Para su tercera película, Il buco, Michelangelo Frammartino (Il dono, Le quattro volpe ) ha elegido recrear un hecho histórico la primera exploración al abismo de Bifurto, la cueva más profunda de Europa ubicada en la región de Calabria. No se trata de un documental, al uso sino de la recreación de como habría sido este evento en la Italia de 1961. Para ello eligió a 12 jóvenes espeleólogos, y los dotó con equipos de hace 60 años para filmarlos mientras repetían la hazaña de sus predecesores a lo largo de los 700 metros que mide la estrecha fractura en el suelo. Maravilla la impresionante fotografía, firmada por Renato Berta que presenta una naturaleza virgen dominada por el verde, salpicada por el ganado pastando y los tonos cálidos y húmedos de la cueva. Frammartino destaca por esas composiciones lentas e inmersivas. En sus imágenes hay raices del cine primitivo el que trata de transmitir la curiosidad al espectador por las grandes aventuras y en el que hay una fascinación por lo indómito, lo incomprensible, lo que hay bajo nuestros pies y que les hace temblar. Es un cine casi documental en el que la cámara se convierte en una antropóloga que mira desde lejos y se recrea en picados y contrapicados para registrar la gesta de un grupo de hombres. Se agradece que la distribuidora La Aventura apueste por estrenar en pantalla grande esta pequeña joya cinematográfica.
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