Con un pase de Tony Romo a Jason Witten con sólo 13 segundos en el reloj de juego, los Dallas Cowboys se llevaron la victoria sobre los New York Giants 27-26.
No hay manera de que un partido entre Cowboys y Giants no llegue a las últimas consecuencias. En esta ocasión, en el primer encuentro de domingo por la noche estos dos equipos nos dieron un (o debería decir otros) final cardiaco.
A continuación comparto 7 observaciones del Cowboys vs Giants:
1. La línea ofensiva de los Cowboys es tremenda.
Parece una obviedad escribirlo/decirlo, pero de verdad no hay nada más valioso en el equipo de la Estrella Solitaria que los cinco hombres que se alinean al frente de su ataque. Lo sabíamos desde el año pasado y ahora con 60 minutos de acción de juego lo estamos reafirmando.
A pesar del hecho de que el Guard Ron Leary salió lesionado de la ingle, Mackenzy Bernadeau entró a reemplazarlo de manera tan suave que el cambio fue prácticamente imperceptible.
Todo lo que este equipo pudo lograr ofensivamente hablando se debió a este cuadro; un ataque terrestre que acumuló más de 80 yardas, un Tony Romo que constantemente tuvo más de tres segundos para lanzar el balón y salió prácticamente limpio del partido.
2. NADIE sabe qué es una atrapada en la NFL.
Es triste pensar que algo que es tan cotidiano en el juego en la actualidad como una atrapada, sea tan increíblemente complejo de descifrar y de explicar, desafortunadamente, hoy comprobamos que así es.
Durante la primera mitad, el Head Coch, Jason Garrett, usó sus dos oportunidades de retar decisiones arbitrales en jugadas en las que cabía la posibilidad de que el receptor “hubiera o no completado el proceso de la recepción”, ambos fallos resultaron en su contra, sin embargo una vez más se mostró inconsistencia en la marcación.
El remedo de solución que se intentó establecer durante el offseason, claramente no es suficiente. Veremos qué pasa en adelante.
3. El tiempo de posesión.
“¿A quién le importa el marcador si podemos ganar el tiempo de posesión?” dijo nunca nadie.
Al parecer los Cowboys salieron a jugar con esa mentalidad, dejando, por lo menos en dos ocasiones, 4 puntos sin anotar, es decir, conformándose con FGs en vez de TDs.
Definitivamente no necesitaban ese enfoque de exprimir el reloj, su ataque era claramente superior a la defensiva de los Giants y si tan sólo hubieran aumentado las posesiones, hubieran incrementado sus puntos en el marcador por pura probabilidad simple. La anotación para irse arriba 23 – 20 en el último cuarto y el drive de la victoria lo comprueban.
Lo que esto nos deja ver es, la cantidad de deficiencias que tienen los Giants a la defensiva y el hecho de que los Cowboys al ataque siguen confiados en que su línea ofensiva abrirá huecos para que, quien quiera acarrear el balón, lo logre con éxito.
Por parte de los Giants, a pesar de que nunca pudieron armar un drive ofensivo largo y que le bajara mucho tiempo al reloj, hicieron las cosas de forma muy eficiente aprovechando los errores de los Cowboys y convirtiéndolos en puntos a su favor, el enfoque completamente opuesto.
4. Comités de corredores.
En ambos equipos vimos el ejemplo perfecto de lo que se considera un backfield por comité. Por el lado de los Giants, Rashad Jennings, Shane Vereen y Andre Williams se complementaron, cada uno aportando diferentes habilidades en situaciones específicas, para producir 80 yardas, número muy similar al que lograron por su parte Joseph Randle, Darren McFadden y Lance Dunbar para los Cowboys.
Aunque la distribución parece ideal para ambos equipos, la producción debe mejorar, ya que 80 yardas por partido y cerca de 3.5 yardas por acarreo no espantan absolutamente a nadie y los tendría colocados entre los peores de la liga.
