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Ivonne Vargas Hernández
El consumo moderado del grano
ayuda a la salud mental y disminuye errores laborales, señala
estudio; sin embargo, ingerir esta bebida en exceso puede ocasionar
irritabilidad y nerviosismo.
Café del día, americano, capuchino,
latte. Cual sea la elección, empezar la jornada con uno aromático
se convierte en un ritual, al grado de que algunas personas se
muestran irritables si no han tomado esta bebida.
¿Es
verdad que el café ayuda a reanimarse?
Esta bebida ofrece más que una
sacudida por la mañana, incluso es bueno para la salud: puede
ayudar a prevenir el deterioro mental y la enfermedad de Parkinson,
menciona un estudio publicado por la revista Archives of Internal
Medicine (Archivos de medicina interna).
El análisis encontró que beber entre
dos y tres tazas de este grano disminuye 21 % el riesgo de padecer
enfermedades del corazón.
Por su parte, investigadores de la
Escuela de Salud Pública de Londres analizaron un total de 13
ensayos que evaluaron el papel de la cafeína, y concluyeron que
"resulta más beneficiosa a la hora de disminuir los errores
laborales y contribuye a mejorar el rendimiento de los trabajadores".
Respecto a la forma de consumo, los 68
participantes en la encuesta eligieron la bebida, así como pastillas
o productos energéticos (de 200 a 400 miligramos), con café.
Los datos revelan que la cafeína
funciona mejor para evitar distracciones laborales en comparación
con las siestas, y contribuye a incrementar el rendimiento de los
empleados afectados por el jet lag (descompensación por cambios de
horario al viajar).
Esta bebida, incluso, cumple su
cometido como unificador social. Muchos empleados lo utilizan
como un elemento para reunirse y romper la rutina, aunque se puede
convertir en un distractor que los haga emplear su horario de trabajo
para salir -una y otra vez- a consumir café, menciona Lilia Soria,
psicóloga y terapeuta de conducta.
"El café me viste para los
negocios, con una taza de esta bebida en la mano me siento más
seguro, soy un ejecutivo decidido (...) El café prepara para la
demanda laboral", coincidió un grupo de trabajadores
entrevistados por la consultora de estudios de mercado Consumer
Insights.
Por
mucho que se antoje un 'cafecito', la bebida también tiene sus
opositores.
Un estudio de la Universidad de
Bristol, en Reino Unido -elaborado entre más de 30 bebedores de esta
sustancia- detectaron que el aumento de la dosis de cafeína
(sobre todo en los recesos) influye particularmente en las emociones
y hace más lenta la realización de sus tareas, en lugar de
acelerarlas.
La cafeína es como una inyección de
energía al sistema nervioso central. Por eso las personas sienten
ansiedad por ingerirla en la mañana y después de comer. El problema
son los excesos: se recomienda entre 200 y 300 miligramos (el
equivalente a dos o tres tazas). "Esto te hace sentirte
despierto sin afectar la salud, pero tomar más de esa cuenta puede
generar insomnio, nerviosismo, irritabilidad y temblores. Para la
gente con problemas gástricos, ni siquiera los 200 gramos son
aconsejables", menciona Fernando Noriega, médico por la
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
En opinión de Noriega, la reacción
que cada quien tiene a la cafeína varía según el hábito de
consumo, el género (estudios demuestran que las mujeres son menos
sensibles a los efectos), peso corporal, nivel de estrés, ansiedad y
si se es fumador o no.
Además de la dosis, dice, influye
el tipo de café: el americano contiene más cafeína, una taza
tiene aproximadamente 100 miligramos contra los 30 o 40 de un
expreso.
El otro aspecto, menciona Noriega, es
que las personas ingieren esta bebida pensando que se reanimarán en
segundos, cuando en realidad la cafeína es de absorción lenta, y
los efectos se aprecian dos o tres horas después de consumirlo.
Entonces, ¿a qué hora será tu
siguiente taza de café?