GTD® es una metodología sencilla, potente y adaptable, para ganar enfoque y mantener la sensación de control en un mundo en constante cambio.
Su flexibilidad la hace útil para cualquier persona que tenga más trabajo que hacer que tiempo para hacerlo y un mínimo grado de autonomía personal.
La formación GTD® oficial es una alternativa de eficacia probada que facilita la organización y gestión personal de los profesionales, contribuye a eliminar el estrés y mejora la eficiencia de las personas y la competitividad de las organizaciones.
En estas formaciones se proponen mejores prácticas fácilmente aplicables, se plantean comportamientos concretos y se ofrecen estrategias contrastadas para eliminar distracciones, gestionar interrupciones y que las personas se enfoquen en las cosas más significativas.
A día de hoy, somos ya millones las personas que usamos GTD® y nos beneficiamos de las múltiples ventajas que ello supone.
A pesar de este hecho, todavía hay quienes insisten en que GTD® «es difícil» o «no es para todo el mundo».
Cómo puedes imaginar, yo estoy completamente en desacuerdo con este tipo de afirmaciones.
Lo estoy porque durante mis casi 15 años de experiencia como usuario de la metodología, y después de haber facilitado su aprendizaje a miles de personas, tengo muy claro qué marca la diferencia entre quiénes logran implantar GTD® con éxito en su vida y quienes fracasan en el intento.
Una causa, según la R.A.E. es el fundamento u origen de algo.
Y la noticia, buena o mala, según se quiera interpretar, es que las causas del éxito o fracaso con GTD® son independientes de la herramienta que se elija, del jefe o jefa que se tenga, de la organización o actividad en la que se trabaje y, en general, independientes de cualquier factor externo.
Veamos cuales son estas 7 causas:
1. Claridad | Confusión
A la hora de implantar una metodología, la claridad de conceptos lo es todo.
Es imposible aplicar bien algo que ignoramos, sobre todo si creemos que lo sabemos.
Prácticamente a diario leo o escucho afirmaciones sobre GTD® que nada tienen que ver con GTD® y que con frecuencia son auténticas barbaridades.
A pesar de ello, en la inmensa mayoría de los casos, estoy convencido de que son afirmaciones bienintencionadas y que las personas que las hacen creen que lo que dicen es realmente así.
Las claves para tener claridad de conceptos son:
- Asegurarte de que tus fuentes de información son fiables.
- Mantener siempre alerta tu sentido crítico.
- Confirmar, en lugar de suponer, que lo que entiendes lo has entendido bien.
2. Realismo | Fantasía
Otra causa del éxito | fracaso con GTD® es la calidad de las expectativas.
La mayoría de las personas que se acercan a GTD® lo hace con expectativas erróneas.
Solemos pecar de un optimismo completamente infundado, y creemos ingenuamente que con un par de trucos y una buena herramienta podemos solucionar rápida y fácilmente nuestros problemas.
En este sentido, la #productividadbasura y la obsoleta «gestión del tiempo» han hecho, y siguen haciendo, muchísimo daño.
Ser realistas significa entender y asimilar que mejorar la efectividad personal conlleva desarrollar una competencia transversal clave para lograr resultados.
Y, como todo el mundo sabe, desarrollar cualquier competencia es un proceso que requiere de un esfuerzo y una inversión importante de recursos por nuestra parte.
3. Paciencia | Impaciencia
Nos gusta la inmediatez y nuestro entorno evoluciona constantemente hacia satisfacer ese deseo.
A pesar de ello, hay cosas que, nos guste o no, simplemente llevan tiempo.
Mejorar la efectividad personal es una de ellas, porque nadie es capaz de cambiar sus comportamientos de la noche a la mañana.
Del mismo modo que nadie aprende un nuevo idioma ni a tocar un instrumento en unos días, unas semanas, o unos meses, nadie implanta GTD® con éxito en su vida con solo leer un libro o asistir a un curso.
Mejorar la efectividad personal lleva tiempo. De nada sirve empezar con mucho ímpetu si al cabo de unos días, unas semanas, o incluso unos meses, se abandona todo y se vuelve a «lo de siempre».
4. Resiliencia | Fragilidad
La resiliencia es una cualidad tan valiosa como escasa. Es lo que permite que un muelle recupere su forma original después de comprimirse, o que una espiga de trigo se doble casi 90º en lugar de quebrarse, para luego recuperar su forma original.
Ser resiliente significa ser capaz de superar los obstáculos y las situaciones difíciles y continuar como si tal cosa.
En el camino para dominar GTD® hay triunfos y fracasos. Momentos en los que todo parece ir sobre ruedas y momentos en los que todo parece ir contra ti.
Ten por seguro una cosa. Si aplicas GTD®, te vas a «caer de la tabla».
Te vas a caer como nos hemos caído todos. «Caerse» es parte del proceso de transformación y aprendizaje que mencionaba antes. Y lo es hasta tal punto que, si nunca te caes, es que no estás usando GTD®.
Hay mucha gente que abandona GTD® porque se cae y es incapaz de «volver a subirse a la tabla».
