A Carlos Padilla

A Carlos Padilla

Hoy quiero, con este humilde post, homenajear a un colega de esta, nuestra casa de Siempreenmedio: Carlos Padilla. Hay otro Carlos (Carlospu) al que también admiro mucho, pero ese se va a quedar para otro día que me apetezca hacer homenajes (que son muchos y muchas los merecedores en esta casita, no se crean). ¿Que por qué hago esto?

Verán: he tenido la grandísima suerte de que Carlos escriba en Siempreenmedio. Si lo hubiese leído en otra parte, haría lo mismo que estoy haciendo ahora: recomendarles que no se pierdan sus posts.

Porque Carlos Padilla no tiene pudor. Sean inventadas o no, sus historias nos hablan de la esencia, de lo más mundano, de vivencias alocadas, de cosas de las que algunos recatados no se atreverían a hablar, de recuerdos de infancia (a veces compartidos, ¿cómo es eso posible?), de vulgaridades encantadoras, de una actualidad de escarnio, de un mundo surrealista y cargado de contrastes. Y todo esto lo hace en primera persona, con un humor redondo, de esos amables, que cargan con mortero a la que te descuidas. Me encanta leer sus publicaciones. Me hace sentirme más cerca de las cosas importantes. Me hace pensar que lo que nos pasa (engordar, quedarnos calvos, caernos y levantarnos con las cosas de la vida) es hermoso en esencia, que todo es un regalo que podemos contar y compartir, aunque a veces suene escatológico, cutre o provinciano. Con permiso de su señora, me siento identificada con Carlos Padilla hasta en cosas de tuétano. Por eso quería decirle, desde esta esquinita de la casa que todos compartimos en este blog, que es un crack. Y que yo, de mayor, quiero ser como él.