5. El manejo del reloj de juego
Ambos equipos tuvieron garrafales errores de manejo de reloj, sin embargo el error más grave fue de los Giants, quienes en el último cuarto, arriba por 3 puntos, con 1:43 por jugar, en tercera y goal desde la yarda 1, después de haber sido detenidos en dos ocasiones en acarreos de Jennings por el centro, deciden mandar una jugada de pase; con presión en la cara Eli Manning lanza el balón afuera del campo, ahorrándole 40 segundos a unos Cowboys que ya no tenían tiempos fuera.
Para completar el error, el Head Coach, Tom Coughlin, decide patear el Field Goal e irse arriba por 6 puntos en el marcador dejándole más de un minuto y medio en el reloj de juego a su rival.
Si de cualquier manera iba a ir sólo por 3 puntos, hubiera sido mejor que Eli se comiera el balón, tomara el sack y le bajara unos 35 segundos más al reloj de juego y luego anotar los 3 puntos. En caso contrario, ya que se detuvo el reloj, pudo haber jugado en cuarto down para conseguir los 7 puntos; en el peor de los casos, si llegaran a fallar, la ofensiva de los Cowboys hubiera tenido 99 yardas por recorrer en un minuto y medio, necesitando un TD para ganar.
Eli y Coughlin se combinaron para poner un escenario que le dio vida a su rival.
6. Tony Romo siendo Tony Romo.
Hace dos temporadas decidí no participar más en discusiones sobre Tony Romo, mucho menos en Twitter; mi salud ya me estaba pasando factura. Esta noche no fue la excepción, a pesar de ver un sinnúmero de comentarios sobre el quarterback, sólo vi y callé.
Ahora, con el partido terminado, puedo decir que vimos a Tony Romo siendo una montaña rusa de emociones, un sube y baja de momentos que van de lo penoso a lo glorioso.
A pesar de que durante gran parte del partido sus receptores, específicamente Cole Beasley (raro), Terrance Williams (más normal) e incluso Dez Bryant (rarísimo), se empeñaron en soltar pases perfectos que golpeaban sus manos, Tony tuvo 36 completos en 45 intentos, es decir el 80% de efectividad, acumuló más de 350 yardas y lanzó 3 TDs.
En el lado contrario, tuvo dos intercepciones, una de ellas un mal pase a Jason Witten y la otra un balón que su WR Devin Street ya parecía tener controlado, pero que gracias a un tremendo golpe salió de sus manos para aterrizar en las del defensivo.
Su logro esta noche, vino sin la presencia de DeMarco Murray y, por lo menos en gran parte del partido, sin Dez Bryant, los dos factores que muchos nombran como la razón del éxito del #9 en la temporada 2014.
Después de lanzar dos pases que terminaron en intercepción y vapulear el espíritu de los aficionados, levantó un centro del piso y encontró a Jason Witten en el centro del campo para poner el TD de la victoria y dándole una mayúscula inyección de adrenalina a esa misma afición que había dejado tendida en el piso y con pocas esperanzas.
Esta semana, extendió su rancha de partidos con múltiples TDs a 7 – empatando la más larga de su carrera – empató la marca de Drew Brees de más partidos consecutivos con más del 60% de pases completos con 20, sobre pasó a Joe Montana como el noveno lugar con más partidos de más de 300 yardas con 46, extendió a 7 su racha de partidos con más de 100 puntos de rating, se convirtió en el octavo jugador en la historia de la liga en lanzar más de 36 completos con 80% de efectividad en un solo partido, y además amplió su margen como líder de la liga en drives de la victoria desde 2006 con 28.
Tony siendo Tony.
7. El acierto de tener a Pablo Viruega en ESPN
A pesar de que disfruto mucho la transmisión original de abc cuando la funcionalidad de tenerla está disponible, el hecho de tener a Pablo Viruega en los comentarios del partido me pereció un gran acierto por parte de ESPN en la transmisión en español.
Constantemente Viruega realizó comentarios que aportaban a la narración jugada a jugada en aspectos técnicos y tácticos del deporte.
Este tipo de cosas son las que desde hace, por lo menos, unos cinco años la audiencia de habla hispana merece y está buscando. El comentarista que sigue queriendo explicar el deporte a nivel básico, desde mi punto de vista está completamente rebasado.
Una felicitación a Pablo Viruega y al equipo de ESPN que cada vez hacen una mejor labor.