Revista Música

A 36 años de la California Jam - Parte I: Entretelones

Publicado el 22 abril 2010 por Bitacorock

Desde que en junio de 1967, épocas de pleno fervor del hippismo, el flower-power y la guerra de Vietnam, el mundo rockero se congregó en masa en Monterrey, California, para disfrutar de tres días de plena música al aire libre, el estigma de los mega-festivales abriría un frondoso capítulo en la historia del rock.

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No sería igual, de ahí en más, el poder de convocatoria del que gozaría un movimiento aún entonces incomprendido por el grueso de una sociedad presa de las alocadas y antagónicas tendencias que se descolgaron con la década del ’60. El mundo ya no era el mismo y hasta la inmaculada estampa del jopo engominado del Elvis Presley de fines de los ’50 comenzaba a desteñirse bajo las largas cabelleras de los nuevos héroes del rock.

Dos años después de Monterrey, en agosto de 1969 largaba Woodstock en la otra costa estadounidense... y la carrera ya no se detuvo. Cada país, entre fines de los ’60 y los albores de los ’70 se dio el lujo de organizar su propio festival de rock, de concurrencia masiva y muchos con ediciones sucesivas año a año: los canadienses pusieron en marcha el Toronto Rock and Roll Revival; los ingleses, el Isle of Wight Festival; los suizos, el Montreux Jazz Festival; los dinamarqueses el Roskilde Festival... y no nos olvidemos... los argentinos, los célebres B.A. Rock, que hasta supieron llegar a la pantalla grande.

Con menos decibeles que estas verdaderas leyendas también convivieron otros festivales no menos multitudinarios, pero que exhibieron un programa más compacto y de menor duración basado en uno o dos invitados estelares y un séquito de números de "relleno"... o al menos, no tan estelares como los del top-billing.

De esos tesoros escondidos, la primera edición de la California Jam brilla con luz propia.

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En un mes como este, pero 36 años atrás, concretamente el 6 de abril de 1974 lo que por entonces era la afamada pista de automovilismo Ontario Motor Speedway -a unos 65 km al este de Los Angeles- se convirtió en el escenario no sólo de uno de los festivales mejor organizados del rock, sino también en el que, en su época, fue el más caro para los asistentes y el que más dividendos les dejó a los organizadores.

La cartelera de la Cal Jam contenía los ingredientes de un variopinto cóctel sonoro que de por sí actuaría cual poderoso imán para audiencias esencialmente heterogéneas, recurso de marketing bien pensado por cierto.

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Porque para empezar, los únicos puntos en común del par protagónico en el terreno estilístico se reducían a apenas dos, a saber: 1) ambos eran ingleses; 2) sus respectivos tecladistas compartían un monolito erigido en honor a su propia locura, desde que ambos habían salido airosos de la fusión rock-orquesta que a fines de los ’60 equivalía poco menos que a suicidio artístico.

Por lo demás, muchas semejanzas entre Deep Purple y Emerson, Lake & Palmer francamente no se encontraban.

El "relleno" venía bajando en jerarquía desde el tercer grupo inglés, representado por los reyes del heavy metal Black Sabbath, hasta un conglomerado de destacados representantes del funk, country, soul y rock sureño, de la mano de los norteamericanos Eagles (¿quién mayor de 45 no se acuerda de "Hotel California"?), Rare Earth, Seals and Crofts, Black Oak Arkansas y Earth, Wind & Fire.

La sofisticada organización apuntaba al súmmun y en épocas en las que la transmisión satelital era aún un juguete nuevo, la televisión americana se aseguró de la difusión en directo de buena parte del festival a lo largo de todo el país por medio de la cadena ABC.

Los afiches pronosticaban 12 horas de rock continuo, desde las 10 hasta las 22 hs de aquel 6 de abril, pero se sabe que la velada se extendió entre gallos y medianoche, precisamente cuando, tras una cálida jornada, el frío arreciaba en el escenario y calaba los huesos de los señores Emerson, Lake & Palmer. También se sabe a ciencia cierta que como producto de una acalorada disputa de Deep Purple con los productores de la ABC Color Television, un guitarrazo de Ritchie Blackmore destruyó una de las cámaras que iban a filmar el show siguiente de ELP...

En fin, cosas que pasan...

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Las cifras exactas de la concurrencia discrepan según la fuente: algunas hablan de 170.000 personas; otras aseguran más de 300.000. Como fuere, el sonido, el color, el fervor y el espectáculo en el escenario han dejado una huella imborrable en todos los que estuvieron presentes. Tanto, que algunos testigos presenciales han fundado el California Jam fanclub y vienen dando forma a un sitio web de próximo lanzamiento y un libro de recuerdos que planean editar en 2014, año del 40º aniversario del festival. También este Club se ha abocado a la loable tarea de restaurar el material fílmico ofreciendo sus versiones mejoradas en su propio canal de YouTube.

Nunca hubo un álbum oficial que recogiera este evento, sino sólo la transmisión televisiva en épocas en que el video VHS era aún un sueño a corto plazo y por ende nadie lo grabó. En consecuencia, la circulación oficial de los videotapes estuvo durante años y años supeditada al otorgamiento de la autorización correspondiente ("clearance") por parte de la ABC a los artistas involucrados, la que finalmente tanto Deep Purple como ELP lograron a mediados de esta década. Así, el DVD oficial "Live in California 74" (2006) presenta el concierto completo de Deep Purple y el doble "Beyond the Beginning" (2006) rescata en su disco 2 un segmento del concierto de ELP.

En 1978 la Cal Jam tuvo una segunda edición que esta vez sí fue grabada en un álbum, de la que tomaron parte Santana, Dave Mason, Aerosmith, Foreigner, Ted Nugent, ex-integrantes de Fleetwood Mac y otros. Sin embargo, el furor de la primera edición quedaría para la historia.

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También quedan sus ecos. Hoy la Ontario Motor Speedway, la "Indianápolis del Oeste" como se la bautizó desde su mera concepción, ya no existe como tal, ni siquiera su traza: fue clausurada y vendida en 1980. Víctima de los "desarrollos inmobiliarios" que se extienden como plaga en tantas partes del mundo, ha sido transformada a voluntad desde mediados de los ’80 y actualmente es un barrio más de la ciudad de Ontario, en el condado californiano de San Bernardino.

Y como, precisamente, al margen del bramido de los motores, también flotan los ecos de esa velada rockera de hace 36 abriles, en las próximas dos entregas vamos a efectuar una rápida recorrida de lo que ocurrió en el escenario cuando subieron, alternativamente, los dos platos fuertes de la Cal Jam 1974.

  • A 36 años de la California Jam - Parte II: Deep Purple (próximamente)
  • A 36 años de la California Jam - Parte III: Emerson, Lake & Palmer (próximamente)


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