En los años 30, sus años de cinéfilo, Borges se espantaba ante las monstruosidades de un invento flamante: el doblaje que era capaz de combinar la belleza ilustre de Greta Garbo con la voz de una chiruza cualquiera. ¿Qué hubiera dicho de una película como $9.99 que combina las voces de un puñado de actores famosos como Geoffrey Rush o Anthony LaPaglia con muñequitos modelados con plastilina?$9.99 es un extraño espécimen del stop motion, una vieja técnica de animación que se atreve hacer lo que la animación, por lo general, se empeña en disimular: ser imperfecta. La plastilina es tosca, los personajes se mueven de manera discontinua, la ilusión de realidad nunca llega a producirse y sin embargo en manos de un cineasta como Tatia Rosenthal esa imperfección alcanza niveles de nihilismo insospechados y produce una rara emoción.$9.99 es una película coral, entretejida por los destinos de media docena de personajes que orbitan alrededor de un edificio de departamentos. Hay un mendigo fumador que, quizás, sea un ángel; un niño con un apego enfermizo por su alcancía; una víctima del amor que lidia con tres duendes microscópicos y un hombre de negocios apocado y tristón preocupado por la suerte de sus dos hijos (uno, que sale con una modelo insufrible y otro que espera que el sentido de la vida le sea revelado en un libro de autoayuda).Contra esa estética del alarde que arruina, a menudo, el cine de animación $9.99 es al mismo tiempo modesta y sofisticada, fabrica un mundo entero con unas pocas cosas: un par de efectos de luz, unos decorados al estilo Eduard Hopper y una capacidad de observación muy afilada, que se mueve con la misma soltura en los mismos espacios y los objetos más diminutos. $9.99 es realismo mágico urbano en estado puro.
Presentación realizada por Alan Pauls en octubre de 2011 en Primer Plano I.Sat.
Transcripción del siguiente enlace audiovisual:
https://vimeo.com/30378589