Revista Belleza

7 Malos Propósitos Para El Año Nuevo

Por Mariola Azores De Bustarviejo @MariolaAzores
7 Malos Propósitos Para El Año Nuevo
El año pasado, en la entrada Mis 7 deberes para el nuevo año, compartía contigo una especie de propósitos que tenía la firme intención de llevar a cabo. Repasando una vez más aquella lista he llegado a la conclusión de que ni puedo ni debo ni quiero dar por terminados aquellos deberes. 
Son objetivos muy ambiciosos a nivel personal y por lo tanto propósitos de largo recorrido, y eso me gusta. Significa que me estoy tomando en serio, muy en serio, este viaje de auto superación que un día decidí emprender para convertirme en una persona de más calidad. Un viaje así no tendría que acabar nunca, esta es la razón por la que los 7 deberes incluidos en la lista de 2015 siguen siendo los mismos que escribiría hoy también en la lista de "tareas pendientes" de 2016.
Como premio a habérmelos tomado tan en serio (y teniendo en cuenta que el trabajo con ellos no ha finalizado) me parece que me he ganado relajarme un poquito en otros aspectos de mi vida. Así que he decidido que voy a hacer una lista de "Malos Propósitos" que recoja esas cosas que me he dado permiso para no cambiar este año. Además, teniéndolas por escrito -todas juntitas y ordenadas- me será más fácil evitar que anden durante doce meses revoloteando por mi cabeza dándome la lata. 
7 Malos Propósitos Que Quiero Cumplir En 2016

1. Seguir fumando
Cada vez que alguien abandona el tabaco salta de mi boca la misma pregunta, como un resorte: "¿pero fumabas mucho?". Normalmente las respuestas me dejan tan sorprendida ("dos o tres cajetillas al día") en comparación a lo que yo fumo (cuatro o cinco cigarros al día) que me reafirmo en mi convencimiento de que no pasa nada sino me impongo (un año más) como propósito dejar de fumar. 
Pero entonces me encuentro con un artículo como el que leía la otra mañana en la versión en papel de Vogue Belleza. En él Sara Fernández, jefa de moda de la revista y gran fumadora, narraba cómo, gracias a la hipnosis (¡y en una sola sesión!) ha logrado dejar el tabaco sin mucho esfuerzo.
Tal vez tendría que reconsiderar mi primer mal propósito del año. Pues sí que empezamos bien.
2. Meditar poco y mal
Lo intenté cuando practicaba yoga ; he vuelto a intentarlo en 2015 vía una aplicación que me descargué para el móvil. Peo nada, me cuesta muchísimo centrarme en vaciar mi mente de pensamientos o en "solo observarlos y dejarlos ir". Yo es que aún no sé cómo se hace eso, ¿hay alguien más en la sala aparte del Dalai Lama capaz de conseguirlo?
3. No sintetizar la vitamina D
Aspirar a tener una piel impecable como las coreanas  conlleva sus inconvenientes. Huir del sol como una verdadera friki  me ha dejado con las reservas de vitamina D bajo mínimos por lo que mi doctora me ha obligado a tomar unas ampollas de esta vitamina durante todo el invierno y me ha recomendado ponerme unos minutos al sol todos los días. Mi tercer mal propósito para 2016 consiste en no hacer caso a mi doctora en su recomendación de exponer mi piel a los rayos del astro rey, por lo menos mientras esté tomando las ampollas.
4. Dormir de la peor manera
La humanidad se divide en tres grupos: los que duermen de lado, los que duermen boca abajo y los que duermen sobre su espalda. Yo pertenezco al primer grupo; ¿tú también? Entonces te informo de que quienes dormimos en esta posición estamos provocando la aparición de arrugas en el contorno de los ojos  y en el escote . Una posible solución para la evitar las arrugas en la piel del rostro pasa por utilizar una almohada de belleza  y para prevenirlas en la fina piel del escote dormir con el sujetador Pillow bra.
No, no tengo ni la una ni el otro. Quizás debería apuntar ambos en una lista de "buenas compras para 2016". (Como siga cambiando de opinión esta lista de malos propósitos se me va a ir de las manos).
5. Quemar el carnet de conducir
Bueno, este punto sí que lo tengo claro. Soy la absurda propietaria de un carnet de conducir que apenas he usado. Hace siglos que no cojo un coche y nunca lo he echado de menos. Así que a todos los que insistís en que dé unas clases y me compre "un cochecito" quiero que os quede claro de una vez por todas que a mí lo que me gusta y lo que se me da bastante bien es ejercer de copiloto: pincho una música buenísima, amenizo los trayectos y viajes con mis bailes y acierto en tu boca siempre que me pides una patata frita.
6. Vender mi alma al diablo por una croqueta
Tengo yo la nevera como para poner pegas, ¿sabes? No cocino -"I never learned to cook but I can write a hook"-, ni siquiera tengo horno. Las tres veces que se ha encendido la vitrocerámica en mi cocina ella misma se asustó al sentir que entraba en calor. Y soy tan bruta que un día mi hermana me comentó que tenía ossobuco para comer y yo pensé que se iban a zampar un oso pequeñito. Por eso desde LMDM hago un llamamiento a todas y todos esos grandes cocineros que me leéis: estaré encantada de aceptar cualquier invitación para comer en vuestras casas. Yo a cambio os garantizo que soy de esas personas "que se ganan la cena": tengo anécdotas y buen humor a montones para agradecer vuestro bonito gesto gastronómico.  También acepto tuppers.
7. Perder el tiempo 
Perder el tiempo soñando despierta. Bailando y cantando sola en casa. Charlando de naderías por teléfono. Navegando sin rumbo por la red. Buscando música en Spotify. Perder el tiempo es mi mal propósito favorito para 2016 por dos razones. Primero porque curiosamente a veces resulta ser una actividad muy productiva. Y segundo porque tengo tendencia a imponerme demasiada presión para exprimir al máximo todas las horas del día, y la verdad, creo que necesito que el pitbull que llevo dentro se relaje un poco este año.
¿Tú tienes una lista de Malos Propósitos?


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