SIN HADA MADRINAHubo una vez una chica,que al morirse su papá,se quedó con su madrastra,que la mandaba limpiary coser los vestiditosque llevaban a bailar,sus malvadas hermanastras,dos incultas sin igual.Y mientras ellas bailabandeseándose casar,ella, en su cuarto sentada,se dedicaba a estudiar.Y sus noches eran largasy llenas de soledad.Un príncipe la vio un díaen la biblioteca entrar,y sin pensarlo dos vecesde ella se fue a enamorar.Mas cuando le habló de bodaella le dijo: «¡A esperar!Primero he de resolverun asunto familiar».Estudió para abogaday cuando supo pleitear,metió a las tres en la cárcelpor intentarle robarel dinero de la herenciaque le dejó su papá.Así fue como la chica ya no tuvo que limpiar,salvo lo que ella ensuciaba,como es lógico esperar.¡Ah! Al príncipe enamorado calabazas le fue a dar:¡le resultaba aburridasu forma de conversar!
