Revista Cultura y Ocio
Recuerdo que hace algunos años en Francia un buen amigo me preguntó sobre cómo veía yo, español, aquello de que el 9 de diciembre se celebrara el día de la laicidad. Me comentaba que quizá se percibiera como algo muy "francés" y pudiera provocar cierto sentimiento de indiferencia entre los miembros del GODF que había en España... Realmente nunca he visto mayor problema con esta cuestión. La cabeza tiene que estar donde se hallan los pies y -así se lo decía a mi amigo- la realidad es que no sólo no tenemos otra fecha de referencia, sino que además coincide que también España consiguió su proclamación oficial como Estado laico otro 9 de diciembre, pero del año 1931. En este punto -no en otros como el sufragio universal (me estoy refiriendo a la inclusión dentro del concepto del voto femenino)-, nuestros vecinos nos tomaron un poco de ventaja, pues la separación estricta entre iglesias y Estado se logró en Francia durante la III República, allá por el año 1905, y con el impulso relevante de un buen número de figuras políticas de primer orden, algunas de las cuales compartían el mismo sueño que algunos vivimos a día de hoy en el seno del Gran Oriente.
El Gran Oriente de Francia celebra el próximo domingo una jornada que reivindica la laicidad como uno de los componentes básicos del sistema democrático contemporáneo. Ante los nuevos retos nos vamos alejando un poco de aquella estricta concepción que dominó a los legisladores de principios del siglo XX; o a quienes siguieron el mismo camino en la República Portuguesa proclamada en 1910; o a los hombres y mujeres que idearon nuestra primera constitución democrática con aplicación efectiva. Y no nos distanciamos porque se olviden las nociones básicas que ilustran el ideal laico, sino porque hoy la realidad es más compleja y muy diferente de aquélla otra que vivieron Jaurés, Gambetta, Campoamor o De los Ríos, por citar algunas figuras que me vienen a la memoria. Hoy nos encontramos de lleno con eso que se denomina globalización; con un trastorno económico cuya magnitud todavía no termina de ser valorada; con unos flujos de población impensables no hace tanto; y con unos medios de comunicación capaces de moldear pensamiento y opinión de una manera relativamente sencilla. Hay nuevos problemas, es decir, nuevos retos, y las respuestas no pueden ser las mismas.
A modo de ilustración, el último número de Energías Laicas editado por el Gran Oriente de Francia recoge en su portada todo un alegato en pro de la reforma del Código Civil, apoyando la modificación de la institución matrimonial a imagen de lo sucedido en España en junio de 2005. Se trata de algo impensable en el año 1905. O en 1931. Sin embargo la cuestión, tal y como se enfocó desde este mismo espacio hace ya unos cuantos años, se revela como una de las nuevas aristas que conforman la laicidad. Es sólo un ejemplo. Hay muchos más.
No me parece mal la conmemoración del 9 de diciembre. Nunca me lo ha parecido y siempre que he podido he defendido la pervivencia de la fecha. Otra cosa sería que el escenario fuera diferente: que existiera una gran federación europea y una historia del viejo continente compartida durante el tiempo suficiente como para hacer comunes tanto las experiencias como los ideales. Pero seamos realistas: No es el caso. Ni siquiera en el país al que nos referimos como modelo a seguir en este aspecto se ha logrado un aplicación plena del modelo laico puro. Ahí están Alsacia y Mosela. Las dos excepciones en el corazón de la República indivisible. Queda pues mucho por caminar.
La casualidad quiso que cuando estaba redactando el primer borrador de esta nota me llegara la invitación a la celebración que Asturias Laica tiene prevista para el próximo ¡9 de diciembre! Consiste en una comida de la que resalto lo que me parece importante: que en nuestro solar, al menos, se tenga muy presente el calendario de la propia historia.
Por su parte el Gran Oriente de Francia organiza un sinfín de actividades a través de sus logias. Pero el acto central tendrá lugar en París justo el día en que aquí conmemoramos el aniversario de nuestra Constitución: mañana, 6 de diciembre. "Laicidad: Escribo tu nombre en las paredes de la República". Daniel Morfuace, responsable del espacio que el Gran Oriente tiene en la emisora France Culture, hablará de la ley de 1905; el profesor Charles Coutel hablará de los nuevos retos de la laicidad en nuestros días; y habrá hasta un hueco para escuchar a Claude Bartolone, actual Presidente de la Asamblea Nacional. Es lo que hay y así lo cuento.
Feliz puente de la Constitución a quienes merecen el descanso y ¡Feliz 9 de diciembre, día de la laicidad! a quienes combaten desde la silenciosa honestidad por este ideal.Et si omnes, ego non.