“Toca hacer limpieza y prepararse para los 40 venideros saludables”
Las inevitables revisiones decenales nos detienen en un tiempo de reflexión para hacer balance de logros y proyectar los próximos años. En la cincuentena ya ganamos libertad personal, hijos mayores, hipoteca pagada y expectativas laborales más o menos concretadas. Pero la presente decena de los sesenta requiere una mirada más rigurosa, ya no nos atribulan obligaciones, ya no hay que aguantar a jefes, compañeros, vecinos o parientes, es tiempo de disfrutar al completo nuestro tiempo y proteger nuestro bienestar. Lo que hagamos en ésta década será determinante en la calidad de vida futura que deseamos plena y saludable. Para lograrlo, lo primero es depurar las relaciones personales tóxicas, es hora de nuevas compañías o recuperar antiguas amistades nutritivas. Sería buen ejercicio práctico coger la lista de contactos y bloquear a todos los que por una u otra razón o presión hemos accedido a soportar, y hacer valer por encima de todo el derecho a eliminar lo que no es de nuestro agrado. Igualmente con el calendario de compromisos, aniversarios y todo tipo de celebraciones sofocantes e impostadas. Ahora toca ser felices y estar bien, toca quitarse a la gente nociva, a la gente adicta al círculo quejido- hospital- tanatorio- cementerio- herencia. El camino de la vejez no ha de ser de aislamiento sino de depuración y renovación de los círculos porque en las personas lo que cuenta es su calidad y calidez humanas, y eso abunda. Tiempo de ejercer nuestros derechos al completo, de soltar las palabras atragantadas, liberar emociones enquistadas y hacer conforme nos parece oportuno. Vive la liberté.
Robert Waldinger, psiquiatra, psicoanalista y sacerdote zen, dirige en Harvard uno de los estudios más completos del desarrollo humano a lo largo de la vida de 724 hombres, de diversa extracción social, tomados desde la adolescencia y durante los últimos 75 años de sus vidas. El seguimiento a base de cuestionarios, visitas, grabaciones en vídeo, análisis de sangre, escáneres cerebrales, entrevistas con sus esposas o parejas y miles de hijos, sobre trabajo, salud, vida hogareña, etc., concluye que un alto grado de satisfacción en sus relaciones a los cincuenta años han determinado que sus vidas fueran más saludables a los ochenta y con una mejor conservación de la memoria en edades avanzadas. Manos a la obra.
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