¿En qué momento nos hemos metido ya en pleno verano?
Este año está siendo una auténtica locura, y no lo estoy llevando bien. Así, casi en un parpadeo, nos hemos metido en julio, las vacaciones a la vuelta de la esquina como quien dice, y ya medio año comido.
Es el momento de sentarse a reflexionar sobre todo aquello que nos hemos propuesto con el Año Nuevo. En mi caso, necesario para encontrar motivación de nuevo, pues como te digo está resultándome bastante difícil (aunque lo intento)
Hoy te invito a coger tu cuaderno (favorito), una bebida a tu elección (café, té o copazo granizado, si se tercia), y que dediques 15 -20 minutos para ti.
Te cuento brevemente los pasos que vamos a dar juntas:
1. Celebra tu avance.
Aunque simplemente (que no es poco) hayas conseguido llegar al día de hoy, con más o menos salud, física o mental, más o menos progreso... Enhorabuena. No estamos viviendo una época sencilla, y tengo la sensación de estar en una rueda de hamster, de malas noticias, que nos llevan al límite de nuestra resistencia.
Quizás estés en un momento de bajón, con sensación de no haber conseguido nada. Por eso, también es adecuado revisar qué pasos ya hemos dado, aunque sean pocos. Porque eso ya es camino recorrido, y más sencillo de retomar que partir de cero en ciertos aspectos. Psicológicamente, también es positivo celebrar hasta los pequeños logros, pues nos situa en una mentalidad de "logro", más que en una de negatividad y pesimismo.
Puedes preguntarte / reflexionar (personalmente, recomiendo que se haga por escrito) lo siguiente:
- ¿Has desarrollado alguna nueva habilidad?
- ¿Qué retos has afrontado en estos meses, y que has estado satisfecha con tu manera de abordarlo?
- ¿Has significado un cambio -para mejor- para alguien? ¿haciendo qué?
- ¿Has logrado algún objetivo? ¿y algún hito intermedio?
- Has una lista de 10 éxitos (aunque sean tan pequeños como hacer la cama toda la semana)
2. Perfecciona la base
Me contaron hace tiempo el ejemplo de dos entrenadores de éxito (de EEUU) que a sus equipos, les entrenaba a cosas tan básicas como "conocer bien un balón" o "atarse correctamente los zapatos". A deportistas de élite, de esos que ganan más en una temporada que yo puedo soñar en 5 vidas. Su teoría es que el éxito requiere de unas bases fuertes.Para nosotras esas bases fuertes pueden ser los hábitos más básicos para nuestra supervivencia, con salud: el descanso, la nutrición y la vida activa.
Mis némesis de toda la vida.
Pero también, y más a raíz de la maternidad + pandemia, mis principales focos. Es decir, obviamente me gustaría mejorar laboralmente, o llevar este blog más al día. Pero cuando llego a momentos de crisis, lo que realmente necesito y me hace seguir adelante (y me permite poder centrarme en otros aspectos) son esas tres áreas. Tener cubiertas esas tres áreas de forma óptima me permiten estar más calmada, con energía para enfrentarme al resto. En el momento en que una de ellas se resiente, todo se cae, como un castillo de naipes ¿te has dado cuenta si te ocurre lo mismo?
Vuelve a tu cuaderno, y reflexiona, sobre estas 3 áreas:
- ¿Qué es lo primero que necesitas implementar, para tener una mejora en ellas?
- ¿Qué es lo primero que necesitas dejar de hacer?
3. ¿Cómo te quieres identificar?
Vale, ya hemos visto nuestra base de prioridades (no pensaba que Maslow me fuese a resultar de tanto uso en mi vida adulta), pero seguramente tengas en tu cabeza una lista (larga) de áreas o aspectos de tu vida que te gustaría mejorar. Y puede que algunas de ellas estén chocando con cómo te consideras (que eres), y eso te suponga un freno, a la hora de trabajar en ellas.