Las excusas son múltiples, y todas ellas igual de infundadas. Que si «GTD® no es para mí», que si «GTD® es muy rígido», o que «es que no doy con la herramienta que necesito para que me funcione GTD®…».
Lo cierto es que hay muchas personas cuyo «umbral de frustración» es realmente bajo y abandonan ante la mínima dificultad.
Mejorar la efectividad personal conlleva irremisiblemente caídas, errores y frustraciones y eso requiere resiliencia. Tenlo claro antes de empezar, y luego no eches la culpa al mundo por tu fragilidad.
5. Perseverancia | Inconstancia
Casi todo el mundo sabe y es capaz de insistir. El problema es que resulta mucho más fácil insistir mal que insistir bien.
Por eso, insistir puede ser una fortaleza o una amenaza para tu efectividad.
Mejorar la efectividad consiste, básicamente, en hacer las cosas de manera distinta, ya que esta es la única forma de lograr resultados distintos.
El reto de aplicar GTD® es que «lo que nos sale» de manera natural es insistir en seguir haciendo las cosas como siempre las hemos hecho.
Aplicar GTD® durante unos días, unas semanas o unos meses es insuficiente. Hay que insistir lo necesario para generar el hábito.
Perseverar significa insistir en hacer las cosas de manera distinta durante el tiempo suficiente para que lo nuevo se convierta en lo habitual.
Sin perseverancia es imposible desarrollar ninguna competencia, da igual la que sea. Si quieres dominar GTD®, te va a tocar insistir, y mucho, hasta que aplicarlo sea «lo que te sale» de forma natural.
6. Compromiso | Intención
Son muchas las personas que dicen «compromiso» cuando en realidad quieren decir «intención».
La efectividad se demuestra en los resultados. Si no hay resultados, no hay efectividad.
Somos nuestras acciones. Nuestros deseos, intenciones, declaraciones, promesas, planes… Se quedan en nada si no van acompañados de «hechos».
De nada sirve que digas que tienes el compromiso de hacer tu revisión semanal si luego cualquier excusa es buena para saltártela. Eso significa que en lugar del «compromiso» de hacerla, únicamente tenías la «intención» de hacerla.
La medida de tu compromiso es lo que haces.
Tenlo presente: aprender GTD® implica recorrer un largo camino de transformación personal en el que el principal factor de éxito es nuestro compromiso incondicional con el proceso.
7. Humildad | Arrogancia
He dejado para el final la que probablemente sea la más importante de todas las causas para el éxito | fracaso con GTD®.
La humildad es fundamental para el éxito con GTD® porque tiene que ver con todas las causas anteriores.
Necesitamos ser conscientes de cuánto sabemos realmente y de cuánto ignoramos. Necesitamos ser conscientes de cuál es nuestra verdadera capacidad, de nuestras fortalezas y debilidades.
Y, sobre todo, tenemos que ser conscientes de que simplemente somos una persona más, idéntica en un 99% al resto de personas de este planeta.
A todo el mundo le gusta sentirse exclusivo, único e irrepetible. Pues lo siento. Todo lo que tú piensas, crees, haces o sientes, lo piensan, creen, hacen y sienten millones de personas, y lleva siendo así desde los orígenes de la Humanidad.
Comentarios como «GTD® no es para mí» denotan, entre otras cosas, una arrogancia sin límite. A ver. ¿Por qué no es para ti? ¿Acaso eres el único ser humano libre de sesgos cognitivos? ¿Nunca se te ha olvidado nada? ¿Nunca has sentido estrés? ¿Jamás has procrastinado? Venga, un poco de seriedad, por favor.
GTD® es una metodología basada en principios productivos universales, válidos para cualquier persona.
Nadie empeora su efectividad por aprovechar sus niveles de energía, revisar regularmente sus compromisos, o externalizar los recordatorios en un sistema externo de confianza.
Cada persona es libre de decidir si quiere o no quiere implantar GTD® en su vida, pero si decide hacerlo, tiene que saber que no es gratis, que hay un camino por recorrer y unos requisitos para hacerlo con garantías.
Las personas que tienen claros los conceptos, son realistas, ejercitan su paciencia, son resilientes, perseveran, están realmente comprometidas y son humildes, logran implantar GTD® con éxito en sus vidas.
Las que no se enteran (confusión), creen que el mundo es de color rosa (fantasía), no dedican el tiempo necesario a las cosas (impaciencia), abandonan ante el menor obstáculo (fragilidad), son incapaces de mantener un esfuerzo de forma sostenida en el tiempo (inconstancia) o confunden sus compromisos con sus intenciones, fracasan en el intento.
En esta aventura, GTD® es un simple observador, completamente al margen de si esa persona hace las cosas bien o mal. Ni tiene el mérito de su éxito ni tampoco la culpa de su fracaso.
Las 7 causas del éxito o fracaso con GTD® son única y exclusivamente responsabilidad tuya, y por tanto está en tu mano convertir estas causas en recursos para triunfar o lastres para fracasar.