasiones, la tercera tenía que ser la vencida porque... pues "ya era justo".

La verdad es que cada nuevo intento posee las mismas probabilidades, ni más, ni menos. Así que la creencia de que las probabilidades futuras cambian debido a los acontecimientos anteriores, es una trampa.

El efecto "costo perdido"

Muy parecida a la falacia del jugador, es la creencia de que porque ya invertiste tiempo, dinero o esfuerzo en algo, es razón suficiente para continuar.

El consejo entonces en que una inversión de tiempo o dinero nunca debe ser utilizada en la evaluación de una decisión.

Un ejemplo real es que si pagaste 100 pesos en la entrada y compra de snacks para ver la película del momento, y descubres a los 25 minutos que el filme es malísimo y que incluso te estás durmiendo, tienes dos opciones: salirte y hacer algo que realmente vayas a disfrutar o quedarte y justificar tu sufrimiento porque ya pagaste 100 pesos. ¿La respuesta? Ignora el dinero y sé feliz.

Además de estos seis sesgos, hay muchos más que afectan tus decisiones, pero antes de conocerlos, te queremos retar a que observes los hechos que te rodean y analices si tu sentido es común... y corriente.

Fuente: https://www.dineroenimagen.com/management/6-formas-en-las-que-tomas-decisiones-tontas/64868

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