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7 de Julio... San Fermín

Publicado el 08 julio 2014 por Entrelugas
7 de Julio... San Fermín
Aviso: Este post ha sido redactado en base a unas fuentes propias no muy fiables en cuanto a la consecución de los acontecimientos, así como las fotografías no llevan una preparación rigurosa sino que se hicieron sobre la marcha, hasta ser prácticamente inexistentes a altas horas de la noche. Sepan disculparme ;p

En España existen muchos encierros a lo largo y ancho del país, pero sin duda el que más fama tiene a nivel nacional e internacional, son "los sanfermines" de Pamplona, en Navarra, cada 7 de Julio.
Tanto es así, que pasaron de ser simplemente "unos tíos corriendo delante de unos toros", a ser algo mucho más...  una fiesta que traspasa fronteras, no en vano, hasta aquí llega gente de todas las nacionalidades para deshinibirse y pasarlo en grande, como nadie se puede imaginar. Y es que entre esas calles pamplonicas uno puede ver de todo... y más a altas horas de la madrugada.
Apenas faltaban unos pocos kilómetros para llegar cuando ya se empezaba a respirar un ambiente de lo más festivo, todo el mundo se dirigía a Pamplona, pero no fue hasta entrar en la ciudad que dimos de lleno con una marea rojiblanca que inundaba todas las calles y rincones. De verdad hay que vivirlo para entender el sentimiento que hay aquí.
7 de Julio... San Fermín7 de Julio... San Fermín
Gente de todas las edades, mayores, niños, jóvenes, todos vestidos de un blanco poluto y un rojo intenso como para que te pille un toro... bueno, eso hasta el momento del chupinazo, ya que después los colores se volvieron de todas las tonalidades posibles. También el pañuelo se lleva atado a la muñeca, después va al cuello.
Situación: Pamplona, 6 de Julio, las 12 del mediodía, y treinta y muchos grados a la sombra. La plaza del ayuntamiento, desde donde se lanza el chupinazo, se convierte en una gran alfombra de cabezas humanas, donde no cabe ni un alfiler y donde uno queda a su suerte, o a merced de los empujones de la gran masa. Hay que ser muy valiente o estar algo loco, o borracho, o todo a la vez, para meterse ahí, de verdad. Lo digo con conocimiento de causa, que lo intenté por unos segundos que parecieron siglos.
Pañuelos rojos en alto, se espera el lanzamiento del cohete entre gritos, silbidos y cánticos de todo tipo. Aquí todo vale, y con tanto calor y tanta exaltación, es hora de bañarse, principalmente, de calimotxo (esa bebida tan española de vino+cocacola), aunque algunos fueron más allá y se rebozaron con todo lo que encontraron en la cocina de su casa como ketchup, mostaza y una sustancia algo viscosa que por suerte nunca llegué a saber qué era... El calimotxo es sagrado, pensarían. Yo por suerte, salí limpia, supongo que gracias a mis miradas inquisitivas de cuidado con mancharme que acabo de llegar...
Desde los balcones de los edificios que rodean la plaza, los vecinos también lanzan baldes y cubetas de agua en un gesto muy generoso de solidaridad y empatía con los pobres que estamos abajo, algunos incluso descorchan sus botellas de champán para dar un riego de lujo a la plaza, que para eso es la fiesta grande. Yo propongo para próximos años mangueras de agua a toda presión. Gracias.

7 de Julio... San Fermín

He aquí la diferencia de "blancos"... el que acaba de llegar, y el que ya lleva unas cuantas horas por ahí

7 de Julio... San Fermín

Que san fermín os lo pague, majos


Por la noche, los fuegos artificiales en la campa del parque de la Ciudadela, donde decenas y decenas de personas de todas las edades y sentados en el suelo, o de pie, esperan la hora de los fuegos entre charlas, canciones, gritos, risas y carcajadas, y bebida, eso que no falte. Fue un momento mágico como ninguno, tanto por la espera, que lo pasamos genial, como por la traca, nunca vi unos fuegos tan expectaculares como los de aquella noche. Acto seguido, nos encontramos en el camino la "verbena" y por ahí nos quedamos a disfrutar de la noche. Nuestro próximo objetivo: ver el primer encierro del año. ¿Lo conseguiríamos?
Insertar aquí lapsus de tiempo confuso y lagunoso [...]

