Este lunes empecé a ver una serie nueva. Estaba entretenida, y además era muy realista. Se llama Los nuestros en el canal 5 de la televisión en España. A continuación había un programa sobre las Fuerzas Armadas españolas que ví entero. Realmente estaba bien hecho, me enganchó desde el principio, y a pesar de que es una cadena que no suelo ver, reconozco que a veces hacen series que suelen estar bastante bien.
En un momento del programa salió una madre que lloraba mientras intentaba consolarse como podía ,y sabía, rezando, porque su hijo, un militar español, se iba durante seis meses a una de las zonas más peligrosas del mundo ahora, la frontera entre Israel y Líbano, zona que denominaban de calma tensa, ya que cualquier incidente menor podía provocar una reacción armada por parte de cualquiera de los dos bandos.
El programa se grabó dos meses antes de que un cabo del Ejército español, Francisco Javier Soria, muriera cuando la calma tensa se rompió e Israel decidió disparar contra la posición en la que se encontraba este militar bajo mandato de la ONU. Claro, saberlo hace que la sensación de empatía y angustia por la madre de la que he hablado antes se haga aún más intensa. Ver como su hijo decía después, delante de su madre, que a él le dolía ver a su madre sufrir, y cómo la madre, tan generosa como sólo una madre puede serlo hacía de tripas corazón y con una sonrisa forzada le decía que ella iba a estar muy bien y él no tenía que preocuparse me generó mucha más ternura y simpatía.
Seis meses sin un día libre. Todos los días son lunes, decía uno de los entrevistados ya en su destino en la frontera, en los barracones de la ONU. A otro le dice la reportera que tenía ojeras, y él contestaba “normal”. ¿Duermes poco? Sí, contestaba. Durante las guardias usaban algo que se llaman camas calientes, que significa que son usadas sucesivamente porque no hay camas para todos. Tienen que dormir vestidos, con las botas puestas por si tienen que salir, para lo que ponen un protector de la cama, para protegerla de las botas.
Vidas duras. Todas las del programa. Te hace poner en perspectiva tus preocupaciones diarias, minucias en comparación con los problemas de todas las personas que salían en el programa. Y sobre todo generan me generaron mucha empatía, sentía parte de su dolor, sin dejarme sucumbir en él ya que eso ya no es empatía.
La capacidad de ponernos en el lugar de los demás es una característica profundamente humana y que nos distingue de los psicópatas cuya falta de empatía natural les impide disfrutar de esa capacidad de conexión con los demás. Cuando veía a esas personas en la tele, un padre, militar retirado, decir que estaba triste, y que los hombres también lloran.
Al ver llorar a esos niños y a las parejas y demás familia de los que se iban a un destino incierto que les condena a estar pegados a las noticias todos los días esperando que no haya pasado nada, al mismo tiempo, al sentir parte de su dolor, se siente cierta conexión con los demás que produce al mismo tiempo una sensación agradable, de unión y de complicidad casi, de querer de algún modo paliar ese dolor. Una sensación profundamente humana.
Porque para los que vuelven no se acaba todo al volver. Muchas de estas personas vuelven con estrés postraumático. En Inglaterra, mientras hacía mi programa de psicoterapia, pudimos ayudar y ver cómo otros ayudaban a veteranos de Irak, de Afganistán y de otros sitios donde Reino Unido ha estado en conflicto. Cuando estás haciendo de terapeuta tu posición es distinta a cuando ves a otra persona llevar la sesión. Cuando eres el terapeuta estás en modo ayuda, pensando qué técnica, qué herramienta puede ayudar mejor a esa persona, mientras le escuchas para ayudarte a decidir.
Afortunadamente las sesiones duraban poco, alrededor de una hora, porque en ese tiempo se desactivaba el trauma, pero oír cómo la persona describía que era incapaz de disfrutar con nada cuando pensaba en sus compañeros muertos, en mujeres, niños, en inocentes que veían sufrir y cómo sentían impotencia al querer paliar ese sufrimiento y no poder hacer lo que querían no era fácil, sobre todo porque no te querías perder nada de lo que oías, a veces entre llantos que parecían los de un niño, y eran de un adulto que había visto de todo durante a veces 20 o 30 años, hasta que llegó un momento en que algo se rompió en su interior. Algo que rompió también su capacidad para dormir, pensar con claridad, contener el llanto, etc.
Una de las cualidades que más se están requiriendo en perfiles de alta dirección en Estados Unidos es la empatía. La razón es que la empatía está claramente relacionada con el liderazgo y con la productividad aumentando ambos.
BENEFICIOS DE LA EMPATÍA
SEGURIDAD
La empatía nos hace crear vínculos con los demás, potencia la sensación de comunidad y de relación, lo que incrementa nuestra sensación de seguridad. Esta característica data de los tiempos en que vivíamos en cuevas y nuestra supervivencia dependía de la aceptación del grupo, razón por la cual cuando se hace bullying o mobbing los efectos sobre la víctima son muy destructivos.Además incrementa la sensación de confianza.
MENOR ANSIEDADAl centrar nuestra atención en alguien más, fuera de nosotros y nuestra realidad interna baja el nivel de ansiedad y depresión, siendo más fácil salir de estos dos estados, además el flujo de oxitocina que se genera al ser empáticos,la hormona del amor, aumenta nuestra sensación de bienestar y con ella nuestra sensación de conexión y confianza.
La empatía contribuye a mantener e incrementar los niveles de cooperación en las organizaciones. Además mejora las relaciones con el resto del equipo.
AUMENTA EL LIDERAZGOLa capacidad de percibir lo que realmente está pasando en una organización está íntimamente ligada a la empatía, a la capacidad de ver más allá de lo obvio y ver qué es lo que está parando o afectando negativamente a las personas de la organización. Cuando las personas ven que están siendo entendidas, que se las comprende, aumenta su confianza y la percepción sobre la otra persona. Aumentando su liderazgo. Esta es una de las razones por las que las mujeres CEO son percibidas como más dignas de confianza que los hombres.
Ayuda a las personas en las organizaciones a mejorar y sobresalir en su trabajo cuando los jefes son más empáticos.
Ayuda a ver qué es lo que motiva a los demás, por lo que mejora la motivación al tener información que permite intervenir eficazmente.
Aumenta ambas características haciendo los entornos y organizaciones más cohesionados y más fuertes.
CÓMO HACERLOSólo se requiere prestar atención a lo que las demás personas están diciendo y cómo lo están diciendo. Al principio si no tenemos práctica o estamos en una organización muy competitiva puede parecer un poco complicado, pero recuerda que “practice makes perfect” como dicen los anglosajones y que de forma natural estamos diseñados para ser sociables y crear vínculos con los demás así que es una tendencia natural, puede estar ahí escondida, pero está ahí.Lo mejor de mi trabajo es poder ayudar a gente cada día. Cuando recibo un what’s up o un correo o una llamada de alguien que me dice cómo ha cambiado su vida y la de las personas que le rodean y que no saben cómo explicarlo porque no tienen palabras (esto es una constante) es como si me inyectaran alegría en vena. Me siento profundamente agradecida y profundamente satisfecha por poder hacer lo que hago, porque creo que tener la oportunidad de hacerlo es un regalo. Cada día doy las gracias por haber encontrado a las personas que me han guiado y enseñado a usar las técnicas que uso y a poner mi granito de arena en intentar que este mundo sea un lugar mejor. Sé que somos muchos los que de un modo u otro lo hacemos. Creo, de hecho, que cada vez somos más. Y las redes sociales ayudan a que sea y siga siendo así.