Revista Opinión

8 claves de civismo para usuarios de metro

Publicado el 09 febrero 2015 por Alba Chaparro @Alba_Chaparro

Hoy, después de bastante tiempo, he vuelto a utilizar el metro en hora punta... y me he desesperado, me he irritado, me he disgustado y he estado a punto de morir atufada. El transporte público se llama público porque es de todos, así que un poquito de civismo, por favor. Quien quiera comportarse como un salvaje en sus trayectos diarios, está en su derecho de coger el coche para dirigirse donde le dé la real gana. Pero quien elija utilizar el metro, que al menos respete unas reglas básicas de comportamiento, ya que la educación es una de las cualidades que diferencian a las personas del resto de animales, y una característica que facilita la armonía entre congéneres.

1. Deja salir antes de entrar: Aunque parezca una obviedad, hay muchas personas que olvidan este procedimiento tan elemental. Si dejas salir antes de entrar, la mayoría de empujones en el metro, sencillamente, no existirán. Además, cuanto antes salgan los que están dentro, antes podrán entrar los que están fuera. Recuerda: todo lo que entra, tiene que salir. Todo.

2. Los asientos reservados... están reservados. Resulta vergonzoso ver a gente de edad no avanzada sentada en asientos reservados mientras hay de pie personas con muletas, ancianos, embarazadas y otros usuarios que tienen legítima prioridad para disponer de dichos asientos. Ceder ese asiento no es cortesía, es una obligación. Recuerda: si no entregas tu asiento a una persona que tiene DERECHO a usarlo, irás al infierno directo.

3. La utilidad de las barras asideras no es sostener tu cuerpo. Si el metro va lleno hasta los topes y tú decides apoyarte en las barras verticales, el resto de viajeros no tiene dónde agarrarse. No eres la única persona que está cansada, así que haz el favor de no agarrar la barra como si fuera tu novio/a, ya que un frenazo inesperado podría hacer que alguien se lastimara. Recuerda: por mucho que abraces a las barras, nunca conseguirás ligártelas.

4. La contaminación acústica es un tipo de inoculación muy desagradable. A la mayoría de los pasajeros no nos gusta lo que suena en tu móvil, y puedes adquirir unos auriculares por apenas 3 euros, así que si eres un hortera musical, no nos lo demuestres. Asimismo, es posible hablar con los demás en un tono que no supere los 100 decibelios, y evitar así que el resto de oídos traspasen el umbral del dolor. Recuerda: ni tu música es tan buena, ni tu conversación es tan interesante.

5. Controla las distancias cuando lleves mochila y/o bolso. Es normal no tener dominado el espacio que ocupa algo ajeno a tu cuerpo, pero intenta tenerlo en cuenta a la hora de realizar movimientos bruscos dentro de un vagón, especialmente si éste va lleno. Hay veces que el golpe es involuntario, así que una disculpa es suficiente para no incurrir en desprecio. A nadie le gusta que le empujen. Recuerda: tu mochila/bolso no es un arma de destrucción masiva.

6. Los chicos también podéis cerrar las piernas. Está claro que hay posturas un poco incómodas, pero no deberías rebasar la línea imaginaria que separa tu asiento del asiento de al lado, al menos cuando haya alguien sentado a tu lado. Recuerda: los 13 centímetros no ocupan tanto espacio.

7. Nunca hay dinero en los asientos vacíos. Correr como si no hubiera mañana para poder sentarte, independientemente de que haya gente en tu camino o no, es de mala educación y un comportamiento pueril. Demuestra que tienes un mínimo de urbanidad y dirígete a los asientos vacíos sin empujar a nadie. Recuerda: Si quieres demostrar lo bien que esprintas, vete a un circuito de atletismo.

8. Dúchate, por favor. Es el mínimo de la higiene personal, y también lo agradecerán tus compañeros de trabajo/clase, tu familia y hasta tu perro. Recuerda: no hay excusa para que te cante el alerón a las 8 de la mañana cuando la temperatura ambiente roza los 0 grados.

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