Así, después de unas cuantas horas de noche pamplonica, y habiendo perdido totalmente la noción del tiempo, nos asaltan las dudas: ¿dormir?¿no dormir y esperar? Decidimos ir a tirarnos un rato para estar descansados, y ponernos en marcha más tarde, pero después de las aventuras que no voy a relatar por vergüenza para encontrar un lugar donde acampar y poder siquiera pegar una cabezada tranquilamente y lejos del barullo, con vigilantes que nos impedían dormir porque ahí no se podía estar y con aspersores de riego que se ponían de repente en funcionamiento de por medio, nos rendimos: aquí no hay quien pare, guardamos los sacos en el coche y decidimos volver al centro, a hacer hora hasta el primer encierro...
...y quiero morir: las calles son una mezcla de olor intenso a orín y vómitos, por no hablar de la cantidad de basura y cristales rotos que hay por el suelo. Como que de repente volví a la vida, fue un tortazo en toda la cara. ¿Esto es una fiesta, o una guerra?
Nos movemos hasta calle Estafeta, la más famosa, pero avanzadas las 5 de la mañana (y muchísimo antes también), ya estaba todo lleno, obviamente. Hay quien está esperando desde las 2 de la mañana pero deben ser superhumanos, porque lo juro que no hay mortal que aguante eso. No en vano nuestro objetivo era ver el encierro costase lo que costase, así que buscamos un lugar desde el que poder verlo bien como sea.
Recorrer las calles a estas horas es como estar en un museo urbano sobre contorsionismo etílico impresionante, jamás pensé que habría tantas formas y posturas imposibles de quedarse dormido. Alucinante. Deberían dedicar todo un reportaje fotográfico a esa pobre gente, se lo merecen.
Al final divisamos un claro entre la masa, y así, algo más de dos horas sentada en un escalón frío de hormigón, sin dormir, sucia, sin ducharme, con frío, con hambre, con la gente dando por saco, me quedé esperando por ver a unos pobres toros correr durante unas milésimas de segundo. Bien, es algo que hay que vivir una vez en la vida, y yo ya gasté el vale. Una y no más, los encierros por la tele. San Fermín sí, trasero dolorido no. Al menos los que corren delante de los toros se lo pasan bien, que es lo importante.

7 de Julio... San Fermín

Aquí los mozos esperando que llegaran los toros. Romántico, romántico no fue... pero vi amanecer aquí sentada. ¡Lo logré!

7 de Julio... San Fermín

Tsssss ésto es lo fácil... lo valiente es hacer lo que hicimos nosotros. Hay una foto mucho más expectacular aquí


Para nosotros, el "pobre de mí" llegó este día, aunque a Pamplona le quedaba toda una semana entera de encierros, actos, botellones y demás...

7 de Julio... San Fermín

Spain, Spain... Es una sensación extraña eso de que el calzado se te salga de los pies, porque se te queda pegado al suelo. Me recordó a la plaza mayor de Salamanca en la nochevieja universitaria, qué años aquellos.


Conclusiones: a mí me ha encantado, salvo por agunas obviedades ya mencionadas, me lo he pasado genial. Me encantó Pamplona, me encantó su gente, y me encantó su fiesta.
Decir que este San fermín que he contado aquí es del 2013, pero como nunca es tarde, lo subo justo un año después, que seguro que no es muy diferente. Viva San Fermín, Gora San Fermín.
Este post participa en la fiesta de enlaces de Lireth

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