Tras una semana de retiro espiritual en Tenerife traigo estas imágenes que muestran algunas de las bellezas de esa isla.
Olas todos los días y un fondo de roca al que no he acabado de acostumbrarme, la verdad. Al final de la ola no cubría ni por la rodilla pero aún así di todo lo que pude y disfruté de aguas cristalinas y muy cálidas y baños con poca gente.
Una semana no da para mucho, visitar el parque nacional del Teide, Loro Parque, los acantilados de los Gigantes y poco más (lo que hacemos los turistas de una semana) pero es suficiente para quedarte con ganas de volver.
Ya sé que queda poco “cool” eso de ir de turista, pero con sólo 7 días lo de echarse a la aventura me resultaba poco menos que utópico. Esta isla exige por lo menos 15 para poder disfrutarla yendo “por libre”.
Sin duda es un destino recomendable para todos los gustos pero, sobre todo, para disfrutar de entornos y vivencias memorables. Volveré.