Últimamente hay tantas cadenas en las redes sociales que cuando veo una pienso "Dios, que no me pille!", y justo cuando creo que ya me he librado zas! Va y me pilla! El caso es que siempre pienso "bah, pasando de cadenas", pero al final me nominan y por unas cosas o por otras acabo haciéndola.En esta ocasión me ha nominado Eva de Un mundo fascinante, y no puedo decir que no lo voy hacer porque mentiría si no dijera que me ha encantado leer los puntos flacos de mis amig@s blogueriles, de descubrir que tenemos muchos puntos en común, y que esta cadena rompe algunas de las ideas preconcebidas que se tienen de lo que un viajero sabe hacer, así que ahora me toca mojarme a mi con las 9 cosas que no sé hacer cuando viajo. Empezamos...
1. Hacer Slowtravel , según como cada uno lo quiera entender. En mi caso me refiero a que necesito relajarme más en los viajes, y tomarlos con más calma. Probablemente después de hacer pública ésta, ya no necesitaras seguir leyendo más porque preferirás no viajar conmigo; pero os juro que lo intento, aunque creo que también va con el carácter de la persona. Los días no tienen fin, y las necesidades básicas como dormir y comer pueden pasar sin darme cuenta a un segundo plano. De repente, ya no me importa madrugar, no necesito dormir tantas horas, y si no he dormido bien no pasa nada porque lo que me espera al día siguiente compensará con creces todo eso, ni siquiera me acordaré que solo he podido dormir 4 ó 5 horas en ese autobús tan incómodo. Con la comida pasa algo parecido, por alguna extraña razón no siento hambre, estoy tan ensimismada con eso que estoy viendo o haciendo, que las horas se me pasan y no me doy cuenta. Si me siento a comer, tranquilos que comeré, pero si no tampoco estaré dándole vueltas todo el rato. Esto reconozco que no debe ser muy sano y puede agotar al que está a mi lado, pero si lo miras por el lado positivo no tengo problema para seguir el ritmo aunque las situaciones no acompañen, me adapto.
No te asustes que no soy de las que pretendo coleccionar sitios; a mi también me gusta más buscar experiencias buenas, de las que aporten y no se olviden después del viaje, de esas que valoras más que ese monumento que has visto. Sin embargo, la euforia del viaje, de lo desconocido, de lo diferente mezclado con mi carácter nervioso y de que no puedo parar de hacer cosas, puede ser en ocasiones explosivo y llegar a estresar al que está a mi lado. Puedo estar en una playa paradisíaca disfrutando todo el día sin hacer nada pero al segundo día probablemente pensaré que estoy perdiendo el tiempo, que me aburro, que necesito moverme. Buscaré trepar esa roca para ver a donde lleva o buscaré una barquita para ver si puedo ir al otro lado... Como anécdota os puedo contar que hace unos años hicimos uno de esos viajes de última hora, pulserita todo incluído a Riviera Maya, algo impensable en mi! Al final la pulserita dio igual porque no paramos de hacer cosas y a la vuelta, cuando llegamos a Gijón, Guillermo se tiró durmiendo más de 16 horas seguidas. Mi madre ya preocupada me dijo que le moviera un poquito por si le pasaba algo y no se encontraba bien jajjajja Lo que necesitaba era unas vacaciones de las vacaciones!!!
2.Resistirme a comer un plato típico de la zona. Si después de lo que te acabo de contar pensabas que no me gusta disfrutar del placer de comer, estas equivocado. Si hay algo que para mi forma parte de los viajes es probar la gastronomía de la zona. No puedo resistirme, es como una necesidad imperiosa de probar lo desconocido, incluso aunque su aspecto sea un poco "asquerosillo". Veremos si esto se sigue cumpliendo cuando viaje a Tailandia y me ofrezcan unos gusanitos o cualquier otro insecto frito jejejej Confieso que aunque me dan muchísimo asco, tengo mucha curiosidad por saber como saben...yummy, yummy! ;-)
3.Dormir con luz. Tengo generalmente un sueño tan ligero que me despierto con el mínimo rayo de luz. Necesito dormir en una habitación que tenga persianas, o unas buenas cortinas opacas porque lo del antifaz no siempre funciona, me muevo tanto que al final el antifaz acaba en los pies!
4.Viajar sin mi cámara. Yo y mi cámara, mi cámara y yo. Os confieso que alguna vez antes de salir de viaje llegué a soñar que me olvidaba la cámara o la perdía, y me sentía triste y angustiada... (ahora que lo escribo me parece hasta ridículo) Tengo la sensación que si me voy sin ella es como si el viaje estuviera incompleto. Necesito fotografiar todo aquello por lo que soy sorprendida o provoca cualquier sentimiento en mi, guardarlo para recordar tal como mi retina lo vio, o para mostrar a los demás ese lugar o momento único y especial como si consiguiera con ello que fueran a sentir lo mismo al verlo... El único "pequeño" problema de todo esto es que no soy ninguna profesional en este campo ni entiendo mucho de fotografía, así que después de un millón de fotos y de aburrir al que tengo al lado buscando la "foto perfecta", llego a mi casa y me encuentro que apenas se libran unas cuantas!
