El 21 de junio de 2007 inaugurábamos el blog de Paisaje Transversal con la entrada «Encuentros para la topofilia». Armados de más entusiasmo que conocimiento echábamos a andar con la pretensión de generar un foro de debate abierto en torno a la ciudad, el territorio y el paisaje. Nacimos como reacción a lo que desde la ETSAM nos trataban de inculcar: la arquitectura espectáculo, el poder de la imagen, el ensimismamiento, la endogamia. Pensábamos que otra arquitectura era posible. Pensábamos que era necesario reivindicar el urbanismo, el territorio y el paisaje, frente al afán depredador de la burbuja inmobiliaria. Pensábamos, pensamos, que la arquitectura debía ser mucho más que una mera coartada técnica para la especulación y el despilfarro.
Hoy, siete años después, alcanzamos la entrada número 1000 con la misma energía y espíritu crítico de entonces, aunque con la certidumbre de haber aprendido y disfrutado muchísimo de todas las experiencias que este blog y nuestra carrera profesional posterior nos han brindado (y siguen haciéndolo). El blog ha sido uno de los procesos de aprendizaje más intensos y estimulantes en los que hemos participado. Un espacio de (auto)formación que nos ha permitido aprender y divulgar casi todo lo que sabemos.
El blog es y ha sido un reflejo fiel de nuestras inquietudes y nuestra evolución. Un vehículo con el que hemos transitado por diferentes terrenos para tratar de forjar una personalidad propia. Si bien en nuestros primeros pasos nuestro campo de interés estuvo muy dirigido hacia las temáticas paisajísticas —la influencia y apoyo de José Fariña fue determinante en esta etapa inicial—, poco a poco fuimos dirigiendo nuestro foco de atención a cuestiones más urbanas —la impronta de Ramón López de Lucio ha sido fundamental—. Así, bebiendo de múltiples fuentes (el Paisaje, el Urbanismo, la Sociología, la Antropología, la Biología, la Geografía, la Economía, etc.) hemos tratado de construirnos un marco conceptual desde el que desarrollar nuestros proyectos.
Consideramos que nunca hemos perdido de vista nuestros dos principios fundacionales: la transversalidad y el espíritu crítico. Transversalidad en lo disciplinar (la transdisciplinariedad radical en los procesos) y en lo político (participación de todos los agentes como pilar fundamental para la construcción colectiva de la ciudad y el territorio). Crítica externa (transformación de la realidad) e interna (autocrítica). Así hemos tratado de generarnos una deontología que guía nuestro devenir profesional. Valores a los que nunca vamos a renunciar.
Hoy nos gustaría celebrar esta entrada número 1000 con toda la gente que durante este tiempo nos habéis estado leyendo. Sin vuestro apoyo, visitas y muestras de cariño no hubiéramos llegado hasta aquí. Así que queremos dedicaros este texto y daros las gracias de todo corazón.
¡Muchas gracias!
Revista Arquitectura
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