Portada de A ciegas
Esta es la propuesta que nos hace "A ciegas", la primera novela de Josh Malerman. Nos encontramos en una especie de mundo apocalíptico. Los pocos supervivientes que quedan viven confinados en sus casas o en espacios cerrados. Malorie vive junto a sus dos hijos pequeños en una casa cuyas ventanas están tapadas con mantas para no poder ver el exterior. Una mañana reúne el coraje necesario para abandonar su refugio en busca de un lugar mejor. Emprende un viaje por el río en una precaria embarcación, vendados tanto sus ojos como los de los niños, remando a ciegas, guiada sólo por los entrenados oídos de sus hijos y por una voz. Una voz que nunca la abandona, que la acompaña en el dolor y la angustia. Es una huida frenética, en la que tendrá que hacer frente a sonidos que creía olvidados y diferenciarlos de aquellos nuevos que podrían suponer un peligro, calibrar la distancia de las posible amenazas y enfrentarse a sus miedos más profundos. Sabe que más tarde o más temprano llegará el momento más temido, sabe que llegará a ese punto de no retorno en el que tendrá que quitarse la venda y ver."Piensa en la casa como si fuera una enorme caja. Quiere salir de esa caja. Tom y Jules, fuera, siguen en la caja. Todo el planeta está encerrado. El mundo se ha visto confinado a la misma caja de cartón que alberga a los pájaros. Malorie sabe que Tom busca una salida. Pero se pregunta si no encontrará otra tapa, y luego otra.Este es el arranque de esta trepidante novela que os aseguro os va a dejar sin aliento. La historia se cuenta en dos hilos temporales. En uno seguimos el peregrinaje de Malorie por el río en busca de un futuro mejor, en el otro nos retrotraemos cinco años atrás y empezamos a conocer cómo se llegó a ese estado de desesperanza. Malerman es hábil alternando ambos hilos temporales. Recurre en la mayoría de ocasiones a capítulos cortos y sabe cuándo pasar de un tiempo a otro sin romper el ritmo y manteniendo el suspense. Su forma de escribir es un poco parecida. No es la suya una prosa excesivamente elaborada ni tampoco construye ese tipo de frases que atrapan y golpean, sino que es la sucesión de las mismas la que nos pega a las páginas de este libro. Sentencias cortas encadenadas que imprimen a la trama un ritmo que va in crescendo. Una tras otra. PUM, PUM, PUM. Como el corazón que nos sale por la boca, como la sangre que golpea en nuestros oídos. PUM, PUM, PUM. Es el sonido del miedo.
"Enjaulados -piensa-. Para siempre.""
"Huele a muerte. A agonía. A podredumbre. El cielo se desploma. El cielo se muere. El cielo ha muerto."
Fell on black days. Fotografía de Phil Long
El miedo, esa emoción que a veces nos paraliza y que en ocasiones es el baluarte de nuestra supervivencia. El autor estadounidense nos sumerge en un mundo de oscuridad, apela a nuestro miedo más primigenio como seres humanos, el miedo a lo desconocido. Y demuestra una gran astucia no profundizando demasiado en el fenómeno que ha puesto el mundo patas arriba. Se hubiese adentrado en el siempre pantanoso mundo de la ciencia-ficción y yo hubiese disfrutado mucho menos de esta novela. Opta en su lugar por la vertiente psicológica, por indagar en el cambio de comportamiento que se opera en los supervivientes. Ese miedo madre engendra muchos otros miedos. Miedo a educar a los hijos para vivir en un mundo sin esperanza, miedo a ver lo que no queremos ver, miedo a volver a encontrarnos con el mundo conocido, miedo de nosotros mismos, miedo de todo y de todos. Es inevitable. El miedo siembra irremediablemente la desconfianza. En las situaciones extremas aflora lo mejor y lo peor del ser humano."-Tom y Jules no volverán, Cheryl. Asúmelo. Y cuando vivas una semana más porque fuiste capaz de comer su parte de la comida y luego puedas comerte a Victor también, entonces quizá entiendas que ya no hay lugar para eso que llamas esperanza."Es increíble todo lo que consigue Malerman con un simple trozo de tela anudado en torno a nuestros ojos. Sí, a los nuestros también. Nosotros sólo vemos lo que ven sus personajes. Cuando sus ojos están vendados estamos a merced del resto de nuestros sentidos. No sabemos a qué nos enfrentamos. Quienquiera o lo que sea que está ahí fuera y que ha convertido el mundo en un lugar inhabitable no sabemos lo que es. Todos los que lo han visto están muertos. No queda nadie que nos lo pueda contar. Yo he dudado incluso en ocasiones de que realmente hubiera algo ahí afuera. Porque sí, otro logro admirable del autor es conseguir que a la vez que nos tiene sumidos en esta trama que es como un remolino de fuerza centrípeta nos invita con ella a pensar y a reflexionar.
Pero sí que hay algo a qué temer en el exterior y Malorie está a punto de enfrentarse a ello. Malorie. El también músico nos regala un personaje que va levantando poco a poco hasta dotarle de una dimensión enorme. Ella representa la esperanza y la supervivencia. La hemos acompañado durante los últimos cinco años. La hemos visto crecer y hacerse fuerte, la hemos visto luchar por mantenerse viva día a día. Hemos sentido su angustia, su agobio, su desesperación. Ha hecho lo que tenía que hacer. Aun así necesita hacer más. Lo que sus hijos y ella llevan no puede llamarse vida. Le queda un último esfuerzo titánico por acometer y está dispuesta a jugársela. Lleva años preparándose para surcar ese río. Lleva años imaginando con temor ese momento en que deba abrir los ojos. Está preparada. Yo también he intentado prepararos. Os he ido contando en esta reseña todo a lo que tendréis que hacer frente. Y ahora os pregunto: ¿estáis preparados para vivir en la oscuridad? ¿Estáis preparados para vivir a ciegas?
"Les han dicho que enloquecerán. Por eso enloquecen."
"EL HOMBRE ES LA CRIATURA A TEMER."
Overlooking the River Fog. Fotografía de MacIntact
Ficha del libro:
Título: A ciegas
Autor: Josh Malerman
Editorial: Minotauro
Año de publicación: 2015
Nº de páginas: 288
Primeras páginas y booktrailer
Primeras páginas de "A ciegas"Booktrailer de "A ciegas"