Algún día habrá un lugar para nosotros. Llegará un día en que todo cambiará. Un día en que la tristeza dará paso a la alegría, la soledad a la amistad, la pobreza a la riqueza. Mágicamente, los condicionantes políticos y económicos, más políticos que económicos, que originan el desempleo, los recortes, la miseria desaparecerán, De un plumazo. Y seremos libres. Y seremos libres porque antes éramos muy esclavos. Se acabó el no poder hablar catalán por la calle, que el castellano sea obligatorio en la escuela, se acabó el ir a la cárcel por bailar una sardana…
Todo cambiará. Nuestros hijos encontrarán trabajo. Nuestros padres encontrarán trabajo. Vamos, yo creo que hasta nuestros abuelos encontrarán trabajo: de hecho, seguro que la yaya llegará a fin del mes de una vezpor todas. La democracia mejorará; no se sabe ni cómo ni por qué, pero la democracia mejorará: era España la que impedía que esto hubiera ya sucedido, naturalmente. Y sin embargo, de esa España que nos ha oprimido durante siglos, seremos los mejores amigos y aliados. Dejaremos de considerarles una raza inferior en los programas de nuestros medios de comunicación, como venimos haciendo desde hace veinte años. Porque somos así de guays. Pero no queremos ser siervos de España: preferimos la UE, EEUU o Israel. Dónde va a parar
Tenemos la oportunidad de crear un país nuevo. Y por eso, yo voy a votar que sí. Que sí-sí. Porque lo dicen Desmond Tutu, Adolfo Pérez Esquivel, Dario Fo, Ken Loach, Noam Chomsky, Andrea Camilleri e Ignacio Ramonet. Quiero que Catalunya asuma sus propias competencias y gestione sus propios recursos. Me parece fatal que nuestros políticos corruptos deban resignarse a robar menos que los españoles y a esconder sus millones sacados de las arcas públicas en Andorra porque no les llega para el billete a Suiza. Es terriblemente injusto.
Ah, no. Que dice Mas que a partir de mañana tampoco va a a haber corrupción. Vale.
Mañana llegará. Y con mañana, el triunfo. La era de Acuario. Venceremos. Ni siquiera habría hecho falta sacrificar (algo en que hasta los partidos supuestamente de izquierdas han estado de acuerdo) los recursos dedicados a Sanidad y Educación Pública (obviamente, no vamos a pedir a la escuela privada que se sacrifique, que sigan aleccionando a nuestros futuros gobernantes con el dinero de sus papás y con las subvenciones que salen del nuestro. Hasta ahí podíamos llegar. Los pobretones que tienen que ir a la destartalada escuela del barrio que se jodan) para una causa más elevada, como es la propaganda electoral de la doble respuesta afirmativa. ¿Por qué, si los partidarios del no no quieren votar y los del sí-no ni siquiera han asomado la cabeza? ¿Por qué, si no va a haber ningún control para que no tiremos los votos negativos directamente a la basura? Mañana venceremos, y si los fascistas de Madrid quieren impedirlo, moriremos con honor: esperemos que nos hagan perecer entre sufrimientos demasiado terribles, después de todo hemos gobernado conjuntamente en tantas legislaturas… Eso tiene que unir, digo yo.
Es curioso: a veces siento un poco de pena por los españoles. No hacía falta gastar tantos años en denigrarles, inventar robos en el ámbito nacional que en ningún caso se podían comparar con los que se estaban realizando aquí sobre las rentas de todos nosotros por los mismísimos padres de la patria, bajo la batuta de las figuras intocables de la aristocracia y la burguesía catalana que detentan todo el poder en la sombra. Cuando uno se quiere ir, se va, y no hace falta convencerlo de lo que ya está plenamente seguro. Si mi novio ya no me mola, o quiero liarme con otro que tenga más pasta, considero excesivamente inmoral que encima vaya proclamando que es un desgraciadito y arrastrando conmigo a todos sus amigos.
Es curioso: a veces también siento un poco de pena por los catalanes.
Pero nada de eso importa. Mañana, todo cambiará.