¿Alguna vez se ha sentido atropellado? ¿No supo cómo reaccionar? ¿Se dejó pisotear por alguien más? ¿Aún está molesto? ¿Pasa el tiempo y aún recuerda la situación? Para leer la introducción al tema, le recomiendo leer la primera parte de este blog.
La clave principal es acabar con aquello que le molesta:
- Si no entra fácil, es porque no le sirve: A veces, de forma inconsciente, nos colocamos en una situación de abuso. Imagine el siguiente escenario, tiene un colega conocido en la oficina, con mayor cargo que usted, pero el trato es circunstancial. Resulta ser que ambas personas están haciendo el mismo curso y el material lo envían al medio día, pero es dejado en la recepción en la planta baja. A usted le toca buscar el material y hacerle el favor de subírselo al colega, el cual no le agradece su cortesía. No lo sabe aún, pero usted se está colocando en una posición de abuso. Cuando la situación es contraria, el colega no le devuelve el favor. La situación le incomoda. ¿Qué espera para dejar de llevarle el material? Las relaciones son como la ropa, no hay que forzarlas por más intereses que haya. ¿Alguna vez se ha probado un jeans que no es de su talla? Usted insiste, se lo sube a la fuerza, pero en la barriga no le cierra bien, no va a estar cómodo, probablemente la tela se rasgue, se estire y se rompa el cierre. Si la situación le incomoda y se siente utilizado, no lo haga más.
- Aprenda a llamar las cosas por su nombre: Lo primero que debe pensar es en colocarle a sus sentimientos el nombre adecuado, y esto no es usar un apodo. A los atropelladores se les llama “atropelladores”. Más que el nombre a la acción, colóquele el nombre al sentimiento que tuvo ¿Cómo se sintió usted ante la acción recibida? Se sintió “atropellado”, “abusado”, “ignorado”. Al colocarle el calificativo al sentimiento, le estamos dando poder de descripción. Exprese lo que siente. Cuando tenga una situación de atropello, escriba lo que está sintiendo, el sentimiento pasará a segundo plano y la mente se aclarará mientras lee los calificativos de lo que siente. Use internet y lea la descripción de un sentimiento parecido a la acción de lo que sucedió.
- Háblelo: No es hacerse la víctima, hágalo con madurez, hable sobre sus sentimientos, pero desde una óptica como si fuera un tercero el que está hablando, sálgase de la pintura. Imagine que tiene a su atropellador al frente, y que la persona no le puede responder, utilice las palabras de lo que está sintiendo y comuníqueselas. Este “atropellador imaginario” no podrá enfadarse con usted, ni ser agresivo, ni ofensivo, pero la definición de los sentimientos y las palabras es clave para expresar la frustración que sintió en el momento y poder liberarse.
- Borrón y cuenta nueva: No viva con rencor, pasó un mal rato y ya. Todas las personas han pasado por chascos. No se quede viviendo la mala situación indefinidamente recordando. En vez de esto, pregúntese ¿Cuál fue la razón que hizo que usted fuera atropellado? Recuerdo una ocasión en una cola de banco, se me metió una persona adelante para ser atendida primero, la cuestión es que antes se había metido una ancianita, luego una embarazada, las dejé pasar, pero ya estaba molesta porque mi tiempo también contaba, hasta que llega una señora y se mete, fue cuando exploté. Las palabras salieron mal y la señora me insultó, los de la cola no me apoyaron y el cajero hizo pasar injustamente a la señora coleada. Yo seguí tan furiosa que salí del banco sin hacer lo que iba a hacer y hasta el día de hoy me acuerdo y me hierve la sangre. Esta situación pasó hace como 10 años y lo recuerda como si fuera ayer. ¿vale la pena?
- No se inmiscuya: Vea las situaciones como “situaciones”, nada más. Vea todo de una forma objetiva, lo que pasó, pasó. Saque el aprendizaje y siga adelante. Luego de que suceda la “situación” y haya definido con “palabras” sus sentimientos, para pasar la página, vea la situación lejos, en el tiempo pasado. Crezca de ella, ahora usted está viviendo otro momento. No piense que es una situación que le tocaba vivir para hacerlo más fuerte o porque a usted le toca todas las vicisitudes de la vida; piense más bien que es una “situación”, usted en ese momento es un tercero que se paró ahí, véalo como si estuviera viendo una película donde usted es un observador. Si logra esto, usted entenderá que está por encima de la “situación”.
- No se trague sus sentimientos: Ya con la mente en frío, analice lo que sintió, hable de la “situación” con terceros, óigales, escúcheles, vea sus puntos de vista. Si el arrollador es una persona cercana a usted, háblele de lo que sintió cuando lo hizo, si logra hacer esto, es porque perdió todo el miedo y la “situación” la ve objetivamente.
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