Cuando me levanto, vosotros ya estáis en el aperitivo. Os imagino en una terraza al sol, ahora que por fin allí hace bueno, con una cañita y unas patatas fritas de las de toda la vida. Yo mientras me tomo unos cereales, un zumo y un café. Comienzo un nuevo día.Mientras me ducho, empezáis vuestra jornada de tarde. Este rato más o menos hacemos lo mismo, yo arranco la mañana y vosotros la tarde. Estamos todos ocupados.Y cuando llega el turno de la tarde en Miami, en España es buena hora para irse a dormir y entonces, se acabaron los pitidos en mi whatsapp. Salvo los que trasnochan, los que salen por la noche y se acuerda de que aquí aún nos queda toda la tarde y toda la noche por delante.
Cuando vemos la puesta de sol sobre las 7.30, y los cachorros me preguntan que adónde va el sol cuando se esconde, siempre les digo que se va a despertar a los españoles. Allá va, todo bonito y rojo a daros los buenos días. En unas horas estará despertando a Madrid y yo me estaré metiendo en la cama. Puedo imaginar sus rayos comiéndose las sombras entrando por la Castellana, iluminando el cielo casi azul. Ese azul que sólo existe en Madrid. Y al día siguiente todo volverá a ser igual. Miraré el teléfono para apagar el despertador y veré que mi whatsapp ha resucitado. Los españoles ya lleváis 6 horas en pie, 6 horas por delante. Es como si siempre llegáramos tarde a la fiesta