El respeto, el amor la empatía, la cordura… deben acompañar el acto de cualquier venida al mundo de un ser.
Cada vez que un niño/a nace, estamos recibiendo al futuro, estamos sembrando una semilla que no podremos evitar que germine. Cada una de las situaciones que el bebé viva en esa experiencia está dejando una huella que un día u otro se manifestará.
Pedimos:
- a todos los futuros padres que tomen conciencia del compromiso que tienen con sus hijos e hijas y programen para ellos/as un nacimiento que les deje un recuerdo de bienvenida y acogimiento.
- a todos los profesionales implicados en la llegada al mundo y recibimiento de los miles y miles de personas que nacen cada día, que tomen conciencia del compromiso social que tienen, al tener en sus manos el bienestar emocional futuro de tantas personas y que cada criatura sea recibida como se merece.
Nuestro pensamiento y nuestra petición es que la experiencia de los bebés que se incorporan a la vida debe cuidarse y que cada niño o niña que nace debe ser tratado como un ser sagrado si queremos construir un mundo mejor.
Para cambiar el mundo hay que cambiar la forma de nacer (Michel Odent)
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