5.Escanciar sidra. Lo confieso, soy asturiana y no sé escanciar sidra. Desde que vivo fuera, unos días de mis vacaciones son siempre para volver a mi Asturias patria querida, y este es a veces un buen momento para que algunos amigos de fuera vayan también. Bueno, pues a todos vosotros, estoy encantada de enseñaros mi tierra pero por favor no me hagáis escanciar sidra. Esto no viene de serie! Ya sabéis, si vais a Asturias es a Viajar con Grace y con... Isidrín
6.Evitar que me piquen los mosquitos. No sé que composición tiene mi sangre que es la delicia de cualquier mosquito. Esto parece una tontería, pero dependiendo del destino o si vas en verano, como no sea a la Antártida, lo mio no tiene solución y a veces me hace pasar malos ratos. Si quieres un buen ahuyentador llévame a tu lado, que no habrá ni uno que se te acerque, irán todos a mi. Da igual que me unte hasta las pestañas de Relec o lo que sea, que lleve pulserita antimosquitos, y que duerma con interruptores, no puedo evitar acabar llena de picotazos. Desgraciadamente el picor no es el único problema porque con mis alergias cada picotazo se acaba convirtiendo en una super roncha, y ya si el mosquito es extranjero es como si mi organismo no estuviera acostumbrado y todavía reacciona peor. En alguna ocasión he tenido que meterme un buen chute de urbason durante días para que la inflamación bajara.
7. Tirar los papelitos, tickects, mapas... del destino al que viajo. Yo no soy mucho de souvenirs, cada vez menos, pero lo de los tickets de bus, del museo, el posavasos que llevaba el logotipo de ese local tan chulo al que entramos... todo eso me lo voy guardando en el bolso, que al final parece el de la Mary Poppins. Cuando llego a casa y lo saco todo, maldigo todo la mierdecilla que me traído y pienso "mañana lo tiro todo". Al final me da pena y lo dejo para el día siguiente y al siguiente para el siguiente, hasta que le encuentro un rincón en el cajón para guardarlo y revisarlo otro día que nunca llega. El colmo fue traerme arena roja del desierto de Túnez en una botella, supuestamente para ponérmelo en una botellita bonita de cristal en mi habitación. Después de un montón de años la botella de plástico con la arena sigue en garaje, y para lo único que me ha valido es para hacer esta foto... (Cuando he cogido la botella, he flipado de lo que pesaba! No sé si pensaba en aquel momento en traerme todo el desierto o qué?)
Ahora que he sacado todos los papelillos podría haberlos tirado, más que nada porque me da pereza guardarlos, pero he preferido amontonarlos en la mesa y mañana mejor decido lo que tiro.¿Cuántos creéis que se van a la basura?
8. Entender un GPS. Se supone que son para orientarse mejor y poder llegar a los sitios, pero no soy capaz de entenderlos! Nunca acabo viendo claro cuando era la maldita salida, era en la anterior o es en la siguiente? Si a eso le sumo que cuando digo derecha quería decir izquierda y a la inversa, el lío ya está hecho. Y ya lo mejor de todo es que cuando parece que tengo el tema controlado, entonces empieza hacer extraños y recalcular rutas, no puedo con ellos! Este siempre acaba siendo un motivo de discusión entre Guillermo y yo, así que prefiero dejarselo a él y fin del problema.
9. Conducir en las grandes ciudades. Me entra pánico, me agarroto y encima con el despiste que llevo empiezo a dar volantazos. Un peligro total! Te podré ser de ayuda en trayectos intermedios, pero no me hagas llegar o salir de esa ciudad que no conozco y tiene un montón de tráfico sino quieres ver peligrar tu vida. Aviso de que no me hace falta ir a una ciudad del extranjero que no conozco, basta con que vaya a Madrid o Barcelona para que la líe parda.
Y ahora después de confesar solo algunas de las muchas cosas que no sé hacer, llega el momento de las nominaciones porque quiero seguir leyendo, descubriendo y conociendo las debilidades de más viajeros. Mis nominaciones van para Isaac y Paula de Viajes Chavetas porque siento curiosidad por saber en que pueden flojear estos viajeros tan veteranos y todoterrenos, que además me dejan fascinada con los diarios que escriben in situ de sus viajes; a Eviña de Una idea, un viaje porque quiero saber que cosas no sabe hacer cuando viaja, ahora que se va a dar la vuelta al mundo (mucha suerte en esta aventura!); y a Belen de Notas de Viaje de BMartinma porque tengo muchas ganas de conocerla un poquito más.
Espero que desembuchéis y no os escaqueéis! ;-)