Leí hace tiempo una estrategia de Patrick Edblad (por cierto, autor muy recomendable y con newsletters muy jugosas) para trabajar en esas áreas, de forma que estén siempre en coherencia con lo que quieres llegar a ser.
Y es: primero identifica, por cada una de esas áreas, cómo quieres ser (cómo te quieres identificar), después, establece un objetivo que te acerque a vivir esa identidad. Y después elige un hábito a implementar, que te acerque a ese objetivo.
Por ejemplo:
- Identidad: ser una persona "activa"
- Objetivo: Correr 500 km en un año
- Hábito: correr 5 km los sábados y 5 km los domingos, por la mañana.
- Identidad: ser una persona más calmada y menos reactiva
- Objetivo: Meditar 50 horas en un año
- Hábito: Hacer 10 minutos de meditación cada día
Vuelve a tu cuaderno, y reflexiona, para cada una de las áreas que quieras trabajar (no te recomiendo que sean más de 2 o 3 máximo, es mejor ir poco a poco):
- ¿Cuál es mi identidad actual? ¿Cómo me gustaría identificarme?
- ¿Cuál es mi objetivo? ¿qué me ayudaría a vivir según esa identidad que quiero?
- ¿Qué hábito puedo diseñar para alcanzar ese objetivo?
4. Prepara el camino
Para poder desarrollar hábitos (y cambios) a largo plazo, necesitas facilitar el camino.
Para cada hábito de los puntos 2 y 3, puedes diseñar:
- Planifica cuándo realizarás el hábito ("cuando [situación], haré [hábito]")
- Escribe al lado de esos hábitos los beneficios que experimentarás poniéndolos en marcha (y si te va la marcha, qué puedes perder si no lo haces)
- Facilita la situación todo lo posible para facilitar el hábito (ir al gimnasio temprano > dejar preparada la bolsa y la ropa al lado de la cama)
- Empieza estableciendo pequeños hábitos (suficientemente pequeños para no aburrirte, pero tampoco que sean un reto tan grande que los abandones al segundo día). Por ejemplo: meditar 10 minutos. Pasear 20 minutos. Comer 1 fruta de postre.
5. Mide tu progreso
Lo que se mide, se puede mejorar. Porque es objetivo, hay datos reales (no interpretaciones, que son subjetivas). Así que prepara tus herramientas para registrar (de la forma más sencilla posible) tu avance.
Piensa bien qué necesitas para cada hábito y qué herramientas dispones ya para registrarlo (quizás los pasos, o el ejercicio, sea tu móvil, o tu pulsera de actividad. Tus horas de descanso, puede ser un tracker en tu agenda)
Los calendarios y "habit trackers" son una buena idea, pues a nuestra cabecita, amante de la dopamina, le da gustito cada vez que añadimos un eslabón más a la cadena.
Además, te recomiendo implementar lo que hoy estamos haciendo, pero cada menos tiempo (mensual, o incluso semanalmente). Dedica 15 minutos para celebrar tu progreso, analizar qué necesitas cambiar y trabajar en tus hábitos.
6. Siempre tienes la posibilidad de volver a empezar
¿Sueles plantearte los cambios el 1 de enero? ¿o en el mes de septiembre? Es normal. Damos a ciertas fechas, una especie de importancia como de momento de empezar de nuevo. El cambio de año, de temporada...
Pero, si lo piensas bien, son fechas arbitrarias, a las que le hemos dado ese significado socialmente, pero son un día (más) como otro cualquiera. Por tanto, siempre que lo necesites, puedes escoger empezar de cero. ¿Quieres empezar el próximo lunes? adelante. ¿Hoy mismo? Mejor ¡a por ello!
Espero que esta entrada te resultase de interés. Por mi parte, realizaré este ejercicio mañana temprano, aprovechando el ratito de tranquilidad y silencio en casa, y la mente despejada. Me encantará que me compartas en comentarios tu experiencia, o los retos que te has encontrado al hacerlo.
Y sobre todo: mucho ánimo.