23 de julio. Acabo de volver de Sol. Ha sido impresionante. Hoy llegaban a la Madrid las “marchas de indignados” que confluían aquí tras una larga caminata desde todos los rincones del Estado español. A la entrada de la calle Carretas llegaba la marcha de la zona suroeste. Gente que venía desde Murcia, Comunidad Valenciana, Albacete… Cientos de kilómetros para manifestar lo que tantos sentimos. Muchos días en la carretera, llenos de vivencias compartidas, entre los que venían y los que los iban acogiendo en los pueblos. Conversaciones compartidas, momentos vividos, debates abiertos a lo largo de una larga ruta que para muchas y muchos comenzó el 25 de junio. Casi un mes recorriendo un camino para demostrar tantas cosas.
He hablado con algunas y con algunos. Les preguntaba -”¿de dónde venís?” -”De Murcia…” -”Y tú…” -”no, yo soy de aquí, de Madrid” -”Gracias por recibirnos”, era la respuesta…
¿Gracias por recibirnos, después de lo que habéis hecho? Joder, y qué se hace ante una cosa como esa. Me dan las gracias por estar ahí, esperando, sin haber hecho nada, mientras ellos llevan un mes dando la cara por todas, por todos.
No sé qué decir. Sólo que me ha encantado la dignidad que tanta gente ha manifestado. Que de nuevo la gente ha demostrado que estamos muy por encima de los que nos gobiernan. Los que han venido caminando y los que han estado recibiendo. Los que han decidido mostrarse para no resignarse, y los que no se han resignado y han decidido que algo había que hacer. Algunos sonreían, otros gritaban, y otros lloraban… mientras les aplaudían, mientras les aplaudíamos.
Confieso que temblaba mientras aplaudía su llegaba. Las lágrimas se me venían a los ojos. Aplaudía, de admiración supongo. Y miraba, y veía caras felices, lágrimas de felicidad. “Hemos llegado”, aquí estamos. Demostramos de lo que somos capaces para luchar por nuestros derechos, por vuestros derechos.
¿Qué más se puede pedir? Bueno, ya me he hecho la pregunta que no debía. Se puede pedir que haya más gente comprometida, que haya más gente que se apunte a luchar por sí mismo y por los demás, que haya más gente que no critique a quien, de hecho, les está defendiendo….
Pero eso queda para otro día. Hoy estoy contento de haber estado ahí, y no quiero amargarme con otras cosas. Sólo me pesa que me haya faltado una persona con quien haber compartido ese momento, esos momentos, aunque, en realidad, estaba presente. Yo la llevaba en el corazón. Así que también ha estado ahí.
Mañana seguirá la lucha, la lucha por la dignidad de todas y todos. Salud. Agur.