Esta semana pasada estuve revisando los días de vacaciones para organizarme un poco hasta de final de año. Y ya reservé algunas fechas fuera del período estival. Y, como no podía ser de otro modo, una de las seleccionadas fue el 6 de noviembre. Quiero estar fresca para el día importante.
A iniciativa de la Coordinadora Feminista de Valencia y en concordancia con otras muchas asociaciones, plataformas y mujeres se está organizando para el día 7 de noviembre la que se ha denominado como LA MARCHA CONTRA LAS VIOLENCIAS MACHISTAS.
La necesidad de esta marcha radica en la urgencia de que se tome consciencia de que nos están asesinando por ser mujeres. Que el feminicidio que estamos viviendo se está obviando por parte de quienes nos gobiernan. Que este tema, el del terrorismo machista, ha de estar en primera plana de las agendas políticas de todos los partidos y con medidas claras y concretas para erradicar este terrorismo que se lleva por delante la vida de tantas mujeres y criaturas cada año.
En las últimas semanas he estado observando los informativos convencionales de radio y televisión. Aparte de que se dedica mucho más tiempo a la información deportiva que a los asesinatos de mujeres está surgiendo otro fenómeno que me preocupa. Y es el de la defensa de de los derechos de los animales.
Me parece fantástico que se avance en la defensa de los derechos animales y es una causa en la que me encontrarán, pero en los medios de comunicación generalistas aparece como más importante, por ejemplo, el seguimiento de la adopción de los cachorros “Chapa” y “Pote” después de haber sido rescatados de una muerte segura por parte de una asociación protectora de animales que les limpió del chapapote del que estaban impregnados, que el seguimiento de los temas resultantes de terrorismo machista.
Con carácter general, no se elaboran noticias con contenidos pedagógicos para prevenir. No se realizan seguimientos de las condenas de los asesinos. No se elaboran contenidos justos para las mujeres asesinadas o agredidas. Se limitan a una cuestión de maquillaje en los términos y ya. Cambian el término violencia de género por violencia machista y ahí se quedan los cambios.
Cada vez que una mujer es asesinada por terrorismo machista, el sistema patriarcal refuerza su papel en el ámbito simbólico. Y esto es mucho más peligroso de lo que pueda parecer en principio. Y si quienes ostentan el poder público a todos los niveles no actúa de inmediato y con contundencia, se alían con el patriarcado más feroz que refuerza su poder y su presencia, llegando a justificar al asesino o maltratador con mensajes claros o subliminales. Y este aspecto conlleva en sí mismo el que todo vale para que el orden establecido, el patriarcado, perviva y se refuerce.
Son muchos los elementos que han permitido que estos asesinatos de mujeres pasen desapercibidos o no se les dé la importancia que realmente tienen. Entre ellos las nefastas por inexistentes políticas de sensibilización y prevención que, desde los Ministerios afectados, no se han llevado a cabo.
Pero por el contrario acaban de presentar a bombo y platillo sin la presencia del ministro Alonso un informe con una muestra de 40 mujeres víctimas sobre los motivos que las llevan a NO DENUNCIAR A SUS AGRESORES. Tócate las narices!!! ¿Pero cómo es posible que se destine dinero público a este tipo de manipulaciones para incriminar a las mujeres en su propio ciclo de violencia e incluso volverlas a culpabilizar de su propia situación? Es, al menos para mí totalmente inconcebible.
Es tal la estafa, que mediante este tipo de estudios (insisto que pagados con fondos públicos) que llegan a dejarme casi sin aliento. Y que conste que he dicho “casi”, porque de inmediato lo recupero para escupirles en la cara lo inconscientes que son al justificar que las mujeres no denuncien para elevar a culpa de ellas mismas el origen de su sufrimiento por no denunciar. Son terriblemente perversos los mensajes de esta gentuza.
