El 8 de marzo se celebra en muchos países del mundo, por desgracia no en todos, el Día Internacional de la Mujer. En algunos países es un día festivo. En otros no hay nada que celebrar: las mujeres siguen estando consideradas como seres medio inútiles que no pueden educarse, salir solas a la calle, trabajar por un salario o conducir; su estatus social está solo un escalón por encima del de un animal, a veces ni eso. Las mujeres, a lo largo de la historia, han estado oprimidas por los hombres, que las veían como seres física e intelectualmente inferiores y que, por tanto, no estaban capacitadas para tomar decisiones importantes fuera de la vida familiar. La mujer servía para tener hijos y cuidar del hogar, y debía obedecer ciegamente a su marido. La mayoría de las mujeres estaban conformes con esta situación, no la cuestionaban. Desde el momento de nacer se inculcaba tanto a hombres como a mujeres que las cosas eran así, y punto. Según la Biblia, Dios creó a la mujer a partir de una costilla de Adán, es decir, como un subproducto del hombre, el cual, este último, sí había sido creado a imagen y semejanza de Dios. Esta extraña forma de ver las cosas se perpetuó a lo largo de los siglos. Y digo extraña, porque no siempre había sido así. Muchas sociedades de la prehistoria y de la antigüedad eran matriarcales. En cualquier caso, siempre ha habido mujeres, y también hombres, que no estaban de acuerdo con este visión, que se daban cuenta de que si las mujeres no hacían más en la sociedad, era porque estaban constreñidas en su papel, no porque no fueran capaces de todo. Evidentemente, la fuerza física promedio de un hombre es superior a la de una mujer, pero de ahí deducir que no podían votar, tener su propia cuenta bancaria, estudiar nada aparte de dibujo o música, o trabajar para mantenerse... ¿de dónde sale esta ecuación?A veces pensamos que en las sociedades llamadas desarrolladas todo esto está superado, y que hoy en día la mujer que no llega tan lejos como un hombre es porque no quiere. Hay miles de ejemplos que demuestran que esto no es así, sin necesidad de trasladarse a Afganistán. Y la violencia de género es solo el más escandaloso; los hay más sutiles, pero muy extendidos.Quiero que penséis en esto, es decir, en las cosas que veis en vuestro propio entorno que os indican que todavía queda camino por andar. Eso es lo que quiero que me dejéis hoy en el comentario. Contadme lo que observáis a vuestro alrededor sobre este tema.Y os dejo aquí un pequeño poema, uno de esos que escribo para niñas y niños, porque creo que si, cuando somos pequeños, nos contaran ciertas historias de de otra manera, otro gallo nos cantara.SIN HADA MADRINA
Hubo una vez una chica,que al morirse su papá,se quedó con su madrastra,que la mandaba limpiary coser los vestiditosque llevaban a bailar,sus malvadas hermanastras,dos incultas sin igual.Y mientras ellas bailabandeseándose casar,ella, en su cuarto sentada,se dedicaba a estudiar.Y sus noches eran largasy llenas de soledad.Un príncipe la vio un díaen la biblioteca entrar,y sin pensarlo dos vecesde ella se fue a enamorar.Mas cuando le habló de bodaella le dijo: «¡A esperar!Primero he de resolverun asunto familiar».Estudió para abogaday cuando supo pleitear,metió a las tres en la cárcelpor intentarle robarel dinero de la herenciaque le dejó su papá.Así fue como la chica ya no tuvo que limpiar,salvo lo que ella ensuciaba,como es lógico esperar.¡Ah! Al príncipe enamorado calabazas le fue a dar:¡le resultaba aburridasu forma de conversar!