1. Baños relajantes y estimulantes. Los baños de agua caliente con sal gorda ayudan a relajar los pies (una media hora una vez por semana). Por su parte, los baños de agua ría estimulan la circulación. Puedes incluso combinar uno caliente, seguido de uno frío. “El remedio de la abuela”: cuando te des un baño de pies frío añade unas gotas de limón para eliminar el mal olor.
2. Exfoliación de pies. Al menos una vez por semana elimina durezas y células muertas. Utiliza piedras pómez o similares y exfolia los pies después de la ducha o del baño caliente de pies.
3. Hidrata los pies a diario. Evitarás la formación de durezas y grietas.
4. Masaje y ejercicios. Masajea tus pies todos los días, puedes hacerlo cuando apliques la crema hidratante, conseguirás relajar tus pies de la tensión del día. También puedes hacer ejercicios específicos para pies como la rotación de tobillos para fortalecer la zona.
5. Corta las uñas de los dedos de los pies de forma recta, pero no demasiado cortas, especialmente las esquinas; puede provocar uñas deformadas que se clavan en la piel y producen heridas.
6. Evite la humedad excesiva. No utilices el mismo zapato dos días seguidos para dejar que se airee; no sólo previene el mal olor, también evitarás humedad que pueda hacer proliferar hongos. Si usas calcetines, procura que sean de algodón para facilitar la transpiración. Además, cada vez que laves o moje tus pies procura secarlos bien.
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