No hay dinero para prevenir ni para sensibilizar. Eliminan la asignatura de educación para la ciudadanía del curriculum escolar en la que se podía trabajar este tipo de temas. Imponen la asignatura de religión que predica sumisión de las mujeres y subsidiariedad de las mismas a los hombres. Eliminan recursos para las víctimas dejándolas en situaciones de total desamparo, pero mantienen cursos de reciclaje para reinserción de maltratadores. Eliminan la formación para profesionales implicados por falta de recursos, así como también justifican la falta de recursos para que las mujeres puedan exigir los derechos contemplados en la actual y vigente legislación. Y no actúan con la contundencia necesaria para apartar a quienes no cumplan con sus obligaciones de aplicar correctamente las normas competentes para castigar a los agresores.
Porque todo eso y mucho más han permitido quienes nos siguen desgobernando, consiguiendo con sus medidas y sus silencios cómplices que los asesinos pierdan el respeto a las normas y el patriarcado se ha envalentonado para imponer su terror contra las mujeres, para, en definitiva domesticarlas a su antojo y volverlas a convertir en siervas y no en compañeras.
Por eso es necesario la marcha del 7 de noviembre, para denunciar todos estos atropellos políticos y sociales, al tiempo de que cada partido político se retrate en la elaboración de medidas concretas para llevar esta situación insostenible a un gran pacto de estado para hacer recular al patriarcado que nos asesina y nos maltrata por haber nacido mujeres.
No es permisible que una de las legislaciones pioneras de prevención y atención a las víctimas de este tipo de terrorismo machista que, aunque no siempre mata, deja centenares de miles de víctimas, sea abandonada en la cuneta permitiendo además que se vuelva a culpar a las mujeres de sus situación por no denunciar.
Tampoco es de recibo que hasta la ONU haya llamado la atención al gobierno actual por la situación generada por el incumplimiento de la legislación y su falta de implementación.
Es necesario que marchemos por Madrid el 7 de noviembre para exigir nuestros derechos a una vida libre de terrorismo machista, a una vida digna y plena.
Es necesario que marchemos sobre Madrid para redignificar la memoria de las mujeres asesinadas por terrorismo machista y ser sus voces clamando justicia social.
Es necesario que marchemos el 7 de noviembre para exigir que se respeten los derechos de más de la mitad de la población que somos las mujeres. Y exigimos una vida sin violencias de ningún tipo.
Es necesario que marchemos el 7 de noviembre sobre Madrid, porque las caperucitas le enseñarán los dientes al lobo patriarcal.
Las mujeres queremos, mejor dicho exigimos, que el patriarcado sea combatido también desde las instituciones. Somos muchas y cada día son más los compañeros de viaje que se suman a la denuncia de la situación en la que estamos.
Porque no sobramos ninguna. Porque nos faltan muchas, demasiadas. Porque exigimos un Pacto de Estado para erradicar este terrorismo silencioso y permanente. Porque nuestras vidas tienen el mismo valor que la de los hombres. Porque tenemos derecho a una vida libre de violencias de todo tipo.
Y porque queremos defendernos juntas del patriarcado que nos asesina con el silencio cómplice de gentes de la política, de los credos religiosos, de la judicatura, de los medios de comunicación, de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y demasiada gente más.
Y, sobre todo porque nuestros derecho humanos no se tocan.
Por todo esto y mucho más es necesaria la presencia masiva de gentes que creen que otro tipo de sociedad sin terrorismo machista es posible el próximo día 7 de noviembre en Madrid.
Yo ya pedí mi día de vacaciones para no faltar a una cita de las más importantes de mi vida. La que espero que sea la gran #MarchaContraViolenciasMachistas. Y gritaré alto y claro que el #MachismoMata, que nuestras vidas son #CuestiondeEstado y que exijo un gran #PactodeEstado porque #NosFaltanTodas y exijo que no haya #NiUnaMenos.
Nos vemos el #7Noviembre en #Madrid.
Ben cordialment,
Teresa