Roberto Malaver.
¡Nos dieron hasta con el tobo de la basura! Esta vaina que nos acaba de pasar es como para esconderse por un tiempo, y no aparecer hasta que se haya olvidado ese número de teléfono: 808 9320. ¡Qué coñaza! Pero claro, nosotros somos sinvergüenzas, y comenzamos a decir que hubo fraude, y Julio –Matemático – Borges, tiene las bolas de decir que cree más en las cifras que la rectora Ayayay Cecilia García Arocha dio en el plebiscito, o consulta médica, que hicimos nosotros, qué bolas. Ni nosotros, ni los medios internacionales, vimos aquel gentío cruzando ríos y montañas y playas y lagunas y guarimbas y trancas, para ir a votar, y con todo y eso, todavía logramos que algunos chavistas no salieran, allí está en Táchira, el gordo Guiomar Caminos, lo dejamos sin poder ejercer la dictadura, es decir, su derecho al voto. Y era de noche, y sin embargo, llovían votos que jode en todo el país portátil que tenemos.
Y después salió Smartmatica de café a dar sus opiniones, y era evidente que eso eran patadas de empresario, para seguir buscando negocios más allá de más nunca, porque ya comenzaron a perder credibilidad, que es una vaina que han perdido casi todos los periodistas nuestros, dígame aquellos que escriben en el País de España, no joda, ese periódico hay que sacarlo aquí, porque parece más venezolano que español. En fin, que toma tu tomate y recoge tu gallo muerto. Y se acabó el pan de piquito y al carajo los enfermos. Y se me acabaron los refranes, porque bueno es cilantro, pero no tanto. Ese si fue un gran coñazo que nos dieron los chavistas, tanto que, a Espoleta Allup se le prendieron los motores, y salió corriendo a decir que ni de vaina, nosotros participamos en las elecciones de gobernadores el 10 de diciembre, y me importa un carajo lo que diga la Mud y adelante a luchar miliciano.
Es verdad que tenemos un apoyo internacional arrechísimo, desde los medios de comunicación, los cantantes, las organizaciones europeas, y el compañero Trump y su gente. Pero uno no ve por ninguna parte organizaciones de obreros, campesinos, pescadores, estudiantes, amas de casa, afroamericanos y sexo diversos, esas vainas sociales internacionales que inventan los chavistas, como esas, que nos apoyen a nosotros, lo que es un claro signo de que nosotros representamos lo rancio, lo anacrónico, lo detenido, lo quítate tú para ponerme yo, y ya la gente no come cuento. Tenemos, eso sí, pendejos que voltean la bandera nacional y dicen SOS Venezuela, y lo hacen porque les pagamos, pero esa vaina lo que da es arrechera y mucha pena, penita, pena.
El papá de Margot estaba frente al televisor, y cuando escuchó que Tibisay Lucena dijo: “Ocho millones ochenta y nueve mil trescientos veinte votos…” Se paró y salió cantando: “Oooooooh. Eeeeh. Oooooh. Ehhhh. Oh. eh”. Y le metió aquel coñazo a la puerta tan duro, que la vecina gritó: “Acabamiento de mundo, carajo”
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