Para este lunes tenía pensado otro tipo de post, de hecho tenía ya los enlaces y la documentación preparada, pero como este es un fin de semana extraño para los que tienen hijos, he intentado aprovechar el tiempo para acabar un proyecto en el que estoy metido como copy e intentar acabarme un libro de los que a mi me gustan, de conspiraciones, misterios y dónde la realidad es un espejismo que nos pintan los medios de comunicación.
Afortunadamente para mis hijos y mi pareja, más allá de este gusto por las conspiraciones, tengo un punto humano y tengo unos rituales muy extraños para concentrarme, y uno de ellos es mi rutina de activación neuronal. Me levanto el primero -no soporto despertarme y ver gente despierta- me hago un café y con un cigarillo en la mano -si, se que no es sano, así que no me insistáis que ya fumo al lado del extractor de humo para no contaminar a mis hijos- me leo las noticias, o eso que dicen que son noticias en el móvil. Y este domingo tenía toda la pinta de ser un día normal, café, noticias, escribir un poco, preparar desayunos, volver a escribir para volver a la rutina de hacer la comida y esas cosas que hacen las familias formales, pero me he encontrado con un post de una persona que no conocía, lo cual es normal, soy un desastre social y voy tan ensimismado con mis cosas que soy capaz de cruzarme por la calle con mis padres y ni darme cuenta. El caso es que el móvil, tan ladino y taimado para romper mi concentración, me ha avisado que había un post que podría ser de mi interés, era de una tal Clara Tiscar y como soy de los que se dejaba llevar, me lo he leído y ha provocado que mi planing del post del lunes cambie y me ponga a teclear esto.
Supongo que el post me ha tocado la fibra sensible, me gusta escribir desde antes de darme cuenta que el mundo es una ecuación fácil de memorizar pero difícil de entender, y he me ha recordado esa novela que tengo a medias, esos ritmos locos que llevo para hacer mi trabajo, mi parte de tareas del hogar, cuidar a los enanos, escribir en el blog y algún que otro trabajo que hago como copy.
La verdad es que ahora que lo pienso, realmente me gusta, porque no ha de ser normal ir con el portátil a todos los lados y a la primera de cambio ponerse a escribir el blog en un bar mientras esperas a que los niños salgan del colegio, o cuando tienes una reunión y como ves que se a atrasar te pones a explicar cualquier anécdota o noticia que has visto en el periódico -no os creeríais la cantidad de post que he escrito en esas condiciones-
Con lo que estoy muy de acuerdo con Clara es que para escribir hay que practicar, día y noche, cuanto más mejor. La práctica quizás no te haga ser el mejor, pero sino duda, conseguirá que tu forma de expresarse mejore. Es una condición fundamental, practicar lo que quieres hacer y cuanto más mejor.
Otro punto importante, más allá de practicar, es conocer tus herramientas, y no me refiero a la tecnología, sino a las palabras. Conocer los ladrillos con los que construyes la catedral de tu imaginario es fundamental, y no hay mejor camino para familiarizarse con estas piezas básicas de este trabajo que leer, y como todo, cuanto mayor sea la calidad mejor será el aprendizaje. No digo que tengamos que leer a escritores rusos, simplemente que leamos a los mejores en la categoría que nos gusta, ya sea terror, ciencia ficción, o conspiraciones varias, aprende de los mejores. Y sino me crees, cambia el sentido de la afirmación y verás que aprender de los peores no tiene ningún sentido a no ser que sea una conferencia estilo TED donde las frases brillan más por el ingenio que por la coherencia interna del significado.
Por último, y quizás lo más difícil, es tener algo que contar. Nuestro día a día es un paradigma de rutina tras rutina, y buscar algo extraordinario es complicado. Por eso es importante cultivar la mente, me da igual si te pones guano en el occipital, conoces a mucha gente interesante, o si usas la técnica vicaria de aprehender el mundo a través de los escritos de otro, pero necesitas tener algo que contar.
No digo que estos tres factores sean importantes para escribir, líbreme Dios, pero si alguna vez alguien le da por leerte agradecerá bastante el que sepas usar las palabras y que tengas algo que contar.