La Piedad de Miguel Angel que se encuentra en la basílica de San Pedro -la más célebre de las cuatro esculturas que el artista florentino realizó sobre el tema de la Virgen y su hijo muerto- hizo hace 50 años su primer y único viaje fuera de Italia, cuando fue llevada a la Exposición Universal de Nueva York en 1964.
El viaje de La Piedad fue un acontecimiento extraordinario, que comenzó a gestarse en 1962 cuando el cardenal norteamericano Francis Spellman le pidió al papa Juan XXIII que permitiera exhibir la obra en el pabellón del Vaticano durante la Exposición Universal neoyorquina.
Con el consentimiento del siguiente pontífice, Paulo VI, la Piedad fue cuidadosamente empacada para el largo viaje por mar y por tierra y dejó, dos años después, la ubicación elegida por Miguel Angel en Roma.
La escultura fue colocada dentro de una caja de madera y un contenedor impermeable de metal para ser embarcada en la nave "TN Cristoforo Colombo" desde el puerto de Nápoles.
La parte superior del empaque fue pintada de un brillante color naranja, el color más visible en el mar, y contaba además con un sistema de seguridad luminoso y un cuidadoso plan de control a bordo: en ese momento, tenía un seguro por seis millones de dólares.
Si te ha gustado el artículo inscribete al feed clicando en la imagen más abajo para tenerte siempre actualizado sobre los nuevos contenidos del blog: