Estamos viviendo unos días muy raros, rarísimos. Resulta que el ambiente se caldea cada vez más. Parece que entre algunos se ha puesto de moda eso de sacar a pasear la testosterona, subirse a las ramas más altas del árbol, golpearse el pecho, rugir y ponerse a cantar “el novio de la muerte”. A otros les da por intentar hacer descubrir a nuestras compañeras que llevan dentro cuando están embarazadas, ya ves tú, millones de años de existencia de la especie y todavía no había aparecido nadie tan sabio como Casado que nos dijese que eso de que a los niños los trae la cigüeña, pues como que no. Menos mal que ha bajado de la derecha del padre para venir a ilustrarnos en un ejemplo de mansplaining de niveles siderales. Pero si esto te parece raro imagina a una mujer intentando justificar el mercadeo de los cuerpos-incubadora con una historia en la que si le quitas los disfraces se queda en aquello de “poderoso caballero es don dinero”. Resulta interesante como se ampara en una curiosa versión del “feminismo liberal” de Betty Friedan, a la que creo que se apuntaría con una sonrisa la mismísima Pilar Primo de Rivera para intentar que muy poco o nada se mueva. Pero lo que nadie admite es que estamos fracasando en lo que puede ser la mayor debacle social de nuestros tiempos, en pleno SXXI nuestras compañeras tienen miedo a salir solas, sufren mil vejaciones y son asesinadas a manos de sapos disfrazados de príncipe azul. Lo dicho días rarísimos, igual eso de las elecciones que se avecinan tiene algo que ver en el hecho de que de repente todos tengan en cuenta a nuestras compañeras.
Parece que no hemos aprendido nada del año pasado en el que ellas nos dejaron alucinados con su huelga y con las movilizaciones (me quito el sombrero). Hace ya un año desde que dieron un golpe fuerte a la mesa y muchos pensamos que, por fin, la historia cambiaría
para siempre. Creímos que estábamos viviendo un paso en la evolución social de la especie y que todo, a partir de aquellos días sería distinto. Yo por lo menos me esperancé de corazón al ver que ellas alzaban la voz y que parecía que esta vez funcionaba. Ha pasado un año y durante este año no parece que se haya avanzado demasiado, a pesar del cambio de gobierno que prometió mejorarlo todo. No creo que se haya avanzado demasiado, deberíamos sentir verguenza al ver que ellas continúan igual, sufriendo maltrato, miedo y muriendo a manos de los que parecían sus compañeros. Pero algo si ha cambiado, parece que los gallos del corral se hayan asustado haciendo que saquen pecho e intenten estúpidamente frenar algo imparable, llegando hasta acuñar el término “feminazi” y sacándolo a pasear en un autobús que en cualquier país civilizado sería un delito y un atentado a la inteligencia sobre ruedas. Pero bueno ellos a lo suyo, siempre quedan trogloditas que se niegan a evolucionar (#YoNOteoigo).
Este año vuelven a convocar paros y movilizaciones a las que me sumaré lleno de ilusión porque esto ha de cambiar, por justicia por ética y porque nuestras compañeras y sus hijas no tienen porqué sufrir la barbarie que arrastramos durante milenios ya creo que ha llegado el momento de acabar de darle la vuelta a un mundo injusto que oprime a más de la mitad de sus miembros. Me sumaré a las protestas en la medida que se me requiera porque la huelga es de ellas y no me considero quién para quitar ni un destello del protagonismo que se merecen con una intervención mía fuera de lugar, los éxitos son de las mujeres, esas que están a nuestro lado, que trabajan como el que más y tiene que enfrentarse a muchos más obstáculos que tú cobrando menos en muchos casos. Las respeto, las alabo en su lucha y secundo sus justas aspiraciones. Espero que tú también lo hagas y que tengamos presente que sólo piden lo que es suyo, lo que merecen. Aunque con ello tengamos que destruir la estructura patriarcal que sustenta la desigualdad e impide tratar a nuestras compañeras como iguales. Ha llegado el momento de ir destruyendo las barreras que se les han puesto en su camino a lo largo de los siglos, con el respeto, con la ley, borrando el velo de “normalidad” que se puso al machismo y sobre todo con la educación que ha de hacer que la violencia y la desigualdad sean cosa de la historia. Ahí está la lucha. ¿Estás dispuesto a aceptar el reto? ¿Será este el último año que tengan que salir a reivindicar sus derechos porque se habrán conseguido? Ojalá.