Revista Cultura y Ocio

84, Charing Cross Road de Helene Hanff

Publicado el 02 diciembre 2010 por Carmina

84, Charing Cross Road. Helene Hanff

Es un libro que se puede y se debe encuadrar en el género epistolar, tan corto como intenso. Nace una amistad de una relación profesional. Helene es una mujer con pocos recursos autodidacta a la que le gusta tener en su casa los libros que le han dejado huella al leer, al mismo tiempo no tiene ningún pudor en deshacerse de aquellos que no le han gustado, están mal editados, tienen una traducción mala, o están a su modo de ver incompletos. Podríamos llamarla una sibarita de la lectura, si no fuera porque por economía se debe contentar con libros de segunda mano, y también porque suele leer literatura de autores de otros siglos... y en eso me recuerda un poco a Loque, aunque también en sus ocurrencias.

Pues como decía con esa economía tan precaria y con un trabajo de escritora de guiones para televisión, pocas veces en América podía permitirse el lujo de comprar un libro, eran muy caros, una día ve un anuncio de la librería Marks&Co y les escribe solicitándoles un ejemplar. Como se puede comprobar las primeras cartas que intercambian son muy formales, corresponde a personas que no se conocen. Pero el ritmo de las cartas debía ser muy frecuente y entre Frank que es quien se encarga de los encargos de Helene y esta se forja poco a poco una gran amistad que se traduce en veinte años de correspondencia y pedidos.

Me ha sorprendido la humanidad de Helene, es una mujer sin grandes recursos, pero conocedora de los racionamientos a los que esta sometida la población inglesa se desprende casi despreocupadamente de aquello que le puede hacer falta para enviarles comida en las fechas claves, Navidad, Pascua, y para verano. Con su gran caridad llamemole así logra ganarse la simpatía y el cariño de todo el personal de la librería que se desvive por satisfacer uno a uno todos sus caprichos, aunque ello no siempre sea posible.

Aunque las cartas que más abunden sean las de Frank y Helene, podemos encontrar también cartas del personal femenino de la librería, cartas que Helene escribe a amigos que están de paso por Inglaterra, cartas de amigos de Helene comentándole las reacciones del personal de la librería en saber que eran amigos de ella, cartas de la mujer de Frank y en el último momento de luna de las hijas.

Helene es una enamorada de Inglaterra y sueña con algún día pisar suelo británico y recorrer todo los enclaves que la literatura le ha enseñado, sin embargo siempre hay algo que le hace posponer el viaje y en la librería se quedan esperando año tras año... Sin embargo gracias a los ojos de amigos que si logran ir nos encontramos una descripción detallada de Marks & Co.

Tienen fuera unos expositores, y me paré a hojear unas cuantas cosas simplemente para asumir la apariencia de una amante de los libros antes de pasar al interior. Dentro está oscuro: hueles los libros antes de poder verlos, un olor de lo más agradable. No soy capaz de describírtelo, pero es una combinación de moho, polvo y vejez, las paredes revestidas de madera y el suelo entarimado. Hacia el fondo de la tienda, a la izquierda, hay un escritorio con una lámpara de estudio encima. Frente a el estaba sentado un hombre de unos cincuenta años, con nariz a lo Hogarth. Levantó la mirada al entrar yo, y me saludó diciendo: "Buenas tardes. ¿Puedo ayudarla ?", con marcado acento del Norte. Le respondí que sólo quería curiosear, y me animó a hacerlo.

Hay metros y metros de estantes, inacabables. Llegan hasta el techo y son muy antiguos y de tono agrisado, como roble viejo que ha absorbido tanto polvo al correr de los años que ya a perdido su color originario. Tienen una sección dedicada a grabados, que es una gran mesa alargada en la que se exponen grabados de Cruikshank, de Rackham, de Spy y de otros muchos ilustradores y caricaturistas ingleses que no soy capaz de reconocer porque apenas sé nada de ellos. Hay asimismo algunas revistas ilustradas, antiguas y deliciosas.

Conocemos a los personajes a través de lo que se cuentan en esas misivas, de Frank sabemos a través de su mujer Nora, y lo poco que él le cuenta a Helene, de esta última sabemos a través de la correspondencia que envía a sus amigos, conocemos sus trabajos, sus necesidades económicas, sus gustos literarios, que le provoca emoción y que le enfada... y también a través de la correspondencia que mantienen conocemos a cada uno miembro del personal de la librería jefes incluidos.

Helene es un caso de lo más curioso es una amante de los libros, que sin embargo no duda en deshacerse de ellos si no le convencen, más que una lectora es una relectora y le comenta a Frank el afán que tiene la gente en acumular libros que probablemente sólo lea una vez en la vida.
Cada primavera hago limpieza general de mis libros y me deshago de los que ya no volveré a leer, de la misma manera que me desprendo de las ropas que no pienso ponerme ya más. A todo el mundo le extraña esta forma de proceder. Mis amigos son muy peculiares en cuestión de libros. Leen todos los best sellers que caen en sus manos, devorándolos lo más rápidamente posible... y saltándose montones des párrafos según creo. Pero luego JAMÁS releen nada, con lo que al cabo de un año no recuerdan ni una sola palabra de lo que leyeron. Sin embargo se escandalizan de que yo arroje un libro a la basura o lo regale. Según entienden ellos la cosa, compras un libro, lo lees, lo colocas en la estantería y jamás vuelves a abrirlo en toda tu vida, ¡PERO NUNCA LO TIRAS! ¡JAMÁS DE LOS JAMASES SI ESTA ENCUADERNADO EN TAPA DURA! Pero ... ¿Porqué no? Personalmente creo que no hay nada menos sacrosanto que un mal libro e incluso un libro mediocre.

Me ha gustado darme cuenta que gira en torno a libros, libreros, autores y amantes de la lectura, es un libro que contiene libros, por conocerlo de pasada me marcado la mención al Tristam Sandy y como no las obras de Jane Austen, también tengo que reconocer que no conozco a todos los autores ingleses que menciona, ni sus obras... no soy una enamorada de la literatura anglosajona...

Dicen que los buenos perfumes van en envases pequeños, parece ser que la buena literatura también se contiene en este tipo de formato, breve pero intenso y que perdura en la mente como una buena esencia lo hará en la piel o en el ambiente.

Me ha conmocionado el Post scriptum, en el que se nos relata la vida posterior de la autora, aquella que no podemos adivinar por la correspondencia porque esta tiene un final, le llegó el éxito de forma inesperada con esta obra y terminó casi en la indigencia con ochenta años... una vida muy intensa y vivida, para mi el sueño de cualquier persona.

Vale la pena acercarse a sus paginas, al ser género epistolar es una lectura muy dinámica, el sentido del humor de Helene también le confiere agilidad y te lleva a leer una carta tras otra sin casi descanso, ideal para una tarde fría acompañada de un café, té, o chocolate caliente según preferencias y una mantita, se lee bien del tirón y seguro que los personajes perdurarán mucho tiempo en la memoria. Este es uno de los libros que he ido posponiendo durante años y al final conseguir leerlo ha sido para mí como un premio, las expectativas eran altas y el riesgo asumido elevado, sin embargo lo he disfrutado muchisimo y ha cumplido con creces.


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