Con el paso de los minutos la selección rusa se fue asentando sobre el mojado césped, adaptándose así al laborioso y combinativo juego español. Los minutos pasaban, y España no encontraba esa fluidez en su juego tan característica, acusando en ocasiones de una lentitud en su juego que les perjudicaba sobremanera. Pero el fútbol no es una ciencia exacta, y cuando la selección rusa estaba más cómoda, llegó el primero de la sub-21. Deulofeu se metía hacia dentro con el balón, y asistía al espacio para Rodrigo, quien con un buen disparo cruzado batía a Zabolotnyi, poniendo en 1 a 0 en el marcador.
España dominaba el partido a sus anchas, con Thiago comandando todas las acciones. Al ser un partido amistoso, en el descanso llegaron las tandas de cambios múltiples, dando entrada a jugadores como Tello, Illarramendi y Muniain. Con apenas 4 minutos de segunda parte disputados, Yakovlev se sacaba un inesperado disparo que pillaba descolocado a Mariño, y tras un intento fallido de parada del guardameta, el balón se introducía en su portería desafortunadamente para él. Parecía increíble, pero era el segundo acercamiento ruso, y el marcador estaba igualado a un gol.
La Sub 21 no cayó en la precipitación y siguieron jugando con calma en busca del 2-1 La Rojita seguía a lo suyo, fútbol de toque, largas posesiones, rápidas triangulaciones, asociaciones en forma de rondos. Mientras, los rusos, corriendo tras el balón, replegados, en busca de otro golpe de fortuna o de un letal contragolpe que les pusiera por delante. España lo intentaba, pero el gol no llegaba. Thiago recogía el esférico en el medio del campo, la jugaba con su compañero Iker Muniain, y éste, desde la frontal del área, se sacaba un tremendo disparo ante el que el arquero ruso solo pudo ver como entraba.Con el gol de "Bart Simpson" Muniain, el combinado ruso desistió en sus intentonas por llevarse el encuentro o, al menos, de empatarlo.
La anécdota del partido fue que se fue la iluminación del Estadio, pero el colegiado portugués decidía seguir jugando el partido, ya que contaban con la iluminación suficiente para ello. Con el partido en su tramo final, llegaba un nuevo gol español. Fugaz galopada por la banda de Montoya, quien se adentraba en el área y era derribado. El colegiado señalaba penalti. El encargado de transformarlo fue Thiago, quien cerró una gran actuación con este gol que sentenciaba el encuentro. Los chicos de Lopetegui llegarán con buenas sensaciones tras esta victoria ante su futuro rival allí, la selección rusa.