de Josh Malerman.
Título: A ciegasAutor: Josh Malerman.Editorial: Minotauro, 2015Páginas: 288.
SINOPSIS.
NO ABRAS LOS OJOS. Hay algo ahí fuera. Algo espantoso, que hace que la gente enloquezca y se suicide ante su sola visión. Nadie sabe qué es ni de dónde viene.
Cinco años después de que diera comienzo la pesadilla, los pocos supervivientes que quedan viven refugiados en el interior de casas y edificios, protegidos por puertas cerradas y ventanas con las cortinas echadas.
Malorie, que ha conseguido sobrevivir en una casa abandonada junto a sus dos hijos, decide abandonar la seguridad de su refugio para emprender un viaje por el río hacia un lugar mejor. En esta peligrosa odisea a ciegas, Malorie sólo podrá confiar en su instinto y en el entrenado oído de los niños, que no tardarán en descubrir que algo los sigue. Pero, ¿qué es?
Inmersa en la oscuridad, rodeada de sonidos, familiares unos, estremecedores otros, Malorie se embarca en una tremenda odisea; un viaje que le llevará a un mundo sin visión y de vuelta a su pasado. En un mundo que ha enloquecido, ¿se puede confiar en alguien?
IMPRESIÓN PERSONAL.
No hace falta que os diga el tiempo que lleva este libro descansando en mi estantería. Lo compré cuando se publicó en 2015 y a pesar de los corto que es, se fue quedando relegado por la invasión segura de otras novedades de ese mismo año, cosa que nos pasa a todos bastante a menudo.
A ciegas es un libro que se desarrolla en dos líneas temporales. Una primera, la del presente en la que Malorie con dos niños, una niña y un niño a los que ni siquiera ha puesto nombre, se embarca con los ojos vendados los tres, para recorrer el río cercano a la casa en la que llevan cinco años sobreviviendo, para encontrarse con otros seres humanos que han sobrevivido como ellos. Una segunda, que rememora lo que aconteció hace cinco años, cuando algo pasó y la gente con los ojos abiertos comenzaba a suicidarse o a matarse entre ellos, sin que nadie supiera que era lo que producía aquello más allá de que era un peligro abrir los ojos.
La novela es bastante claustrofóbica, no sólo porque la gente está encerrada en una casa con todo cerrado a cal y canto, sino porque cuando tienen que salir, lo tienen que hacer con los ojos completamente vendados y a ciegas han de localizar de pozo de agua sin saber que es lo que les acecha fuera. Que tantas personas vivan en una misma casa, sin ningún nexo familiar entre ellos, crea por necesidad tensiones que hace que se cometan errores insalvables de seguridad que tensionan aún más las relaciones, todos sospechan de todos y el ambiente se hace aún más irrespirable.
Tampoco la historia del presente te da tregua porque todo lo que acontece se basa en sonidos, olores y sensaciones que la protagonista a duras penas puede detectar y se sirve de los dos niños de apenas cinco años que tienen más desarrollados los sentidos que ella porque precisamente han sido entrenados para vivir en un mundo de ciegos o personas que no pueden abrir los ojos aunque vean.
Me gustaría poder contaros algo más de esta novela pero no debo. Sólo deciros que en su día hubo bastante debate sobre el final del libro. A mi personalmente me ha convencido bastante porque era muy complicado el cierre y creo que el autor lo ha enfocado bastante bien. Tendréis que leerlo para averiguarlo.