"Hubo momentos, tardes tranquilas, noches tempestuosas, en que Malorie les habló de que llegaría ese día. Sí, había mencionado anteriormente el río. Les había hablado de un viaje.
Tuvo cuidado de no decir nunca que esa sería su «huida» porque no podía soportar que pensaran que sus vidas cotidianas fuesen algo de lo que hubiese que huir.
En lugar de ello, les advirtió que una mañana, en el futuro, los despertaría con prisas y les ordenaría prepararse con el fin de abandonar para siempre la casa. Reparó en que podían detectar su duda, igual que eran capaces de oír cómo se deslizaba una araña por el cristal de una ventana cubierta por cortinas”Hace cuatro años, el mundo se volvió loco. Al principio las noticias eran confusas, la gente se moría, no habían respuestas.
Después, lo único evidente y verídico eran las víctimas, cada vez más y más numerosas. Víctimas que veían algo, cosas que les empujaba a hacer daño a los demás, para luego herirse a ellos mismos. La única solución eficaz conocida para salvarse, para subsistir, era no ver, no mirar.
NO ABRAS LOS OJOS. Hay algo ahí fuera. Algo espantoso, que hace que la gente enloquezca y se suicide ante su sola visión. Nadie sabe qué es ni de dónde viene.Sóla, embarazada, y con su hermana y padres muertos, Malori no tuvo más remedio que arriesgarse a conducir a ciegas: en un anuncio en el periódico, una casa de Riverbridge abre sus puertas a los extraños. Una “casa segura”, dice el anuncio. Un refugio. Un lugar que los propietarios esperan que sirva como santuario ante el creciente número de malas noticias que aumenta a diario.
En su mente, las criaturas se desplazan por campos abiertos sin horizontes. Se acercan a las ventanas de los antiguos hogares y miran con curiosidad a través del cristal. Observan. Examinan. Vigilan. Hacen la única cosa que Malorie no tiene permitido hacer. Mirar...Y ahora, después de casi cinco años viviendo allí, sabe que ha llegado el momento. Sus dos hijos son muy hábiles detectando e identificando todo tipo de sonidos, los ha adiestrado bien y no pueden quedarse más tiempo encerrados. Deben salir en busca de un futuro, para los tres y para ello tendrán que navegar río abajo a través del apocalíptico paraje en el que se ha transformado todo el entorno.
¿Cuán lejos alcanza a oír una persona? Malorie necesita que los niños oigan entre los árboles, entre el viento, en la orilla fangosa que conduce a un mundo entero lleno de seres vivos. Los niños tienen que escuchar.
¿Será capaz de conducirlos a ciegas, remar a ciegas hacia una vida mejor? “A ciegas” es la primera y hasta el momento el único libro de Josh Malerman, un autor americano, que es a la vez cantante y compositor de una banda de rock llamada The High Strung.
En España, ha sido publicada hace muy poco (2015) por la editorial Minotauro y su título en inglés es “Bird box”(2014).
Parece que Universal Pictures ha comprado los derechos cinematográficos de la novela, para poder llevarla a la gran pantalla (previsto para 2016). La dirección correrá a cargo de Andy Muschietti
“A ciegas” es una novela postapocalíptica y de terror, pero de terror del bueno, o al menos eso me ha parecido a mí.
Para que os hagáis una idea, me la recomendó una amiga que conoce bien mis gustos literarios, que sabe que me encanta la ciencia ficción y todo lo apocalíptico. Ella la empezó y no pudo continuar leyéndola porque literalmente “le daba miedo”.
A mí no es que me haya dado mucho miedo (es raro que una película o una novela lo consiga), pero creo que Malerman ha dado en el clavo en cuanto al argumento, a la forma de escribir y describir ese mundo fuera de lo normal. Un mundo donde no es posible salir de casa con los ojos abiertos, ni contemplar el exterior, el campo, el cielo, los árboles, la hierba, porque existe la posibilidad de que puedas encontrarte con algo, ver algo que te lleve hacia una irremediable locura. ¿Os imagináis algo así?
Por otro lado la ambientación ha conseguido envolverme por completo, tanto que me he metido totalmente en la piel Malorie: me he agobiado saliendo cada día a coger agua del pozo, me he sentido angustiada conduciendo a veinte por hora en busca de la supuesta casa-refugio de la noticia del periódico, pero sobre todo lo he pasado mal (y al mismo tiempo me lo he pasado pipa) remando con los niños en un río rodeada de vete tú a saber qué criaturas, chocándome contra todo, a tientas, con los ojos vendados.
En la narración dos tiempos intercalados: capítulos dedicados al presente, que comienza el día en que Malorie y los niños salen al exterior, después de esos más de cuatro años encerrados, y otros al pasado, en los que Malorie recuerda como empezó todo y como fue su vida con aquellos desconocidos, los residentes del refugio.
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
Me ha fascinado. Lo he devorado en dos días, sin poder parar de leer. Y los tres últimos capítulos…, ¡trepidantes! Me ha dado tanta pena acabarlo…
El final ha estado a la altura, ¡menos mal!, porque mientras avanzaba me preguntaba si realmente merecería la pena. Es bastante resolutivo (aunque alguna que otra cosa queda en el aire, cierto) pero al mismo tiempo el autor lo deja bastante abierto a una posible continuación. Me encantaría una segunda parte, pero me temo que muy probablemente ésta no sea la idea de Malerman.
En definitiva, he disfrutado mucho leyendo esta novela que, con sus casi 300 páginas se me ha antojado tremendamente corta.
Os animo "A CIEGAS" a descubrir qué se cuece ahí afuera, entre las páginas de esta historia. ¿Os atrevéis?
Mi puntuación, la máxima: