Revista En Femenino

7 Ejercicios para Reconectar con tu Cuerpo — Sin Presión Sexual —

Por Coachingparamamas

Especialmente para Madres que Sienten que su Deseo se Ha Apagado

Cuando eres madre, tu cuerpo deja de ser solo tuyo. Es vehículo, refugio, fuente, límite… y muchas veces, también, un territorio olvidado. No porque no lo quieras —sino porque el mundo exige tanto de él que ya no queda energía para habitarlo, simplemente.

Muchas mujeres acuden buscando “recuperar el deseo”. Pero antes que eso —antes que pensar en tocar, ser tocada, excitarse— viene un paso más esencial: volver a sentir que el cuerpo es un lugar seguro, propio, digno de atención sin finalidad.

Estos siete ejercicios no buscan “encender la libido”. Buscan algo más profundo: restaurar la conexión con la sensación de ser una, antes que madre de. Pueden hacerse solas, en 5 a 15 minutos al día. No requieren ropa especial, apps ni inversión. Solo presencia.


1. El mapa de lo neutro

(Duración: 8–10 minutos | Frecuencia: 2–3 veces por semana)

Qué hacer: Siéntate cómoda. Cierra los ojos. Recorre mentalmente tu cuerpo de pies a cabeza y anota (en voz baja o en un cuaderno):

¿Dónde siento neutralidad?
No placer. No dolor. No tensión. Solo presencia.
Ejemplos: “el peso de las nalgas en la silla”, “el aire fresco en las muñecas”, “el contacto del pelo con la nuca”.

Por qué funciona: El cerebro de una madre está hiperentrenado para detectar peligro, necesidad o urgencia. Este ejercicio activa la atención no evaluativa, clave para bajar la vigilancia constante. La neutralidad es el suelo sobre el que puede crecer el placer —no al revés.


2. El ritual de transición del “modo cuidado” al “modo yo”

(Duración: 2–3 minutos | Frecuencia: diaria, al final del día o tras dejar a los niños en la escuela)

Qué hacer: Elige un gesto físico simbólico y repetible:

  • Quitarte un anillo o pulsera y dejarlo en un platito
  • Lavarte las manos con un jabón de aroma distinto al del baño familiar
  • Decir en voz baja: “Ahora soy yo por 10 minutos”

Mientras lo haces, respira profundamente tres veces. No pienses en lo que harás después. Solo detén la transmisión del rol.

Por qué funciona: Las madres rara vez tienen transiciones reales entre roles. Este ritual crea un umbral simbólico que le dice al sistema nervioso: “Ya no estás en alerta. Puedes bajar la guardia.” La autorregulación precede a cualquier forma de deseo.


3. El diario de microdeseos no sexuales

(Duración: 3 minutos | Frecuencia: diaria)

Qué hacer: Al final del día, anota tres deseos pequeños que hayas sentido —y que no estén relacionados con los hijos ni con la pareja. Ejemplos reales de madres:

  • “Quise callarme durante toda la cena.”
  • “Deseé no responder al mensaje de la profesora hasta mañana.”
  • “Quise caminar 5 minutos sin tener que sostener nada.”

No juzgues si los cumpliste. Solo reconoce: “Esto quise. Esto es mío.”

Por qué funciona: El deseo sexual no surge en el vacío. Surge cuando el cerebro recupera la confianza en que vale la pena querer algo. Este ejercicio reentrena la conexión con la voluntad interna —el primer paso para cualquier deseo auténtico.


4. El toque sin agenda (contigo misma)

(Duración: 5–7 minutos | Frecuencia: 2 veces por semana)

Qué hacer: En la ducha o acostada, toca partes de tu cuerpo sin intención de excitación ni belleza. Usa las yemas de los dedos —no las palmas— y pregunta silenciosamente:

¿Qué textura siento aquí? ¿Calor? ¿Presión? ¿Vacío?
Empieza por zonas neutras: antebrazos, rodillas, nuca. Luego, si surge curiosidad (no obligación), avanza.

Por qué funciona: El tacto materno es funcional (cambiar, abrazar, curar). Este ejercicio recupera el tacto exploratorio, propio de la infancia, cuando tocar era conocer —no cumplir. Es somático, no sexual.


5. La pausa del “no automático”

(Duración: 1 minuto en el momento | Frecuencia: cada vez que sientas un “sí” automático)

Qué hacer: Cuando estés a punto de decir “sí” a algo que no quieres (una salida, una llamada, una demanda), detente y di en voz baja —para ti—:

“No lo sé aún. Me doy 10 segundos.”
Respira. Luego responde —aunque sea “sí”. Lo importante no es la respuesta, sino el espacio de elección.

Por qué funciona: El deseo requiere agencia. Si tu “sí” es automático, tu “no” está dormido… y con él, toda posibilidad de deseo genuino. Este ejercicio fortalece el músculo de la voluntad explícita.


6. El espejo sin evaluación

(Duración: 2 minutos | Frecuencia: 1–2 veces por semana)

Qué hacer: Ponte frente al espejo —ropa normal, pelo como esté— y observa tu rostro sin juzgarlo. No digas “me veo cansada” ni “tengo ojeras”. Solo nombra:

“Veo una mujer que ha cargado, contenido, sostenido.”
Puedes tocarte suavemente la mejilla y decir: “Gracias por aguantar.”

Por qué funciona: La vergüenza corporal —especialmente postparto— bloquea la conexión con el deseo. Este ejercicio no busca “quererse”, sino reconocerse sin violencia. La compasión es el puente entre el cuerpo y el sujeto.


7. La carta a tu cuerpo pasado (o futuro)

(Duración: 10–15 minutos | Frecuencia: mensual)

Qué hacer: Escribe una carta breve —no para enviar, solo para ti— a:

  • Tu cuerpo de antes de ser madre (sin nostalgia, sin culpa)
    “Gracias por no saber lo que podías resistir. Me duele haberte perdido, pero no me arrepiento de lo que ganamos.”
  • O a tu cuerpo dentro de 5 años (sin exigencia)
    “Espero que te hayas dado permiso para descansar. No necesito que vuelvas a ser como antes. Solo que te sientas habitable.”

Por qué funciona: El duelo por el cuerpo anterior es real —y rara vez nombrado. Este ejercicio no lo niega, sino que lo integra. La reconciliación con el tiempo vivido es esencial para habitar el presente.


Un recordatorio esencial

Estos ejercicios no son “técnicas para volver a tener ganas de sexo”.
Son prácticas de restitución simbólica: devolverle al cuerpo el derecho a ser más que un recurso.

Porque una madre no necesita “recuperar” su deseo para ser completa.
Pero sí merece —urgentemente— recuperar la sensación de que su cuerpo le pertenece.

Y eso, en un mundo que sigue midiendo su valor por lo que da… es el acto más radical de autocuidado.

La entrada 7 Ejercicios para Reconectar con tu Cuerpo — Sin Presión Sexual — se publicó primero en Coaching para Mamás.


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